Quizás para un criminólogo, esta es una pregunta recurrente: ¿por qué delinquimos? ¿Cuál es la razón por la que las personas delinquen? ¿Por qué existe el delito? A lo largo de los siglos, las respuestas a estas preguntas han evolucionado. Se ha pasado del criminal nato definido por Beccaria, a las ideas sociológicas de Durkheim, y se han incorporado enfoques psicológicos, biológicos, ambientales, económicos e incluso aquellos que combinan elementos de varias ramas. En este artículo, Stella Ramos, alumna del Máster Profesional de Analista Criminal y Criminología Aplicada de LISA Institute, explica cómo las teorías criminológicas intentan dar respuesta a las razones del comportamiento delictivo.
Explicar el comportamiento delictivo no es tarea fácil. Existen muchos factores que influyen en la conducta delictiva. Dar una sola razón por la cual delinquen las personas es difícil. Ya sea desde un punto de vista biológico, psicológico, social, ambiental o económico, las causas que rodean a la conducta delictiva pueden ser muy variadas. Durante muchos años, los estudiosos del delito han intentado darle una explicación a través de las teorías criminológicas.
El objetivo de este artículo es presentar y comparar las principales teorías que explican la conducta criminal. Así, se pretende señalar cuáles son los enfoques y teorías más importantes y generales dentro del ámbito de estudio de la criminología sin entrar mucho en detalles para que el lector sea consciente, por un lado, de la cantidad de factores que pueden influir en la conducta criminal y, por otro lado, de la diversidad de puntos de vista dentro de esta ciencia.
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Entre otras razones, entender por qué delinquen las personas es fundamental. Por un lado, es imprescindible para la criminología aplicada ya que utilizan estos planteamientos para prevenir, controlar y reducir la delincuencia; así como para elaborar políticas públicas de calidad. De esta forma, si conseguimos entender cuáles son las razones por las cuales los individuos realizan conductas delictivas, se podrá trabajar desde las instituciones para prevenir estos comportamientos.
Principales enfoques teóricos para explicar la conducta delictiva
Para poder explicar por qué delinquen las personas, se puede acudir a los principales enfoques teóricos dentro del estudio de la criminología como son las teorías clásicas, las teorías positivistas, las teorías sociológicas, los enfoques críticos y contemporáneos, y los integradores y multicausales. Así, a lo largo de este artículo vamos a hacer un recorrido por todos estos enfoques y cómo explica cada uno la delincuencia.
Teorías clásicas sobre la conducta delictiva
En primer lugar, nos encontramos las teorías clásicas. Entre los autores clave de estas teorías están Cesare Beccaria y Jeremy Bentham. Para las teorías clásicas, el delito es una elección racional. El individuo sopesa los beneficios y los costes de cometer un delito. Así, los individuos son seres racionales que toman decisiones basadas en la evolución de costos y beneficios. Además de este enfoque racionalista, la teoría clásica también pone el énfasis en la ley y el castigo.
Los puntos principales de la teoría clásica son el libre albedrío y racionalidad. De esta manera, los individuos tienen la capacidad de elegir entre el bien y el mal. Además, las personas tienen la capacidad de evaluar los costos y los beneficios. Entre las críticas de la teoría clásica se puede señalar que no consideran otros factores como los sociales, económicos, biológicos, psicológicos o ambientales. Además, puede ser vista como reduccionista o simplista.
Teorías positivistas
Las figuras clave de la corriente positivista son Lombroso, Ferri y Garofalo. Esta escuela se centra en la idea de que el delito se ve influenciado por factores biológicos o sociales. Señalan que la conducta criminal está determinada biológicamente. Esta escuela se opone, radicalmente, a las teorías clásicas y sus ideas de racionalidad y de libre albedrío, representando así un cambio de paradigma.
Esta escuela considera que existen consideraciones biológicas que predisponen a la conducta criminal. El hito que desarrolla esta teoría es «El hombre delincuente» de Lombroso. Así, según este autor, los motivos del comportamiento antisocial tienen origen en factores innatos o biológicos. Por su parte, Garofalo pone el foco en las deficiencias psíquicas y morales hereditarias de los individuos, mientras que Ferri incluye elementos de carácter físico y social.
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«Entre las posibles críticas a estas teorías está su tendencia al determinismo biológico y psicológico. Se centran demasiado en el individuo y dejan de lado factores sociales, económicos y políticos. No obstante, como se ha señalado, Ferri sí pone el foco en estos últimos.
Teorías sociológicas
En el siglo XX, dentro del estudio del delito, tuvo mucha influencia la Escuela de Chicago. Esta escuela se conformaba por una serie de sociólogos y criminólogos que trabajaron en la Universidad de esta ciudad, estudiando el delito desde un punto de vista social. Dentro del enfoque sociológico, se pueden encontrar teorías como la de la anomia de Durkheim, la teoría de la subcultura del delito de Cohen, Cloward y Ohlin; la de la asociación diferencial de Sutherland, la teoría del control social de Hirschi o la teoría de la desorganización social de Shaw y McKay, entre otras.
