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Energías renovables: una transición clave ante la crisis climática

Análisis

Javier Julián-Segarra
Javier Julián-Segarra
Su interés innato por conocer y comprender los diferentes planos de la realidad internacional le ha llevado a dedicarse al análisis geopolitico y a la consultoría intercultural, después de haberse formado áreas como Geopolítica, Interculturalidad, Derecho, Marketing y Comercio Exterior, entre otras diversas materias. Todo ello en paralelo a una trayectoria profesional de varias décadas como Export Area Manager para diferentes empresas. Además, es alumno certificado del Curso de Analista Internacional y del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute.

La crisis climática en desarrollo se perfila como un multiplicador de amenazas, exacerbando problemas preexistentes como la migración, el auge del populismo y los desastres naturales. En este análisis, Javier Julián-Segarra, alumno certificado del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, examina la urgencia de una transición hacia energías renovables para abordar este desafío global.

La crisis climática que se está desarrollando constituye muy posiblemente un multiplicador de amenazas. Gran parte de todos aquellos problemas que arrastrábamos, resultarían agravados por la misma. Hablamos, entre otros, de emigración, del auge de populismos, los problemas hídricos, los desastres naturales y la desestabilización de países y regiones. Si damos crédito a la gravedad que supone el calentamiento global a nivel sistémico, la descarbonización total de la economía y de nuestro estilo de vida constituye la mejor opción para afrontar este escenario que ya tenemos frente a nosotros. Esa descarbonización requeriría de la transición a un nuevo mix de energías renovables y sostenibles.

Esta no es la primera transición energética que hemos vivido y tiene algunos aspectos en común, así como algunas diferencias, con las anteriores. Véase la de la combustión de madera a carbón, de carbón a petróleo y posteriormente también a gas natural.

En cuanto a las similitudes con transiciones anteriores encontramos:

  • Las transiciones energéticas son procesos complejos que requieren tiempo para completarse, en ocasiones anteriores, incluso generaciones.
  • En su desarrollo, estos procesos se dan a diferentes velocidades alrededor del mundo, en función de las circunstancias económicas, sociales y políticas de cada lugar.
  • Transitamos a un nuevo mix energético, no porque nos hayamos quedado sin existencias de la fuente principal del mix anterior, sino porque la nueva energía principal aporta ventajas técnicas y beneficios medioambientales que la favorecen.

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Con respecto a las diferencias de esta nueva transición podemos destacar la urgencia que requiere reaccionar ante la crisis climática mundial:

  • Necesitamos sustituir gran parte de las energías fósiles, sin tener apenas margen para coexistir transitoriamente con ellas, dado lo avanzado del proceso de calentamiento global.
  • Necesitaremos hacer esa sustitución incluso antes de que sea económicamente viable. Por ello será fundamental que sea dirigido por los gobiernos e instituciones, y no por las leyes del mercado.
  • Sin embargo, con los condicionantes político-económicos actuales, existe una alta probabilidad de que este proceso se extienda a lo largo de unas pocas décadas. Esos años podrían ser muy turbulentos y complicados social, económica y políticamente, aunque también constituirían nuestra ventana de oportunidad para readaptarnos al nuevo esquema energético.
  • Tendrá posiblemente efectos disruptivos, debido a su no gradualidad.
  • Implicará reformular los mismos fundamentos de la presente economía global, y ello nos llevará a un replanteamiento del orden político mundial.
  • La geopolítica basada en las energías fósiles, podría coexistir con una nueva geopolítica alrededor de las energías renovables. Pensemos en riesgos inherentes a los «choke points» en la logística energética actual, o al uso de los suministros de gas o petróleo como arma coercitiva.

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Entre los probables impactos geopolíticos de esta nueva transición energética podemos detectar los siguientes:

A) Cambio de rol geopolítico de aquellos estados productores de energía fósiles. Habría posiblemente ganadores y perdedores en este aspecto

  • Los países del Golfo, especialmente y posiblemente Rusia, podrían ver incluso aumentado su peso geopolítico debido a varios factores:
  1. Determinados procesos industriales continuarán requiriendo en el futuro de un consumo y producción residual de energías fósiles, asumiendo que estas se acompañen de la implementación de unas tecnologías de captura de carbono que a fecha de hoy todavía no están maduras ni mucho menos extendidas. La Agencia Internacional de la Energía pronostica, bajo esas condiciones, un consumo residual en el futuro de hasta un 50% del actual.
  2. Los países mencionados tienen con diferencia los costes de extracción más bajos y unas menores emisiones asociadas a esos procesos. Esto podría desplazar fuera del mercado a otros productores menos competitivos.
  3. En general, el resto de países productores de energías fósiles podrían ver reducida en gran medida su influencia geopolítica derivada de las mismas. Esto se podría acompañar de importantes tensiones económicas internas del recorte de ingresos nacionales derivados de la extracción y venta de energías fósiles, lo que a su vez podría desencadenar importantes tensiones sociales y exacerbar tensiones políticas latentes y no resueltas. Aquellos países que no estén ya implementando planes serios de diversificación económica, así como el reforzar elementos internos de gobernanza y solidez institucional, y de consolidación del capital social, podrían afrontar mejor ese escenario de desestabilización.

