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El dilema de la Unión Europea sobre las tierras raras: ¿China o el medio ambiente?

Análisis

Gabriela Andreea Gherghel
Gabriela Andreea Gherghel
Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Apasionada por las Relaciones Internacionales y redactora polifacética con especial interés en la geopolítica y las interdependencias entre las principales potencias mundiales. Alumna certificada del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítica de LISA Institute.

Con el descubrimiento de un yacimiento de tierras raras en Suecia, la Unión Europea deberá decidir entre ganar independencia sobre las tierras raras respecto a China o preservar el medio ambiente. En este artículo, la alumna del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, Gabriela Andreea, analiza las dinámicas geopolíticas actuales y cuál es el debate europeo.

El nuevo cambio de gobernanza en las instituciones europeas tras las elecciones de 2019 puso el foco en una materia pendiente de la Unión Europea: la autonomía estratégica. Un factor que con los diferentes acontecimientos internacionales que han ido sucediendo a lo largo de las últimas dos décadas, ha tomado más relevancia en el viejo continente. 

La prueba más reciente de ello es la crisis energética desatada por la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, entre otros muchos factores provocados por las interdependencias de la Unión Europea con terceros países que no operan bajo el mismo prisma democrático como es el caso de China o Rusia. Sin embargo, el problema reside en que dichas interdependencias apuntan a que la Unión Europea es más dependiente de estos países, sobre todo en lo referente a materias primas, que viceversa. 

A pesar de que el gas es uno de los puntos débiles de los países europeos, el gran talón de Aquiles son las denominadas tierras raras. La preocupación de los 27 estados miembros de la UE es tal que, la Comisión Europea ha lanzado al menos 14 proyectos industriales de explotación de tierras raras en el territorio europeo, entre ellos la Ley Europea de Chips. 

¿Qué son las tierras raras?

Curiosamente, lo que actualmente se conoce como tierras raras remonta su origen a la ciudad sueca de Ytterby, muy cerca de la capital, Estocolmo, en el año 1787. El término de tierras raras no hace referencia a que sean difíciles de encontrar en la naturaleza, sino más bien a que es complicado encontrarlas en concentraciones que superen el 5%

Las tierras raras es el nombre que reciben 17 elementos químicos de la tabla periódica presentes en la corteza terrestre. Son materias primas fundamentales para la evolución de la tecnología. Concretamente, los 17 elementos representados en la tabla periódica son; el Cerio (Ce), Disprosio (Dy), Europio (Eu), Erbio (Er), Gadolinio (Gd), Holmio (Ho), Lantano (La), Lutecio (Lu), Neodimio (Nd), Prometio (Pm), Praseodimio (Pr), Terbio (Tb), Tulio (Tm), Samario (Sm), Escandio (Sc), Itrio (Y) e Iterbio (Yb). Estas materias primas se utilizan para la fabricación de móviles, ordenadores, baterías para los coches eléctricos, turbinas eólicas e incluso misiles.

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Estos elementos están próximos en la tabla periódica y, por lo tanto, comparten características físico-químicas como el poder radiactivo, que se manifiesta en su extracción. Por este motivo, la UE prefiere importarlas de otros países que minarlos en su territorio, para así evitar daños en las tierras de cultivo, fuentes de agua o incluso en los ecosistemas próximos. A pesar de que son necesarias, su coste de extracción es muy alto, y no en términos económicos sino medioambientales.

El gran dilema de estos diecisiete elementos es que a pesar de que su extracción es muy perjudicial para el medioambiente, son necesarias para frenar el cambio climático, gracias a sus capacidades magnéticas, su alta conductividad eléctrica y su empleo como fuentes de almacenaje. Más si se tiene en cuenta al Pacto Verde Europeo como una de las medidas estrella de la Comisión Europea. Su objetivo es reducir en un 55% las emisiones de CO₂ para 2030, en comparación con 1990, y posicionar a Europa como el primer continente de neutralidad en emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2050. 

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La hegemonía china sobre las reservas de tierras raras

En las últimas décadas, China ha ido ganando protagonismo en el ámbito internacional y ha terminado convirtiéndose en una de las potencias comerciales más importantes del mundo. Su gran apuesta y cambio de perspectiva se remonta al año 1992 con las palabras del expresidente Den Xiaoping en las que subrayaba que “aunque el Medio Oriente tenga las mayores reservas de petróleo, China cuenta con las tierras raras”. 

