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¿Qué es el collar de perlas chino?

Análisis

David García Pesquera
David García Pesquera
Graduado en Relaciones Internacionales en la Universidad Rey Juan Carlos. Sus principales intereses son la geopolítica, el análisis de conflictos y la seguridad internacional, especialmente en Europa del Este, Oriente Próximo y el Norte de África.

El crecimiento de China como potencia hegemónica a nivel global es un tema de gran relevancia en la actualidad y su ascenso se basa en una serie de estrategias cuidadosamente planificadas que afectan su geopolítica y su influencia en la arena internacional. Una de estas estrategias es conocida como el «collar de perlas chino», un concepto que ha captado la atención de analistas y observadores geopolíticos en todo el mundo. En este artículo, el alumno del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, David García Pesquera explora en detalle qué es el collar de perlas chino, analizando su propósito, alcance, los proyectos asociados y los objetivos que Pekín persigue a través de esta iniciativa.

En el presente análisis examinamos cómo el desarrollo del proyecto del «collar de perlas chino» puede tener implicaciones significativas en la región y más allá, en el contexto de un mundo cada vez más interconectado y competitivo en términos geopolíticos.

¿Qué es el collar de perlas chino?

Se trata de uno de los proyectos más ambiciosos en el marco de la expansión de influencias que Pekín viene desarrollando en los últimos años. El principal objetivo del collar de perlas es establecer una red de puertos bajo control chino y dominar así amplios espacios de los océanos Índico y Pacífico. Además, se busca el desarrollo de bases militares en estas ubicaciones para facilitar a la Armada china el acceso a estos puertos clave.

Dentro de las localizaciones incluidas en este proyecto estratégico y geopolítico encontramos desde puertos chinos como Tianjin, Shangái, Hong Kong o Sanya, algunos en territorios en disputa en la región como Isla Woody o las Islas Spratly y otros en localizaciones internacionales como Campong Som (Camboya), Canal de Kra (Tailandia), Islas Coco (Myanmar pero posesión china de facto), Kyaoukpyu (Myanmar), Chittagong (Bangladés), Hambantota (Sri Lanka), Marao (Maldivas), Gwadar (Pakistán), Yibuti (Yibuti), Puerto Sudán (Sudán) y El Pireo (Atenas, Grecia). 

Dada la geografía que cubre toda esta ruta marítima, se forma una especie de estructura en forma de collar, lo cual da nombre al proyecto en su conjunto. Cabe destacar que la red de puertos cubre una ruta muy amplia que se extiende desde Oriente hasta el Mar Rojo y la Unión Europea, por lo que el ámbito de trabajo abarca desde puertos en el extenso Pacífico al Mar Mediterráneo.

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Objetivos clave del collar de perlas chino

Todas las ubicaciones en las que China lleva ganando influencia desde hace años tienen una explicación con base en sus objetivos. Es decir, ningún puerto en el que Pekín haya desarrollado un cierto control es ajeno a un plan estratégico asociado al mismo. Existen objetivos clave ya sea de forma general o de forma específica para cada lugar.

Como primera potencia manufacturera, China busca asegurar el comercio internacional de sus productos a la par que garantiza acuerdos económicos con los países, por lo que discurre la ruta del collar de perlas. De esta forma, se ha valorado el término Ruta de la Seda Marítima como concepto para describir el proyecto en su conjunto. 

Debemos tener en cuenta que la principal debilidad de China como gran potencia internacional es su falta de recursos y materias primas. Por lo tanto, esta creciente influencia para abrir nuevas rutas y nuevos mercados se basa en sustentar su economía, pero también en fortalecer las debilidades. Así pues, los objetivos se centran en fortalecer el yuan, reducir la dependencia energética y ampliar el poder geopolítico a nivel internacional.

El fortalecimiento del yuan obedece a hacer frente a los competidores internacionales. Pese a que la economía China ha vivido momentos inciertos como consecuencia de la guerra comercial con Estados Unidos, el yuan no ha dejado de apreciarse en comparación con el dólar americano durante los últimos años debido a cuatro hechos principales: récord en superávit comercial, fuerte inversión extranjera directa, menor déficit en la balanza de servicios y especulación sobre un recorte de los aranceles de Estados Unidos a los productos chinos. 

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En cuanto a la dependencia energética, esto explica la consecución de puertos muy relevantes a lo largo de zonas cercanas a Oriente Próximo, como Gwadar en Pakistán, a orillas del Mar Arábigo. Supone un punto no muy lejano del estratégico Estrecho de Ormuz, por donde circula todo el petróleo de los países del Golfo Pérsico. En concreto, más de la mitad (50,59%) del crudo importado por China en 2021 procedía de esta región, destacando especialmente el dato de Arabia Saudí (18,4%) e Irak (11,1%).

Además, el control de zonas como Puerto Sudán, a orillas del Mar Rojo, clave para el tráfico marítimo internacional de crudo procedente de Rusia, que constituye el 17% de las importaciones de esta materia prima en China, con un total de 35,4 miles de millones de dólares en datos de 2021. Además, Angola concentra el 9,45% de las importaciones de petróleo, lo que explica el cada vez mayor peso de China en las costas orientales africanas, como punto estratégico de esta ruta procedente del oeste, en puertos como Lamu en Kenia.