Este enfoque se centra en estudiar el delito como un fenómeno social. Así, se destaca la influencia de factores como el entorno, las relaciones sociales o la estructura social en el desarrollo de la conducta delictiva. Todas estas teorías nos presentan diferentes razones por las cuales una persona puede delinquir.
Por ejemplo, según Durkheim y su teoría de la anomia, una persona delinque por la falta de normas sociales claras y por no poder alcanzar las metas socialmente esperadas. Por otro lado, Cohen, Cloward y Ohlin en la teoría de la subcultura del delito señalan que existen ciertos grupos sociales que desarrollan normas y valores que promueven la delincuencia como una forma de adaptación a la sociedad.
Según Sutherland, el comportamiento delictivo es aprendido, no heredado, por medio de la interacción con otras personas y debido a la excesiva cantidad de definiciones favorables hacia el delito. Esto es lo que desarrolla en su teoría de la asociación diferencial.
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La teoría del control social de Hirschi señala que el control social sería un instrumento a través del cual los individuos podrían discernir y anticiparse a las consecuencias que podría acarrear la comisión de algún acto ilícito. Otra teoría dentro del enfoque sociológico es la de la desorganización social de Shaw y McKay. Según estos autores, la delincuencia y los comportamientos desviados se deben a la desorganización de las comunidades y a factores como la alta rotación de la población, la falta de cohesión social y la desigualdad.
Como se ha podido comprobar, en enfoque sociológico ha tenido un gran aporte en la teoría criminológica y ha sido de gran importancia. Aquí se han señalado algunas de las teorías principales y que más repercusión han tenido desde este punto de vista social. Aún centrándose todas ellas en el ámbito sociológico, cada una pone el foco en una razón concreta. Pero aun siendo tan importantes en el mundo de la criminología, también han recibido críticas.
Entre ellas, la principal sería que la mayoría se centra demasiado en las estructuras sociales y dejan de lado los factores individuales para explicar el comportamiento delictivo. Por ello, se puede llegar a la conclusión de que los individuos son meros productos sociales y el comportamiento delictivo es lo que deriva de ello, dejando a un lado otros factores importantes.
Enfoques críticos y contemporáneos
Dentro de los enfoques críticos, el delito no se entiende como una conducta sino como una etiqueta impuesta estructuralmente. El delito es una construcción social, poniendo el foco en el poder, la desigualdad y la injusticia estructural. No solamente se enfocan en el individuo que comete el delito, sino en quién lo define como tal. Así, se centran en las relaciones de poder, el control social o la desigualdad
Dentro de este enfoque, se puede encontrar la teoría del etiquetamiento o labeling approach de Becker, entre otras, en la que se destaca que la desviación es una construcción social frente a ciertas conductas socialmente inapropiadas. Por ello, la desviación no es una característica individual, sino que es parte de un proceso de etiquetado social. Al final, estas etiquetas pueden afectar a la percepción del individuo, quien acabará internalizando la etiqueta.
Por su parte, los enfoques contemporáneos explican el delito como el resultado de elecciones racionales individuales u oportunidades situacionales, entrando de nuevo en el enfoque individual.
Así, este punto de vista se centra en el cálculo de riesgos y beneficios como decisión racional del individuo, en las oportunidades delictivas, en la prevención situacional del delito así como en el diseño ambiental. Entre las teorías más reseñables se pueden encontrar la teoría de las actividades rutinarias de Cohen y Felson, la teoría de la elección racional de Cornish y Clarke o el CPTED o Crime Prevention Through Environmental Design.
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Cohen y Felson desarrollaron la teoría de las actividades rutinarias, a través de la cual entendían la delincuencia como una confluencia de infractores, víctimas u objetivos del delito y de ausencia de controles. Estos autores señalan que el aumento de la delincuencia se dará a partir de la convergencia en tiempo y espacio de delincuentes motivados para el delito, la existencia de objetos o víctimas apropiadas y la ausencia de guardianes eficaces.
Por otro lado, la teoría de la elección racional de Cornish y Clarke señala que el delito es resultado de un proceso de racionalización. En este proceso, el sujeto evalúa las consecuencias de su comportamiento y concluye que los costes son menores que los beneficios que obtendrá del delito.
Por su parte, el CPTED busca reducir la delincuencia y el miedo al delito a través de la modificación del entorno físico. De esta forma, el diseño ambiental puede influir en el comportamiento humano. Al modificar el entorno físico se puede disuadir el comportamiento criminal.
