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La minería espacial: qué es y cuál es su legislación

Análisis

Lucia Albarsanz Cordero
Lucia Albarsanz Cordero
Estudiante de último curso del Grado de Relaciones Internacionales en la Universidad Rey Juan Carlos, con gran interés por la geopolítica en las regiones de Asia meridional y África. He participado en distintos modelos de Naciones Unidas y de la Unión Europea tanto a nivel nacional como internacional, permitiéndome adquirir más conocimientos sobre la materia, siendo mi objetivo poder participar y colaborar en estas instituciones en un futuro con mis análisis geopolíticos.

En medio de la creciente actividad de minería espacial, que busca explotar recursos en asteroides, la Luna y Marte, surge un complejo panorama legal. Esta práctica alimenta una competencia entre actores públicos y privados, donde los intereses económicos y los avances tecnológicos están a la par. Descubre más en este análisis de LISA News.

Julio Verne una vez dijo: «no hay obstáculos imposibles». Antes, viajar al espacio era una realidad del día a día gracias a sus libros. Ahora, la minería espacial sigue el mismo camino. Esta actividad, basada en la extracción de recursos minerales de cuerpos celestes como asteroides, la Luna y Marte, está generando un gran interés, aumentando su desarrollo a través de proyectos centrados en combatir la escasez de recursos en la Tierra, encontrar nuevos materiales y promover la expansión espacial.

La nueva «fiebre del oro» se traslada al espacio, alentando la carrera espacial de entes públicos y privados en un sector de tecnología emergente. El interés económico que genera la obtención de estos recursos, junto con el abaratamiento de la tecnología que financieramente te permite dar nuevos pasos en el espacio exterior, generan un nuevo campo de batalla en la astropolítica, buscando el control de ciertas rutas y el desarrollo de tecnología clave que propulse el sector, y al país que lo consiga.

Marco legislativo sobre la apropiación de recursos espaciales

A pesar del nuevo interés en el sector, el marco legal aún está en desarrollo debido a la novedad de la actividad. No existe un tratado internacional específico que regule la extracción de recursos en el espacio, aunque se han realizado varios instrumentos legales desde Naciones Unidas sobre el espacio exterior y sus actividades, en los que se menciona la minería espacial.

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En 1967, se creó el primer tratado espacial denominado “Tratado sobre el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes”, con el objetivo de establecer la utilización del espacio y su exploración en beneficio e interés de toda la humanidad, prohibiendo la apropiación nacional de la Luna y otros cuerpos celestes. De este modo, en apoyo a este tratado, se firma en 1979 el Acuerdo de la Luna, en el que se especifica que los Estados Parte deben notificar a Naciones Unidas sobre sus actividades en la Luna y otros cuerpos celestes, prohibiendo su militarización y obligando a su uso sostenible. Sin embargo, no es de gran relevancia en la práctica, al no estar ratificado por las grandes potencias como Estados Unidos, Rusia o China, lo que limita su eficacia.

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Ante la falta de un instrumento unificador internacional y aprovechando las indefiniciones en la materia, se han comenzado a promulgar leyes nacionales que regulen la minería espacial, asegurando la comercialización de los bienes exteriores obtenidos, otorgando ciertas garantías jurídicas. En 2015, Estados Unidos promulgó la Ley SPACE (Spurring Private Aerospace Competitiveness and Entrepreurship Act), que autoriza tanto a entes públicos como a privados estadounidenses a exportar, explorar y ser propietarios de las riquezas que puedan extraer de los asteroides, la Luna o cualquier cuerpo celeste. Siguiendo su ejemplo se sumaron otros países como Luxemburgo con la Ley de Recursos Espaciales de 2016, en la que se exige que las empresas tengan más del 50% de capital respaldado en este país, lo que atrajo a muchas empresas del sector. En la actualidad, alrededor de 10 empresas de minería espacial están domiciliadas legalmente en el país europeo. 

Más tarde, a principios de 2020, Emiratos Árabes Unidos se convirtió en la primera potencia del mundo árabe en promover la participación del sector privado, regulando los derechos de propiedad sobre las operaciones mineras y actividades comerciales ultraterrestres, mientras que engloba el entorno legal de las actividades en el espacio. Finalmente, el último en sumarse a esta creación de legislación nacional ha sido Japón con la entrada en vigor de la Ley de Desarrollo de Recursos Espaciales, que establece un marco legal para la exploración y explotación de los recursos espaciales como el agua y minerales, al mismo tiempo que brinda apoyo financiero para su investigación y al desarrollo de tecnologías para la minería espacial.

Interés económico de la minería espacial

La actividad espacial comercial eclipsa a la gubernamental en valor económico, el tamaño de mercado de la minería espacial en 2023 se estima en 1.70 mil millones de dólares estadounidenses, creciendo a una tasa compuesta anual de 16.01% para 2028.

Los asteroides son el nuevo atractivo para la iniciativa privada por la concentración de minerales que presentan, ya siendo objeto de misiones no tripuladas con fines de extracción de recursos. Se forman principalmente por la fragmentación de colisiones producidas entre cuerpos celestes o por la acumulación de materiales sobrantes en la formación de un planeta, lo que hace que las rocas y metales que los componen queden en la superficie, suprimiendo la necesidad de realizar grandes excavaciones, aumentando su atractivo. Asimismo, se requiere un menor uso de energía durante el aterrizaje y el despegue, gracias a la poca gravedad que alberga su atmósfera, sin embargo, esto también dificulta el manejo del instrumental. 

