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Los pros y contras del ingreso de Argentina a los BRICS

Análisis

Marta Soriano Palacios
Marta Soriano Palacios
Analista internacional en prácticas en LISA News. Estudiante de último año en Relaciones Internacionales y Comunicación Corporativa en la Universidad Rey Juan Carlos. Apasionada en la investigación en geopolítica con el fin de abordar los desafíos presentes y futuros y entender su impacto a nivel internacional.

Argentina podría convertirse en nuevo miembro de los BRICS junto a Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos a partir del 1 de enero de 2024. Más allá de las dinámicas nacionales que condicionan esta adhesión, en este artículo analizamos hasta qué punto beneficia al país andino el ingreso en el bloque y cuáles son los principales retos geopolíticos de este paso.

El acrónimo BRICS se emplea para referirse al bloque de asociación económica y comercial formado en 2006 y compuesto por las entonces consideradas «economías emergentes de gran potencial», Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Esta alineación de países pretende representar el poder económico y político del sur global, erigiéndose como una alternativa a las instituciones lideradas por Occidente.

Tal y como se anunció en la XV Cumbre de los BRICS que tuvo lugar en Johannesburgo (Sudáfrica) en agosto, a partir del 1 de enero de 2024 cinco nuevos miembros podrían formar parte del bloque. De esta forma, en la declaración oficial conclusiva de la cumbre, se invitó de forma oficial a Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y, por supuesto, Argentina.

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A día de hoy, los BRICS representan más del 42% de la población global, el 30% del territorio mundial, el 23% del PIB y el 18% del comercio mundial, según información oficial de Cancillería de Argentina. De unirse estos nuevos miembros el bloque pasaría a representar el 31,5% del PIB mundial. Una cifra destacable teniendo en cuenta que el G7 (Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón, Canadá e Italia) contaría con dos puntos menos.

Fuente: El Orden Mundial (EOM).

A pesar de la invitación formal de los BRICS, la adhesión de Argentina no está asegurada debido a dinámicas nacionales: los principales candidatos de la oposición para las elecciones del próximo octubre no aprueban el ingreso al bloque. El candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, el más votado en las elecciones primarias con un 30% de los votos, asegura que no tratará con naciones gobernadas por la izquierda y que no impulsará «tratos con los comunistas que no respetan los parámetros básicos de libre comercio, libertad y democracia, es geopolítica». Patricia Bullrich, líder de Juntos por el Cambio (JxC), también prometió dejar sin efecto la entrada al grupo si asume el poder el próximo 22 de octubre.

El presidente saliente, Alberto Fernández, defiende que «la política exterior no tiene ideologías» y que la incorporación a la alianza abriría «un nuevo escenario para Argentina» en un escenario de grave crisis económica con un 100% de inflación y cifras que llegan al 40% de pobreza.

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El camino de Argentina hacia el ingreso a los BRICS

La entrada de este gigante latinoamericano al bloque es fruto de una complicada trayectoria de reuniones políticas, estrechamiento de lazos y la puesta en común de objetivos y retos de Argentina y los distintos líderes del BRICS. El interés formal del país andino por formar parte del bloque comenzó en 2015 cuando la entonces presidenta, Cristina Kirchner, presentó la propuesta de ampliar los horizontes de los BRICS. El país desempeñó un papel relevante en la décima Cumbre del BRICS en 2018, actuando como representante en su calidad de Presidente del G20 y como miembro de Mercosur.

Más tarde, en junio de 2022 el actual presidente saliente, Alberto Fernández, participó en una Cumbre de Líderes bajo invitación de China. Durante este encuentro político Argentina volvió a formalizar su intención de adherirse a los BRICS recibiendo el apoyo de Pekín de manera formal. Rusia, enfrascada en el conflicto en Ucrania, también manifestó su apoyo.

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Con este impulso de China y Rusia también se produjo un fortalecimiento de los vínculos con India en el contexto de la reunión del G7 en Alemania, evento en el que Buenos Aires participó como país invitado. Más tarde, tendría lugar un encuentro bilateral en Argentina con el Ministro de Relaciones Exteriores de India, Subrahmanyan Jaishankar, en el que se ratificó la posición de Nueva Delhi en favor de la incorporación de Argentina a los BRICS.

La culminación de este proceso, que comenzó en 2015, culminaría en la cumbre del 24 de agosto de 2023, en la cual Argentina formalizó y anunció su admisión como miembro en el conjunto de economías emergentes.

¿Por qué beneficia a Argentina unirse a los BRICS?

Cooperación económica y comercial

Aumento de la cooperación económica y comercial con los demás Estados miembros del BRICS.

