La alianza geoestratégica Aukus entre Australia, Estados Unidos y Reino Unido por frenar la influencia de China en el Indo-pacífico no solo ha inquietado al gigante asiático, sino también, a las principales potencias de la Unión Europea. En este análisis explicamos qué es Aukus y cómo pretende potenciar las capacidades nucleares en el orden internacional.
El 15 de septiembre de 2021, los entonces primeros ministros de Australia y Reino Unido, Scott Morrison, y Boris Johnson, junto con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmaron un pacto tripartito como una alianza para contrarrestar la influencia de China en la región estratégica del Indo-pacífico, escenario de tensiones en el mar de la China Meridional y en Taiwán.
Este pacto estratégico fue bautizado como Aukus —del acrónimo en inglés de Australia, Reino Unido y Estados Unidos— y nació con el objetivo de “defender los intereses compartidos en el Indo-pacífico” de estas potencias.
Aunque la guerra en Ucrania ralentizó el plan, finalmente, el pacto geoestratégico entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia se materializó el pasado lunes 13 de marzo con una cumbre en San Diego. Allí dieron los primeros detalles sobre esta controvertida alianza.
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Durante la cumbre, Australia anunció la compra de al menos tres submarinos nucleares estadounidenses y un proyecto para construir los suyos propios, sobre la base de un diseño británico de próxima generación. Con esto, Washington avanza en uno de los ejes vertebrales en su plan de contención militar para frenar la creciente influencia china en el Indo-Pacífico, en un acuerdo considerados por muchos como “histórico”.
Y es que, hasta ese momento, Estados Unidos solo había compartido su tecnología para desarrollar submarinos con propulsión nuclear en 1958 con Reino Unido. Lo cual convierte a Aukus en un acuerdo sin precedentes.
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¿Cómo se materializará el plan Aukus?
Las últimas noticias apuntan a que, en un primer momento, Camberra se hará con tres submarinos estadounidenses clase Virginia con capacidad nuclear para reforzar de forma inmediata su debilitada flota de seis Collins —que irán quedando fuera de servicio hacia 2039—. Además, se reservará la opción de adquirir dos unidades adicionales y sus submarinistas recibirán entrenamiento en las capacidades, operación y mantenimiento de estos equipos.
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Esta primera fase sería el parche para un plan a largo plazo que incluye la construcción de los primeros submarinos australianos sobre un modelo británico SSN(R) —Submersible Ship Nuclear Replacement—, impulsado por BAE Systems y Rolls-Royce. Estos buques todavía están en fase de diseño y no se espera que entren en servicio hasta, como muy pronto, 2040. La variante australiana probablemente llevará un sistema de combate de la estadounidense Lockheed Martin, compatible con los Collins, Virginia y el resto de la flota norteamericana.
Estos submarinos convertirán al país en la séptima nación del mundo con más sumergibles nucleares a través de una inversión prevista de al menos 100.000 millones de dólares australianos –66.369 millones de dólares estadounidenses o 62.234 millones de euros—. Los únicos países que actualmente poseen submarinos de propulsión nuclear son Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia e India.
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A diferencia de los convencionales, los submarinos propulsados por reactores nucleares pueden navegar en inmersión más rápido y durante más tiempo —hasta cuatro meses sin tener que aflorar— y tienen abastecimiento de energía asegurado para sus 25 años de vida útil. Son difícilmente detectables y pueden ir armados con todo tipo de armas estratégicas, incluyendo misiles de crucero con cabezas atómicas.
Pese a que la intención de los sumergibles es la de mantener la paz y la estabilidad, el ministro de Defensa de Australia, Richard Marles, ha expresado que los submarinos, cuyas misiones dependen de los intereses australianos, tienen el potencial de operar en una guerra. Estos submarinos representan para China “un grave riesgo de proliferación nuclear”, según ha afirmado una portavoz del Ministerio de Exteriores del gigante asiático, que ha instado a los miembros del Aukus a abandonar su “mentalidad de la Guerra Fría”.
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Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, defiende que el acuerdo tiene como objetivo central reforzar la paz en la región y destaca que los submarinos tendrán “propulsión nuclear” y no armas nucleares.
