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La influencia china en el mundo

Análisis

María Belén Agüera Martínez
María Belén Agüera Martínez
Estudiante de Relaciones Internacionales con gran interés en análisis de los conflictos armados, tecnología y ciberseguridad.

En los últimos años, China está ganando terreno y aumentando su influencia en diferentes regiones del mundo. Con el objetivo de mantener su status quo y alzar la voz en el panorama internacional, el gigante asiático ha extendido su influencia en gran parte del continente africano, en América Latina, Asia e incluso, a pesar de las reticencias, en Europa.

La geopolítica de China se centra en mantener en el plano internacional su estatus de potencia mundial, sobre todo contra uno de sus mayores rivales, Estados Unidos. Su objetivo principal es proteger y promover sus intereses nacionales y asegurar su seguridad y desarrollo a largo plazo. China se esfuerza por proteger sus intereses económicos y políticos en el plano internacional y, asegurar que sus acciones no sean perjudicadas por terceros.

Por ello, ha adoptado medidas para fortalecer su capacidad militar no solo en la región de Asia-Pacífico, sino en otras zonas del mundo. China quiere fortalecer su presencia global y aumentar su influencia en la arena internacional a través de proyectos como la Nueva Ruta de la Seda o el Banco Regional de Inversiones.

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¿Qué percepción tienen los países de la influencia china?

Las estrategias geopolíticas de China juegan un rol fundamental en la definición de sus relaciones con otros países y su papel en la esfera internacional. Sin embargo, también hay preocupaciones sobre su impacto en la competencia económica global y en la seguridad regional.

A pesar de que su influencia está sujeta a debate, es indudable que el gigante asiático ejerce un dominio cada vez más significativo en el desarrollo económico y político. En tan solo 20 años ha logrado situarse por delante de Estados Unidos como uno de los principales socios comerciales, según The Economist.

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A principios del 2000, la participación china en el comercio internacional no superaba el 25%, ahora se estima que ocupe tres cuartas partes, un aumento que ha sido favorecido, sobre todo, por la pandemia de la Covid-19. Además, el Centro Británico de Investigación Económica y de Negocios —CEBR por sus siglas en inglés—, estima que China desbancará a la economía estadounidense a lo largo de esta década, alrededor del año 2028.

Fuente: El Orden Mundial

Aun así, un análisis realizado por Statista, según los datos recopilados por una encuesta llevada a cabo por la Universidad de Cambridge y YouGov, apunta que en varios países las opiniones desfavorables sobre China han alcanzado nuevos máximos. 

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En 2019, 16 de los 26 países encuestados, prevalecieron las opiniones negativas hacia el país asiático, algo que ha ido aumentando según iba creciendo el número de naciones encuestadas a lo largo del tiempo. Por otro lado, en 10 países las opiniones sobre China fueron favorables, entre ellos Nigeria, Kenia, Tailandia, Rusia, Egipto y Arabia Saudí.

Por otra parte, en la mayoría de Estados con economías avanzadas, las opiniones sobre China resultan ser mayoritariamente negativas. Este es el ejemplo de Japón, Suecia, Australia, Dinamarca, Reino Unido y Alemania, donde tres cuartas partes de los encuestados admitieron tener una visión desfavorable sobre el país asiático.

La influencia china en Asia-Pacífico

China es una de las mayores potencias económicas de Asia y en los últimos años, ha establecido fuertes lazos comerciales con países de la región como Japón, Corea del Sur, India y Australia. 

El gigante asiático quiere aumentar su influencia económica a través de préstamos para infraestructura en Estados del Océano Índico y del Pacífico Sur, además de aumentar su control militar en el Indo-Pacífico mediante la recuperación de Taiwán o la protección del comercio marítimo, entre otros intereses.

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Además, China se ha convertido en el principal socio comercial de ocho de los diez países que conforman la ASEAN. Al inicio, Singapur fue el principal socio comercial regional de China, pero en el 2019, Vietnam lo adelantó, alcanzando 234 mil millones de dólares estadounidenses en comercio bilateral —un 23% del total—. También se han convertido en inversores vitales Camboya, Laos y Myanmar, entre otros.

La inversión china en la región ha aumentado aún más desde la creación de la Iniciativa de la Franja y la Ruta —BRI—, una estrategia de desarrollo de infraestructura mundial y cooperación internacional que nace en 2013. Gracias a este proyecto, en 2018 China escaló hasta la segunda posición entre los mayores inversores extranjeros directos —IED— de la región, tan solo detrás de Japón. 

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Además del BRI, el país tiene otros planes en la región. De cara a 2049, China quiere implementar una estrategia que abarque varios sectores como el económico, el tecnológico, la innovación y el militar. Aunque esta requiere el beneplácito del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructuras —BAII—, el banco multilateral de desarrollo que tiene como objetivo la financiación de la construcción de infraestructura de transporte, energética y digital de gran envergadura que conecte el continente asiático con todo el resto del mundo. Además, busca la internacionalización de su moneda, el yuan, y continuar con el proyecto de la Asociación Económica Integral Regional —RCEP—, un acuerdo multilateral que desde 2012 negoció materias de última generación entre las principales economías del Asia Pacífico.