El ingreso de Argentina al bloque BRICS adquiere una atractiva dimensión si tenemos en cuenta el notorio peso económico que estas economías agrupadas ostentan. Como ya se ha señalado anteriormente, en términos económicos, los BRICS representan el 23% del PIB y más del 18% del total de transacciones comerciales mundiales.

Además, varios de los principales socios comerciales de Argentina pertenecen a los BRICS, como Brasil, China e India, participando con alrededor de un 20% y 30% del comercio exterior argentino en 2022. Por ejemplo, India representa un mercado estratégico para las exportaciones de aceite de soja y maíz, siendo el cuarto socio comercial y cuarto destino de las exportaciones argentinas. Por su parte, China emerge como un destino de vital importancia para los porotos de soja y las carnes producidas en Argentina, al comprar casi la mitad de las exportaciones de este último producto. En el caso del trigo y la cebada es Brasil se erige como el principal mercado de destino dentro de Mercosur.

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Fuente: Statista.

El abogado y analista internacional, Juan Venturino, asegura en una entrevista con el medio CNN que la incorporación de Argentina a esta alianza conllevará una reducción los aranceles entre los miembros del bloque. Por otro lado, el analista internacional y profesor universitario, Eduardo Martínez, añade que las ventajas se manifiestan tanto en el ámbito aduanero como en el arancelario. Definitivamente, el futuro de la integración trae consigo la apertura hacia un mercado de dimensiones notables, especialmente ventajoso en áreas como la agricultura y los recursos minerales argentinos, lo que marcaría un avance significativo y enriquecedor en las dinámicas comerciales bilaterales.  

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Aumento de influencia

Aumento del poder de influencia en decisiones de ámbito global, así como la contribución a la búsqueda de soluciones conjuntas a los desafíos políticos, económicos y sociales que trascienden las fronteras nacionales. 

La adhesión a los BRICS brindará a la nación argentina una plataforma desde la cual podría proyectar sus perspectivas e intereses en el escenario internacional, fortaleciendo su voz en debates y decisiones de relevancia global. Con todo ello, se daría de forma más sencilla la cooperación con los miembros del BRICS para abordar de forma conjunta problemáticas globales desde una perspectiva de intereses sur-sur, teniendo en cuenta las particularidades y necesidades de los países que conforman este bloque.

Acceso al New Development Bank (NDB)

Acceso a los apoyos, recursos financieros y proyectos de desarrollo respaldados por el New Development Bank (NDB), uno de los incentivos más relevantes en la decisión argentina.

Desde un período considerable, Argentina se enfrenta a una continua guerra contra crisis económicas y financieras. La escalada inflacionaria, que tiene sus raíces desde los años 80, continúa su curso recrudeciendo con los últimos acontecimientos globales, como la pandemia de COVID-19, la invasión de Rusia a Ucrania o la disminución de los suministros alimentarios a nivel mundial. En este contexto el país ha vivido la persistente caída de valor del peso argentino como consecuencia a una economía altamente dolarizada. 

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En paralelo, se suma el endeudamiento excesivo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Desde su entrada en 1956, Argentina ha recurrido en 22 ocasiones a la solicitud de programas de asistencia financiera otorgados por esta institución. Actualmente, la deuda pendiente hacia el FMI asciende a la suma de 40.000 millones de dólares, derivada en parte de un paquete de rescate de 2018. Además, a principios de 2023, Argentina obtuvo otro préstamo de 44.000 millones de dólares, con el propósito de cumplir con sus compromisos financieros. No obstante, este nuevo endeudamiento agrega una capa adicional de riesgo en relación a la posibilidad de un incumplimiento de pago.

El acceso a los recursos financieros del banco creado por los BRICS en 2015 y que la cooperación ante las crisis económicas sea un pilar del bloque trae optimismo al país en crisis, ya que existe la posibilidad de que pueda acceder también a préstamos de esta institución en un futuro cercano. El New Development Bank destaca por su gran capacidad para conceder financiación a proyectos de infraestructura y su prestigio ante las agencias de calificación crediticia.

De esta forma, esta institución se posiciona como una alternativa a los programas impulsados por el FMI entre aquellas economías que perciben que sus mecanismos de ayuda no han logrado satisfacer los intereses y necesidades auténticas de desarrollo en los países de mercados emergentes.

Además, cobra notoriedad el Acuerdo de Reservas Contingentes, un mecanismo que funciona mediante acuerdos de swap o intercambio de moneda local por divisas fuertes, como el dólar estadounidense, entre los bancos centrales de los países miembros del BRICS. Este arreglo está diseñado para facilitar el intercambio de divisas en caso de crisis de balanza de pagos entre países miembros

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Apoyo en el conflicto por las Islas Malvinas

Profundización de los lazos diplomáticos con la admisión al conglomerado económico y político, lo que potencialmente podría catalizar el avance hacia una resolución concerniente a la disputa de soberanía en torno a las Islas Malvinas, territorio objeto de contienda con el Reino Unido. 