Por su parte, el primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak, aseguró que en los 18 meses transcurridos desde que se dio a conocer la alianza Aukus, los desafíos para mantener la estabilidad en el mundo han aumentado.
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“La invasión ilegal de Ucrania por parte de Rusia, la creciente asertividad de China, el comportamiento desestabilizador de Irán y Corea del Norte, todos amenazan con crear un mundo definido por el peligro, el desorden y la división”, precisó el mandatario británico.
El conflicto diplomático del plan Aukus
El 16 de septiembre de 2021, como paso previo para alcanzar una política exterior de la Unión Europea más asertiva, el alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell, lanzó la Estrategia de Cooperación de la UE en el Indo-pacífico. Aunque se basó en un consenso entre las distintas posiciones de los 27 Estados miembros, el nuevo documento representaba un paso cualitativo hacia una verdadera inversión de la UE en la región indo pacífica, que es cada vez más relevante en el panorama mundial.
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Sin embargo, los titulares de prensa de ese mismo día fueron acaparados por el anuncio de Aukus. El anuncio de este plan, que busca alcanzar sus objetivos mediante la transferencia de tecnología relacionada con las capacidades cibernéticas, las tecnologías cuánticas, la inteligencia artificial y los submarinos de propulsión nuclear, provocó un pequeño cataclismo diplomático.
Francia, que perdió un importante contrato de 90.000 millones de euros con Australia para la venta de al menos una docena de submarinos convencionales como reemplazo a los Collins, acusó a sus aliados de asestarle “una puñalada por la espalda” y llamó a consultas a sus embajadores en Washington y Camberra.
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Aunque la rescisión del contrato del submarino era un asunto bilateral y no afectaba directamente a otros Estados miembros de la UE, la ruptura de la confianza debilitó la asociación estratégica entre Australia y Francia y, en consecuencia, la fuerza de la ya frágil conexión entre Europa y la emergente arquitectura de poder indo pacífica. La UE quedó entonces relegada de facto a la posición de potencial proveedor de fondos sin poder intervenir realmente en las decisiones relativas a la región.
El pacto también provocó la crispación de sus socios europeos, a los que ni se informó ni consultó. Japón y Corea del Sur, acérrimos aliados de Washington, también se sintieron desplazados. Por su parte, la alianza fue recibida por China como un nuevo paso más en “las provocaciones de Occidente” en la región. Sin embargo, todas estas tensiones se vieron diluidas a los pocos meses con la invasión de Rusia a Ucrania.
¿Se espera que Aukus cuente con el respaldo de la comunidad internacional?
La visión estadounidense del Indo-pacífico está ligada a la forma en que Estados Unidos gestiona sus alianzas y asociaciones. El pacto de seguridad de Aukus muestra la intención de estadounidense de abordar el problema de China con mayor contundencia. Por ello, es bien recibido por la mayoría de los países del Indo-pacífico, incluido Japón. Sin embargo, esos mismos países observan que la abrumadora superioridad militar de Estados Unidos no ha impedido a China alcanzar la posición de la que ahora disfruta, sobre todo mediante el uso de medios no militares para obtener beneficios geopolíticos.
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Según un análisis publicado por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, los aliados de Estados Unidos se ven cada vez más arrastrados al juego de suma cero creado por la rivalidad entre Estados Unidos y China. Sin embargo, para Washington tampoco hay beneficios claros, aparte de los políticos, ahora que la administración Biden considera que se ha asegurado la contribución australiana. Es poco probable que Aukus genere mucho entusiasmo en la UE, cuyos Estados miembros se muestran a menudo ambivalentes respecto a la estrategia indo pacífica que acaban de adoptar.
“Puede que Borrell y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, hayan reclamado una mayor autonomía estratégica europea, pero es probable que la mayoría de los Estados miembros de la UE se conformen con una situación con la que se sienten cómodos, es decir, con la esperanza de que Estados Unidos siga comprometido con la seguridad de Europa”, apunta el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Editado por:
Soraya Aybar Laafou. Editora y analista especializada en África en LISA News. Politóloga y periodista interesada en los derechos humanos, la geopolítica y los procesos migratorios. Me apasionan las Relaciones Internacionales y observo con especial interés al continente africano. Soy directora de África Mundi, el primer medio de análisis sobre África en castellano.