La influencia china en América Latina

China ha establecido relaciones comerciales fuertes con países de América Latina, especialmente con países productores de materias primas como Brasil, Argentina y Perú. La esfera de influencia China en América Latina toma la forma de flujos de comercio, inversiones e infraestructura. Actualmente, es el primer socio comercial de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Argentina, principalmente por la exportación de alimentos y minerales, aunque sigue siendo el segundo mayor socio comercial de la región, superado tan solo por Estados Unidos. Además, también mantiene acuerdos de libre comercio con Chile, Costa Rica y Perú. El Banco de Desarrollo de China y el Banco de Exportación e Importación de China se encuentran entre los principales financistas de la región.

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Además, China ha aumentado su presencia en la región a través de inversiones en infraestructura y proyectos de desarrollo, como las iniciativas BRI y RCEP anteriormente mencionadas, que afectan directamente a América Latina. Esto se debe al objetivo principal de China de construir sobre territorio latinoamericano infraestructuras que faciliten el flujo de materias primas y mercancías que vayan hacia y desde su país. 

Por otra parte, la influencia de China en la región ha creado una serie de tendencias en su contra, como la política de Bolsonaro que no ocultaba su hostilidad hacia Pekín, a pesar de que Brasil depende en gran medida del país asiático, sobre todo para la agroindustria. Además, la continua tensión que existe entre Estados Unidos y China obliga a los países de América Latina a tomar una decisión sobre con cuál de los dos deben priorizar una relación estratégica a largo plazo. 

La influencia de China en África

El gigante asiático también se ha encargado de mantener relaciones comerciales estrechas con muchos países del continente africano, especialmente con países productores de materias primas, sobre todo metales. Además, China ha incrementado su inversión en infraestructura y proyectos de desarrollo en la región. Solamente en 2020 invirtió alrededor de 2,96 mil millones de dólares estadounidenses.

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Desde el 2009, China ya era el primer socio comercial de África, desbancando a Estados Unidos. Además, también se ha convertido en el mayor importador de petróleo del mundo, ya que gran parte lo importan desde países africanos como Sudán y Angola. Aunque también importan otros recursos del continente como hierro, cobre y zinc, que han sido esenciales para mantener el buen desempeño del sector secundario chino. Se estima que un tercio de toda la inversión china en África se destina al sector minero. 

Uno de los principales objetivos de China en la región es llevar parte de la producción industrial china y reubicarla en países con mano de obra barata y poco cualificada. Esto, junto a las inversiones que realizan en África, contribuye a la diversificación de las economías del continente, alcanzando no solo al sector minero, sino que también al industrial, al de la construcción y los servicios. Además, aumenta el trabajo y la capacitación de los empleados de la región.

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Actualmente, hay 10.000 empresas y 200.000 trabajadores chinos en África. En aras de proteger sus intereses y estrechar lazos, en 2018 se creó el primer Foro China-África de Seguridad y Defensa, que vino a reforzar una cooperación que incluye la formación de militares africanos en academias chinas.

En las últimas dos décadas, las empresas chinas han utilizado diversos fondos para construir y mejorar más de 10.000 kilómetros de ferrocarriles, casi 100.000 kilómetros de carreteras, y alrededor de 100 puertos. China controla prácticamente la totalidad de los puertos africanos, lo que le da ventaja en el comercio internacional. 

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Un ejemplo concreto de cómo afectan las inversiones chinas en infraestructuras en este continente es el proyecto del Oleoducto de Petróleo Crudo de África Oriental —EACOP por sus siglas en inglés—, que se está construyendo entre Uganda y Tanzania. La agencia nacional de petróleo chino es uno de los principales accionistas con un 28,33% de las acciones, superando al propio gobierno de Uganda que cuenta solo con el 15%. Sin embargo, la Unión Europea intentó parar este proyecto por los daños que iba a causar al medioambiente y a la propia población de la zona. A lo que China respondió que la Unión Europea “no debería usar la excusa de cuestiones ambientales y de derechos humanos para bloquear el desarrollo”.

Sin embargo, algunos países africanos están cancelando proyectos chinos que se realizaban en su territorio. En 2020, Kenia rompe el contrato con China por el cual planeaba la construcción del Ferrocarril de Vía Estándar, afirmando que era un proyecto ilegal porque no cumplía las leyes de contratación pública del país. Algo similar ocurrió en Sierra Leona con la paralización de la construcción del aeropuerto financiado por China en las afueras de la capital del país. Incluso la República Democrática del Congo ha pedido que se revisen los contratos mineros firmados con China en 2008 por la vulneración de los derechos de sus trabajadores. 

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Y es que, aunque parezca que solo tiene beneficios la presencia china en África, varios analistas aseguran que, la obediencia política con el desequilibrio económico a favor de Beijing, sumado a las acusaciones de incumplimiento de los derechos humanos, son síntomas de lo que se denomina neocolonialismo.