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B) Por otra parte, la firme apuesta por el desarrollo e implementación de fuentes de energía sostenibles, podría abrir a los países una ventana de oportunidad para la obtención de un mayor peso geopolítico

Según Meghan L. O.’Sullivan, directora del Belfer Center for Science and International Affairs, esos países necesitarían cumplir en especial con un par de requisitos:

  • Una apuesta fuerte y sostenida por la innovación tecnológica asociada a nuevas energías sostenibles y renovables. 
  • Disponer de acceso a fuentes de financiación baratas para las iniciativas empresariales relacionadas.

Otros factores que en su opinión resultarían favorables serían:

  • Su habilidad para llegar a establecer estándares en la industria de las energías renovables.
  • Tener acceso a los llamados minerales críticos para la industria renovable. Tengamos en cuenta que estos podrían volverse incluso más críticos durante las próximas décadas, a no ser que avances tecnológicos puedan posibilitar su menor uso o sustitución. En el corto plazo, China dominará este mercado de extracción y procesamiento, pero en el largo plazo, el poder geopolítico que China está obteniendo podría verse aminorado por dichos avances tecnológicos tendentes a su sustitución, o a que el resto de países competidores hayan desarrollado suficientemente sus propias estructuras de suministro y procesamiento.
  • Resultar como país competitivo en términos de eficacia y eficiencia en la fabricación y venta de tecnología y equipos para la industria de las energías renovables. Aquí China se muestra hoy por hoy incontestable.
  • Favorecer la industria alrededor de la fabricación y distribución de hidrógeno verde y del amoníaco derivado de este. Se estima que con el tiempo su relevancia podría asimilarse a la actual del gas natural. Esto constituye una oportunidad para países como España con condiciones iniciales favorables a su desarrollo.

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c) Posible auge de políticas proteccionistas por parte de aquellos países más comprometidos con una alta descarbonización de sus economías

Estas políticas buscarían la protección de sus industrias, frente a la producción, en ocasiones más económica, proveniente de países terceros con estándares medioambientales menores. Sería el caso del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) de la UE. Además, este tipo de medidas podrían llegar a originar diferentes circuitos comerciales para las mercancías de países más y menos avanzados en la descarbonización de sus economías y procesos, resultando en elementos desglobalizadores, y con posibles efectos colaterales en diferentes planos.

D) Partiendo de que actualmente la distribución de las energías fósiles representa un componente importante del comercio mundial, la transición a las energías renovables, más susceptibles de distribución internacional o regional, supondría otro elemento de desglobalización

E) Creciente relevancia de la relación entre Estados Unidos y China, siendo las dos superpotencias más importantes

Intentar alcanzar los objetivos de mitigación y adaptación al cambio climático requerirá de una estrecha y efectiva cooperación internacional en la implementación de las energías renovables. En mayor medida, esto señala a China y Estados Unidos, actualmente inmersos en una dinámica de confrontación geopolítica y geoeconómica.

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F) Relaciones entre economías desarrolladas y en desarrollo. Podemos diferenciar entre escenarios de baja y de alta colaboración internacional en el área de sostenibilidad y transición energética.

En un escenario de baja colaboración, como el actual, podría darse lo siguiente:

  • Los países desarrollados no conseguirían prestar el suficiente apoyo económico y tecnológico a aquellos en desarrollo. Así, los países en desarrollo serían incapaces por sí mismos de implementar una rápida descarbonización de sus economías, quedando anclados por más tiempo al uso de energías fósiles. 
  • Como hemos visto anteriormente, los países desarrollados frente a ello tenderían a proteger sus economías e incluso podrían plantearse sancionar a aquellos países con menores compromisos en sostenibilidad.
  • Las dinámicas anteriores podrían exacerbar la inestabilidad económica, social y política internas de los países en desarrollo, y su creciente frustración y hostilidad hacia los países desarrollados. Esto podría ofrecer una oportunidad a China y Rusia de incrementar su influencia geopolítica entre los países en desarrollo, así como un mejor acceso a los recursos naturales de los mismos.
  • En este escenario, las instituciones de gobernanza global verían más erosionada su relevancia e influencia.
  • Se vería también más dificultada la consecución del objetivo global de descarbonización total.

En un escenario de alta colaboración internacional sobre la descarbonización:

  • Los países occidentales desarrollados podrían fácilmente aumentar su influencia en el llamado Sur Global, contrarrestando aquella de China y Rusia.
  • Los países en desarrollo tendrían más garantías de poder gestionar y afrontar mejor los efectos de la crisis climática. También podrían mantenerse conectados comercialmente con los países desarrollados, y generar sinergias positivas para su estabilidad económica, social y políticas internas. Esto reforzaría la propia seguridad de los países desarrollados.
  • Se podrían ver reforzadas las instituciones de gobernanza global.
  • Existirían más posibilidades de alcanzar los objetivos de descarbonización global.

G) Durante la década o décadas, que probablemente nos lleve la implementación de la transición energética, se generarán probablemente tensiones económicas y sociales, que si no son gestionadas de manera justa y generosa por los gobiernos y sistemas políticos nacionales, podrían intentar ser capitalizadas por opciones políticas de corte populista

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