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China actualmente cuenta con la comercialización de más del 60% de las tierras raras a nivel mundial y hasta el momento ningún otro país ha logrado destronar su hegemonía. De ahí que uno de los principales pilares de su economía y política exterior sean las tierras raras, sobre todo enfocado hacia la Unión Europea, siendo China el mayor importador de estas materias primas. 

Ranking de los países con mayores reservas de tierras raras en 2021 en miles de toneladas métricas de REO. Fuente: Statista (2023).

China cuenta con las mayores reservas de tierras raras del mundo, seguido muy por detrás de Vietnam, Brasil y Rusia, entre otros. Sin embargo, el papel de Europa en lo que se refiere a estas materias primas tan importantes para el cambio climático es casi inexistente, lo que complica aún más su quimera europea de alcanzar una autonomía estratégica de países como China y Rusia. 

El dilema europeo: independencia sobre las tierras raras o cuidado del medio ambiente

El pasado 1 de enero de 2023, Suecia tomó la presidencia del Consejo de la Unión Europea y las líneas de actuación prioritarias eran: la seguridad, la competitividad económica, los valores democráticos junto con el Estado de Derecho y la transición ecológica y energética. No obstante, el término de autonomía estratégica juega y jugará un papel fundamental en la tercera presidencia sueca de esta institución

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A pesar de las tensiones con Rusia y la bloqueada adhesión a la OTAN por el veto de Turquía, Suecia está en pleno desarrollo en lo que respecta a las tierras raras. Recientemente, el 12 de enero de 2023, anunció el descubrimiento de un yacimiento con más de 585 millones de toneladas de tierras raras, la mayor reserva encontrada hasta ahora en Europa. Se trata del yacimiento Per Geijer ubicado en el municipio minero de Kiruna, una ciudad que se está trasladando debido a las grietas provocadas en el subsuelo por la exhaustiva explotación minera. 

La empresa sueca estatal Luossavaara-Kiirunavaara Aktiebolag —LKAB—, la mayor productora y distribuidora de hierro de Europa, fue la que encontró dicho yacimiento. Para el país, es una de las mejores noticias hasta el momento y consecuentemente también para la Unión Europea, ya que podría ser la llave para lograr reducir la dependencia de las tierras raras chinas. Aun así, esto significaría, paradójicamente, que Suecia estaría contaminando sus aguas y sus tierras para alcanzar los objetivos del cambio climático. Mientras tanto, para la ministra sueca de Energía, Ebba Buch se trata de un “acontecimiento significativo que puede tener un papel clave para garantizar una transición verde”. 

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Con las tierras raras, la presidencia sueca del Consejo de la Unión Europea estaría garantizando el impulso de la competitividad europea en el sector de las materias primas y, a su vez, un paso hacia delante en la transición verde. Sin embargo, ¿a qué precio?, ¿en cuánto tiempo lograría Suecia sustituir las importaciones de tierras raras chinas?

La empresa LKAB ha señalado que se necesitarán al menos uno o dos años para analizar bien el perímetro del yacimiento que se encuentra a tan solo 700 metros de la mina más grande de Kiruna, y al menos otros 10 o 15 para poner en marcha la extracción de las tierras raras. Aun así, Suecia está barajando la posibilidad de agilizar los trámites administrativos y aprovechar la conexión de las minas y las plantas de procesamiento conectadas a puertos y a redes ferroviarias. 

El paradigma sostenible sueco y europeo pivota entre una autonomía estratégica que requiere contaminar el suelo europeo justamente para garantizar su perduración y la realidad de frenar el cambio climático consiguiendo la neutralidad energética para 2055. 

Artículo de Gabriela Andreaa Gherghel editado por:

Soraya Aybar Laafou. Editora y analista especializada en África en LISA News. Politóloga y periodista interesada en los derechos humanos, la geopolítica y los procesos migratorios. Me apasionan las Relaciones Internacionales y observo con especial interés al continente africano. Soy directora de África Mundi, el primer medio de análisis sobre África en castellano.

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