Si hablamos del tercer punto y la ampliación del poder geopolítico, debemos resaltar los proyectos a nivel militar. China busca extender su presencia con bases por todos los territorios con puertos asociados, para así contraponer cualquier inconveniencia conflictiva en la zona. Un buen ejemplo de ello es la reciente base en Yibuti, país situado en pleno estrecho de Bab el-Mandeb que le separa de Yemen y puerta al Mar Rojo, por donde circula. Así pues, se trata de una zona de conflicto en la que los chinos garantizan una posición negociadora a través de su presencia devuelta en forma de lealtad política al régimen que sostiene Yibuti desde su independencia.

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Otro de los puntos de influencia geopolítica que inicialmente puede pasar desapercibido es la India como potencial rival de China. El collar de perlas dibuja una estructura que encierra a los indios en un océano de influencias chinas, ya sea en Bangladés, Myanmar, Sri Lanka y Maldivas, o a través de su poder en el conjunto de rutas del Océano Índico. Es importante resaltar que el elemento demográfico juega un papel de posibles fricciones entre India y China, los dos países más poblados del mundo y con una proyección de crecimiento exponencial.

Sin embargo, y dentro de este tercer objetivo troncal, no podemos olvidar el principal objetivo que China se marca a la hora de desarrollar estrategias como el collar de perlas, que es construir un modelo alternativo a Estados Unidos para el dominio económico y geopolítico del mundo. Su estrategia para ampliar influencia se basa en negociar con los países receptores, asegurando respeto a su soberanía nacional y acuerdos comunes para ambas partes.

Buscan un marco mental en el que los éxitos norteamericanos sean vistos como cuestionamientos de la identidad de los terceros estados en los que se asientan a través de bases y presencia militar. De esta forma, el modelo Xi Jinping sería visto como más respetuoso con los asuntos internos de los países, garantizando la no agresión mutua y la no intervención en asuntos políticos internos. 

Todo forma parte de un posible nuevo orden mundial en el que China puede marcar el paso a una Unión Europea lejos de su mayor apogeo y un Estados Unidos todavía fuerte, pero que puede verse desplazado por esta creciente influencia que Pekín viene desarrollando en países tan relevantes para el comercio mundial y el tablero internacional.

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Estrategia One Belt One Road (OBOR)

Para hablar del collar de perlas debemos centrarnos en la estrategia OBOR, proyecto general del asunto que estamos tratando desarrollado por China. El OBOR busca conseguir el sueño chino de Gran Nación basada en la estabilidad y el crecimiento a largo plazo. Pese a que China busca hablar solamente del aspecto comercial del proyecto, se trata de un nuevo interés por dominar el mundo en lo terrenal y lo marítimo, como todos los grandes imperios a lo largo de la Historia. 

Dentro de sus campos de actuación encontramos el marítimo (One Road, unión de China con Europa y África a través del Estrecho de Malaca, Océano Índico y Mar Arábigo), en el que podemos incluir el collar de perlas en el Pacífico e Índico, y el terrestre (One Belt, el cinturón geográficamente divisorio entre China y Europa).

Dentro del terrestre, las rutas pueden ir desde cruzar la vasta estepa rusa, atravesar Asia Central (como la antigua Ruta de la Seda) u optar por Pakistán y el Golfo Pérsico. En el caso del marítimo y la presencia del collar de perlas toman más importancia si cabe conociendo que el 80% de las importaciones energéticas de China pasan por el Estrecho de Malaca, cuello de botella entre el Índico y el Pacífico.

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El aspecto marítimo vuelve a situarnos ante China, no queriendo depender solamente de una salida al mar como vía de dominio en caso de posibles conflictos, ya que el control de los puertos garantiza grandes beneficios. En cuanto al aspecto terrestre, los mayores beneficios pasan por diversificar su economía, venciendo movimientos migratorios internos en favor de las provincias más despobladas y dispersas del interior, garantizando así mayor dinamismo y menor conflictividad social. 

Este mismo ejemplo aplicado a zonas como Kasgar o Urumchi en la región autónoma de Sinkiang, donde la población uigur sufre persecuciones, también los vemos fuera de las fronteras chinas, aportando estabilidad a países tensos (Tayikistán, Afganistán, Pakistán) garantizando así buen trato de sus autoridades y una red de comunicaciones para acercarse a Oriente Próximo y Europa. Un buen ejemplo de ello es el corredor económico chino-pakistaní, con final en uno de los puertos que conforman el collar de perlas, Gwadar.

De cara al futuro, los grandes proyectos que China lleva desarrollando años vienen a cuestionar el orden mundial en el que vivimos. Estados Unidos corre el riesgo de perder influencia y el espacio OTAN quedar reducido al Atlántico Norte que su propio nombre indica. El papel del Pacífico y el Índico en el tablero mundial tienen mucho que decir en los próximos años, con un dominio creciente de China basado en relaciones comerciales y el levantamiento de bases militares en puntos estratégicos que le aseguren influencia en conflictos internacionales, cuellos de botella o vigilen rutas de importación.

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