Estos enfoques también tienen sus críticas. Los enfoques críticos pueden llegar a ser demasiado teóricos y poco prácticos, no ofreciendo soluciones concretas al problema del delito, minimizando la conducta delictiva real, poniendo al delincuente en ocasiones como víctima del sistema. Además, tienen un marcado enfoque ideológico, lo que puede limitar su objetividad. Además, no son capaces de explicar todos los tipos de delitos, quedándose fuera los delitos de cuello blanco o de crimen organizado, así como aquellos en los que existen violadores en serie o asesinos múltiples.
Los enfoques contemporáneos también tienen sus críticas. En muchas ocasiones reducen el delito a una decisión racional del individuo, sin considerar otros factores como los sociales. Por otro lado, entienden el delito como el resultado de un problema de gestión del entorno, no como un fenómeno social complejo. Se centran en cómo ocurre el delito, no en el por qué del delito.
Además, estos enfoques ponen el énfasis en la prevención situacional. Esto puede desplazar el delito, aumentar la vigilancia sobre poblaciones vulnerables o crear espacios hostiles.
Enfoques integradores y multicausales
Los enfoques integradores y multicausales reconocen que las conductas delictivas son un fenómeno complejo que está influenciado por diversos factores. Así, desde estas perspectivas se pretende combinar diferentes teorías y así poder proporcionar una idea más completa de la criminalidad. De esta forma, se busca crear una teoría más amplia y explicativa de la delincuencia integrando diferentes factores a diferentes niveles para analizar y explicar la conducta delictiva. Es decir, se busca comprender el delito desde la complejidad real del ser humano y de la sociedad, sin caer en ideas reduccionistas.
Se han desarrollado diferentes modelos y teorías. Por ejemplo, se ha desarrollado lo que se conoce como la teoría general del delito de Godfredson y Hirschi, en la que se integra la teoría del autocontrol con la oportunidad. Según esta teoría, las personas con bajo autocontrol, cuando se enfrentan a oportunidades delictivas, son más propensas a delinquir.
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Otra teoría es la del desarrollo de la carrera delictiva de Sampson y Laub. Esta integra factores sociales, biográficos y estructurales para explicar cómo y por qué varía el comportamiento delictivo a lo largo de la vida. También se desarrolló la teoría de la integración social de Elliott et al. Esta teoría combina la del control social de Hirschi, la del aprendizaje de Sutherland y la de la tensión o anomia de Merton. Así, cuando hay bajo apego social, exposición a modelos delictivos y frustración ante metas sociales aparece el delito.
Por otra parte, el modelo ecológico del delito de Bronfenbrenner analiza la conducta delictiva como producto de varios factores. Estos incluyen factores individuales como la personalidad o la salud mental; factores relacionales como la familia o los amigos; factores comunitarios como la escuela o el barrio; y factores sociales o estructurales como la política, la desigualdad o la cultura.
También se desarrolló el modelo bio psico-social del delito, en el que se considera la interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales.
Estos enfoques en ocasiones pueden llegar a ser demasiado complejos. Al abarcar tantos factores, pueden resultar demasiado difíciles de entender y aplicar. Al centrarse en tantas variables, es complicado poder identificar las razones por las cuáles se cometen delitos. Esto puede suponer no poder elaborar políticas públicas eficaces en la prevención del delito.
Conclusiones sobre la conducta delictiva
Como se ha podido comprobar, responder a la pregunta «¿por qué delinquen las personas?» es muy complejo. Esta es una de las preguntas fundamentales en criminología y no tiene una única respuesta. Así, existen muchas razones por las cuales una persona puede decidir cometer un delito, y la finalidad de las teorías es poder explicarlo desde distintos puntos de vista (biológico, psicológico, social, económico, cultural…).
Para poder darle una respuesta a esta pregunta, hay que tener en cuenta que existen múltiples factores que pueden afectar a la conducta delictiva. Desde el punto de vista biológico, se señalarán aspectos como una predisposición genética o neurobiológica como aspectos claves en la comisión delictiva. Si ponemos el foco en los factores psicológicos, estos se enfocarán en las características individuales como la personalidad, la impulsividad o la empatía, como claves delictivas.
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Según los factores sociales, es el entorno quien influye en el comportamiento delictivo. Las teorías más influyentes se centran en estos factores sociales. Además, factores económicos como la pobreza, el desempleo y la desigualdad también pueden dar lugar a comportamientos delictivos, aunque esto no supone que toda persona que esté en dificultades económicas tenga que delinquir. También pueden existir factores culturales o subculturales cuyas normas y valores justifican el delito y que, normalmente, entran en conflicto con las normas sociales dominantes.
Además de todos estos factores, también hay que tener en cuenta que los individuos pueden cometer delitos por una elección racional de evaluación de costos y beneficios del delito. Incluso las teorías que integran varios factores tienen sus críticas al ser demasiado complejas de aplicar.
Por lo tanto, ¿por qué delinquen las personas? Ninguna teoría lo explica todo, pero todas juntas ayudan a comprender mejor este fenómeno tan complejo.
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