Las Islas Malvinas es un archipiélago ubicado a 480 km al este de la costa argentina. Este escenario es víctima de un prolongado conflicto que encuentra sus raíces en tensiones que se remontan al siglo XIX y que culminó con el renombrado conflicto bélico de la Guerra de las Malvinas en 1982. 

A lo largo del año 2023, Argentina asumió la iniciativa de revigorizar el proceso de solución. El Ministro de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero, formuló una propuesta para reanudar las negociaciones con Reino Unido durante la cumbre del G20, celebrada en Nueva Delhi, India. Tras el anuncio del presidente argentino sobre la incorporación de Argentina a los BRICS, el Secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, Guillermo Carmona, afirmó que la inclusión de Argentina en el bloque se presentaba como un respaldo a una solución negociada con el Reino Unido.

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Este conjunto de eventos refleja la contemporaneidad y la importancia que reviste el conflicto en la actualidad. Los países integrantes de BRICS han solicitado de manera consistente una resolución pacífica y negociada para el conflicto. Un ejemplo claro del apoyo de los BRICS a su nuevo miembro, incluso antes de su ingreso oficial, tuvo lugar el 31 de julio de 2023, tras la cumbre política del G20, cuando el entonces embajador chino en Argentina, Zou Xiaoli, manifestó el respaldo de China a la «reanudación del ejercicio de la soberanía sobre las Malvinas» en foros internacionales. Paralelamente, en diversos escenarios internacionales, incluyendo la Asamblea General de las Naciones Unidas, Brasil también expresó su apoyo al reclamo soberano argentino.

¿Y, qué se llevan los BRICS del ingreso de Argentina al bloque?

La entrada de Argentina en el BRICS se erige como un paso estratégico con miras a la expansión de la influencia del grupo en el hemisferio occidental. Acompañada de su diversificada capacidad competitiva de producción de bienes y su capital humano, aseguraría una contribución valiosa al desarrollo y alcance internacional de los BRICS.

En primer lugar, la admisión de Argentina expandiría la influencia y la presencia de los BRICS en el hemisferio occidental, incorporando a sus filas a la segunda economía más grande de Sudamérica. Esta integración no solo fortalecería la proyección geopolítica del grupo en la región, sino que también conferiría una mayor representatividad a los intereses y perspectivas de América Latina en el contexto global.

Adicionalmente, Argentina posee un conjunto de atributos económicos y recursos que contribuirían significativamente a la dinámica del bloque. La nación argentina destaca por su capacidad para el cultivo de productos alimenticios, como la soja o los cereales, lo que se traduciría en una valiosa contribución al suministro global de alimentos. 

Asimismo, Argentina posee recursos energéticos y mineros estratégicos de considerable importancia, como el gas natural o el gas de esquisto —del cual posee una de las reservas más grandes del mundo—, petróleo de esquisto, y diversos minerales, como el oro, plata y cobre. No obstante, es el crecientemente preciado litio el que merece especial mención, ya que Argentina posee la tercera reserva más grande del mundo.

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Además de sus riquezas naturales, Argentina cuenta con un capital científico y tecnológico bien establecido. El país se ha distinguido por su competencia en campos como la biotecnología y la tecnología logística aplicada, aspectos que potencialmente pueden complementar y fortalecer las capacidades innovadoras y de investigación de los miembros existentes de los BRICS. Además, como ya hemos mencionado anteriormente con la incorporación de Argentina y los otros cinco nuevos miembros, los BRICS pasarán a representar el 31,5% del PIB mundial; dos puntos más que el G7.

Retos para Argentina de la adhesión a los BRICS

La inclusión de Argentina en el bloque BRICS no está exenta de desafíos complejos desde un punto de vista geopolítico y de las relaciones internacionales del país andino. En los últimos años, la política exterior argentina se ha caracterizado por la adopción de los principios del «no alineamiento activo». Esta orientación se evidencia en su participación activa como miembro del G20, así como en su asistencia a las Cumbres del BRICS, en 2023, año en el que participó en ambos foros.

No obstante, la creciente relevancia de los BRICS motivó al país a colaborar que estas naciones que están rediseñando progresivamente el panorama global. La entrada del país al bloque implica un posible cambio de enfoque en sus relaciones con Occidente, ya que Argentina estaría fortaleciendo sus vínculos con países que mantienen relaciones tensas con Estados Unidos, tales como Irán y Etiopía. Además de estar alineándose con los tradicionales rivales geopolíticos de Occidente: Rusia y China.