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Ante estos datos, las empresas ya realizan proyectos para el aprovechamiento de los materiales y oportunidades que ofrecen. Shackleton Energy está realizando proyectos para el aprovechamiento del hielo en los polos lunares, al contener sus cráteres 1.600 millones de toneladas de agua. Esta puede utilizarse en forma de suministros bebibles y de combustible, pudiendo separar sus componentes y utilizar el hidrógeno como carburante de la nave espacial y el oxígeno para respirar. Además, la Luna alberga una gran cantidad de Helio-3, un isótopo estable, apenas localizable en la Tierra, que puede ser usado para producir energía por fusión nuclear en un proceso más eficiente y limpio que el comúnmente utilizado.

Según los estudios del Instituto de Tecnología de Fusión de la Universidad de Wisconsin, se estima que la energía producida sería 250 veces mayor que la necesaria para extraer este recurso de la Luna y transportarlo a la Tierra, valiendo, aproximadamente, billones de dólares para quien lo controle. Por último, estas investigaciones buscan aprovechar las grandes fuentes de minerales y metales como el platino, oro, níquel, aluminio o titanio, cada vez más escasos en la Tierra, pero muy abundantes en la Luna y diversos asteroides, suponiendo un gran valor añadido para quien los posea. La empresa luxemburguesa Asteroid Mining Corporation planea comenzar a extraer recursos espaciales de asteroides en la década de 2030, centrándose en su comercialización a partir de 2035.

Lugar de lanzamiento: ámbito en disputa

La minería espacial tiene el potencial de transformar la geopolítica global, dado que las naciones que gestionen este nuevo campo determinarán el futuro del espacio. No obstante, hay países que cuentan con una ventaja estratégica al estar situados en zonas preferentes para la realización de los lanzamientos espaciales, encontrándose estos espacios en disputa por su dominio.

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Es el caso de los países que se encuentran en la línea del Ecuador, son lugares donde se registra la mayor velocidad de rotación de nuestro planeta, facilitando la tarea de colocar satélites en órbita y enviar naves y sondas espaciales. Este aumento de velocidad se utiliza como propulsor, permitiendo ahorrar en combustible en la operación de vencer a la gravedad terrestre. La Tierra gira sobre su eje de oeste a este, lo que hace convenientes los lugares de lanzamiento situados al oeste del océano y de zonas muy poco pobladas, ya que los cohetes durante su despegue desechan partes de su estructura. Por consiguiente, las zonas con mejores condiciones son Alcántara en Brasil y Kourou en la Guayana Francesa, siendo utilizada esta última por La Agencia Espacial Europea (ESA).

Además de determinadas localizaciones, también hay itinerarios comunes, como el trasbordo de Hohmann, pudiéndose producir cuellos de botella, tal y como ocurre en los océanos. El espacio es un lugar cuya congestión puede crecer con el aumento de satélites en órbita y de lanzamientos para proyectos espaciales como la recogida de recursos espaciales, constituyendo un problema a tener en cuenta.

El futuro de la minería espacial

Cada vez más países se suman y optan por posicionarse en este sector, al ser un método de diversificación e inversión económica. Una vez superada la barrera psicológica, la minería espacial empieza a dominarse por las startups, con nuevos proyectos de investigación.

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Como ya hemos visto, cada vez más países apuestan por esta actividad, al ofrecer acceso a recursos estratégicos escasos en la Tierra. Es un método para reducir la dependencia de las naciones de los proveedores terrestres, asegurando la disposición de recursos críticos para la industria y la tecnología, brindándoles independencia económica. De este modo, países como Luxemburgo crean un marco jurídico estable en su territorio con beneficios hacia este tipo de empresas, creando un espacio seguro para su desarrollo y para que depositen en este país sus beneficios.

Por otro lado, en el plano práctico, tras el éxito de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) en la recolección de muestras de un asteroide, trayéndolos a la Tierra por primera vez en la historia, más países se alejan de su escepticismo y deciden invertir en la minería espacial. China pretende enviar su primera misión tripulada a Marte en 2033 para construir una base habitada permanentemente con la que extraer los recursos del Planeta Rojo, puesto que llegará un momento en el que debido a los altos costes de traslado de materiales desde la Tierra, una de las opciones viables sería poder explotar los recursos espaciales para su utilización en las instalaciones ultraterrestres.

No obstante, la explotación de recursos espaciales puede generar la militarización del espacio, al competir las naciones por su control, pudiéndose producir conflictos tanto a nivel terrestre como a nivel ultraterrestre. Además, la minería espacial podría tener un impacto ambiental negativo en los cuerpos celestes, al alterar sus ecosistemas y producir la contaminación de estos.

La minería espacial es un sector en auge que presenta tanto ventajas como desafíos, siendo crucial que las naciones cooperen entre sí para desarrollar un marco legal y ético que asegure la sostenibilidad, equidad y seguridad de la actividad.

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