La influencia de China en Europa

China ha establecido relaciones comerciales relevantes con muchos países de Europa y, ha aumentado su presencia en la región a través de inversiones en infraestructura y proyectos de desarrollo. Sin embargo, también se han levantado críticas alrededor de la seguridad de la información y la competencia económica con respecto a la influencia de China en Europa.

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Según un estudio de Rhodium Group, la inversión directa en Europa aumentó hasta los 10.600 millones de euros en 2021 y, concretamente, los inversores de capital riesgo chinos se duplicaron con un récord de 1.200 millones de euros ese año. Según datos de la consultora EY, solo en el primer trimestre de 2022, las fusiones y adquisiciones chinas en Europa alcanzaron los 2.130 millones de euros, casi el doble que toda América del Norte junta, cuya inversión fue de 1.170 millones de dólares.

Además, entre 2008 y 2018 China invirtió 2.300 millones de euros en medios europeos, además de los varios acuerdos con múltiples cadenas de noticias. Un ejemplo de ello es el contrato de intercambio de contenidos que firmó la televisión pública griega con la Administración Nacional de Radio y Televisión China; el inicio de las inversiones en 2015 de la empresa china CEFC en la compañía de comunicación checa Empresa Media; o la compra de espacios en los medios como en la cadena portuguesa Porto TV, donde se emite la “Hora China”, un programa en prime time sobre la actualidad del país asiático.

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Desde el lanzamiento en 2012 del mecanismo de cooperación “16+1”, que reúne a los países de Europa Central y Oriental, las inversiones chinas en los Balcanes occidentales se han multiplicado. La influencia comenzó principalmente a través de grandes proyectos, como la construcción de autopistas en naciones como Montenegro o Macedonia del Norte. El caso más llamativo es el de Montenegro, que en 2014 aceptó un préstamo chino para financiar un tramo de carretera que representaba cerca del 30% del PIB del país. Este préstamo le dejó al borde de la bancarrota según Vladímir Shopov, investigador del European Council on Foreign Relations.

Además, China controla 13 puertos en Europa y el Mediterráneo, entre los que destacan el puerto de El Pireo, en Grecia, el de Kumport, en Turquía y el de Casablanca en Marruecos. Todo para mantener su influencia en el corazón de la ruta marítima que une a Europa Occidental, África del Norte y Asia Occidental.

Para contrarrestar la presencia china y poder rivalizar con su iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, la Unión Europea ha creado una alternativa denominada la Pasarela Mundial. El proyecto apuesta por invertir miles de millones de euros antes de 2027 en infraestructuras que países más pobres no pueden financiar. Estas inversiones irán principalmente destinadas a proyectos digitales, de transporte, salud, clima, energía y educación. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha asegurado, además, que no provocarán niveles de deuda tan insostenibles como los préstamos chinos.

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Si nos acercamos hasta la actualidad, China también está jugando un papel fundamental en la guerra de Ucrania. El ministro de Asuntos Exteriores, Qin Gang, ha insistido que, a pesar de su respaldo político a Rusia, China quiere también desempeñar un papel en el fin del conflicto entre ambas partes. En este caso, la estrategia de influencia china cae en el centro de la mediación internacional con el fin de, por un lado, conseguir el beneplácito de la comunidad internacional y, por otro, construir una relación férrea tanto con Rusia como con Ucrania.

¿Cómo afecta el aumento de la influencia china a Occidente?

Desde el punto de vista económico, China y los países occidentales han tenido una relación interdependiente en la que se benefician mutuamente de su comercio y de la inversión mutua. Sin embargo, también hay preocupaciones alrededor de la competencia económica y el impacto de las políticas de China en la economía global.

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Por otra parte, desde el punto de vista político, China y los países occidentales han tenido desacuerdos sobre cuestiones como los derechos humanos, la democracia y la seguridad. Hay preocupaciones en occidente sobre el modelo autoritario de China y sus políticas, y al mismo tiempo hay preocupaciones en China sobre el impacto de las políticas de occidente en su desarrollo.

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Aun así, no es preciso hablar de una “batalla” entre China y Occidente. Hay aspectos de la relación que son cooperativos, mientras que otros son competitivos. Y es que, la conexión entre China y los países occidentales es compleja y está influenciada por una amplia variedad de factores, como la economía, la política, la seguridad y la cultura. Justamente por compartir algunos de estos aspectos, como el autoritarismo y la vulneración a los derechos humanos, China entra en sintonía con muchos países africanos, que siguen permitiendo en su territorio actuaciones del país asiático de dudosa ética y legalidad. 

Editado por:

Soraya Aybar Laafou. Editora y analista especializada en África en LISA News. Politóloga y periodista interesada en los derechos humanos, la geopolítica y los procesos migratorios. Me apasionan las Relaciones Internacionales y observo con especial interés al continente africano. Soy directora de África Mundi, el primer medio de análisis sobre África en castellano.

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