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En este sentido, este cambio de posicionamiento podría afectar a la percepción global de los principios fundamentales en la cooperación y las alianzas internacionales de Argentina. En primer lugar, Rusia es uno de los países más sancionados a nivel global debido a su acto de agresión a su vecino Ucrania. Asimismo, China es objeto de vigilancia desde el ámbito occidental, además de estar sujeto a medidas sancionatorias por parte de Estados Unidos.

A su vez, algunos de los nuevos integrantes del BRICS presentan antecedentes de violaciones en materia de derechos humanos y una oposición firme contra la democracia. A la luz de esta decisión de acceso y consecuente realineación estratégica, es factible que ciertos valores y compromisos que Argentina tenía afianzados bajo la cooperación con Occidente durante años queden cuestionados.

Si bien la incorporación de Argentina conlleva, sin lugar a dudas, beneficios económicos, también trae consigo ciertos riesgos geopolíticos que pueden afectar al país como su acercamiento a China. Argentina, a pesar de beneficiarse del aumento del comercio con los socios del BRICS, este mismo incremento en el intercambio comercial con su segundo mejor socio podría intensificar la competencia que enfrentan las empresas argentinas en el ámbito internacional.

Al mismo tiempo, es crucial considerar la implicación de la dependencia en los acuerdos de swap o canje de monedas con las divisas chinas. Aunque en el corto plazo esto podría aliviar las presiones económicas en Argentina, según el análisis de la directora de la fundación Konrad Adenauer en Argentina, Susanne Kass, esta medida no abordará las raíces fundamentales de las crisis en el país. Además, existe la preocupación de que este tipo de dependencia en el contexto chino podría, en última instancia, reemplazar la previa dependencia en Estados Unidos.

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Por otro lado, la entrada de Argentina al grupo BRICS proyecta un impacto geopolítico sustancial tanto en la posición del continente latinoamericano en el escenario internacional como en las relaciones económicas y diplomáticas entre Brasil y Argentina. En primer plano, la inclusión de Argentina podría plantear un desafío significativo para Brasil, el otro miembro latinoamericano del grupo. Esto se debe a que la admisión de otro país del mismo continente tiene el potencial de erosionar su posición dentro del BRICS, ya que Argentina, como la 23ª economía más grande del mundo, agrega peso económico al grupo y es un competidor comercial en los mercados con India y China.

Con respecto a las consecuencias para América Latina en su conjunto, la reciente presencia de Argentina podría inclinar la balanza hacia el continente, contrarrestando el predominio previo de China en el grupo. Esta recalibración de la dinámica tradicional geopolítica podría contribuir a la descentralización del poder creando un orden mundial multipolar más robusto.

Más allá del escenario internacional y poniendo el foto en las dinámicas internas y nacionales, existen voces disidentes dentro de la política argentina sobre la dirección estratégica que debería seguir el país. A pocos meses de las elecciones generales, previstas para el mes de octubre, surge un interrogante respecto a la viabilidad de la adhesión en 2024. La oposición manifestó su escepticismo hacia la decisión del Gobierno de adherirse a los BRICS principalmente debido a su negativa a colaborar con China. Tanto Milei como Bullrich, los partidos más votados de la oposición argentina, prometieron dejar sin efecto la entrada al grupo si asumían el poder el próximo octubre.

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¿Qué esperar de Argentina y los BRICS?

La inclusión de Argentina en el bloque BRICS, a pesar de ofrecer ventajas, sobre todo económicas, tanto para el bloque como para el país, también trae consigo una serie de desafíos que requieren consideración minuciosa. Desde el Observatorio Sino-Argentino sostienen que el potencial no se halla predominantemente en términos de beneficios económicos, sino en la intensificación de los lazos bilaterales con los socios, particularmente China. Este enfoque plantea la pregunta crucial de si China podría transformarse en la nueva fuente de dependencia económica externa para Argentina. Como se ha mencionado anteriormente también existe la posibilidad de que la balanza geopolítica internacional, sobre todo dentro del BRICS, se aleje del gigante asiático hacia una América Latina fortalecida.  

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Es cierto que esta decisión podría comprometer sustancialmente la política de no alineación estratégica que Argentina mantiene y afectar de forma negativa la relación con las potencias occidentales. A pesar de estos considerables desafíos y oportunidades, es vital tener en cuenta que todos estos escenarios podrían ser revertidos en caso de un cambio de gobierno que decida poner fin a la incorporación de Argentina en el bloque BRICS. Esta posibilidad agrega un elemento adicional de incertidumbre y dinámica política a la ecuación, lo que subraya la naturaleza fluida de los desarrollos en el ámbito internacional y la interacción entre decisiones nacionales y consecuencias globales.

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