El miércoles 7 de septiembre el Organismo Internacional de Energía Atómica publicó un informe donde avisaba sobre el creciente peligro relativo a los progresos nucleares de Irán y Corea del Norte.
El informe alertaba de la gran cantidad de uranio enriquecido al 60% que almacena Irán. Este dato es especialmente alarmante porque es el material necesario para la fabricación de bombas atómicas. Además, informaba sobre la reapertura de las instalaciones de pruebas nucleares en Corea, que llevaban casi una década parcialmente cerradas.
Según la OIEA, Teherán ha aumentado más de un tercio sus reservas de uranio enriquecido al 60%. Entre mayo y agosto pasaron de almacenar 131,6 kilos a 3.940,9.
Irán firmó en 2015 el Plan de Acción Integral Conjunto con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y la UE para regular su programa nuclear de forma segura y pacífica. Según se garantizó el acceso de la OIEA a todas las instalaciones nucleares iranís para vigilar el cumplimiento del acuerdo. En mayo 2018, EEUU rompió el acuerdo durante el mandato de Donald Trump y retomó las sanciones a Teherán.
Desde la ruptura del acuerdo, Irán incrementó su presencia en la carrera nuclear y sus reservas de uranio enriquecido, obstaculizando cada vez más las negociaciones para retomar el acuerdo.
En cuanto a Corea del Norte, Pyongyang ha reabierto y extendiendo su base de pruebas nucleares en Punggye-ri, donde se han probado seis bombas atómicas desde 2006. Según el Organismo Internacional de Energía Atómica, hay indicios claros de una reapertura del túnel Adit 3, cerca de Punggye-ri, en 2018 Corea notificó el cierre y derrumbe de estas instalaciones.
