A finales de marzo tuvo lugar la primera «Cumbre de Neguev». Esta semana Israel, EEUU, Bahréin, Egipto, Emiratos y Marruecos se han vuelto a reunir en esta cita regional permanente para crear un frente contra Irán en la región y trabajar por los Acuerdos de Abraham. En ambos encuentros Israel ha dejado clara tanto su influencia en la región como la acción de cooperación y alianza que está llevando a cabo con algunos «enemigos» históricos: los países árabes.
Israel, EEUU, Bahréin, Egipto, Emiratos y Marruecos se han reunido este lunes 27 de junio en Bahréin para celebrar el segundo encuentro del Foro de Néguev, una cita regional permanente para crear un frente contra Irán en la región. Los países han decidido, tal y como han informado en un comunicado conjunto difundido por el Ministerio de Exteriores israelí, trabajar «con decisión» para traer «seguridad, prosperidad y estabilidad a Oriente Próximo», especialmente de cara a «la esperada visita del presidente estadounidense, Joe Biden, a Israel».
El objetivo de este segundo encuentro habría sido el de trabajar «juntos» para conseguir todo el «potencial de los Acuerdos de Abraham en una realidad en nuestra región», tal y como ha declarado en su perfil oficial de Twitter el enviado a la cumbre, el director general del Ministerio de Exteriores, Alon Ushpiz.
«Esta reunión demuestra la fortaleza de nuestras relaciones, nuestro compromiso compartido con la cooperación y las importantes oportunidades que ofrece la mejora de las relaciones entre Israel y sus vecinos, demostrando lo que se puede lograr trabajando juntos para superar los desafíos compartidos», han declarado en el comunicado conjunto.
En pleno contexto de la invasión ucraniana y con el acuerdo nuclear con Irán en la agenda internacional, a finales de marzo se celebró por primera vez una cumbre tripartita entre Egipto, Israel y Emiratos Árabes Unidos (EAU). En esta reunión se mantuvieron conversaciones sobre temas de interés en la zona de Oriente Medio como las cuestiones relacionadas con la energía, estabilidad de mercado y seguridad alimentaria.
Egipto fue el primer país árabe en normalizar relaciones con Israel en 1979, tras décadas de conflicto. Los emiratíes reconocieron la soberanía de Israel recientemente, en 2020. Así, esta reunión ha sido la primera celebrada desde que EAU normalizara las relaciones con el país, estableciendo un «eje» árabe-israelí de cooperación.
A esta nueva «alianza» se han sumado los ministros de exteriores de Marruecos y Baréin junto al de Estados Unidos, reuniéndose con los protagonistas del mencionado «eje» en la «Cumbre del Neguev» que comenzó esta misma semana.
Esta reunión se ha considerado un «hito», ya que materializa el nuevo vínculo de Israel con sus vecinos y el ya conocido apoyo de Estados Unidos. No obstante, no todos los países árabes piensan como los participantes de esta alianza. «Traidores» ha sido el adjetivo utilizado por Irán para señalar a estos estados árabes que, a su modo de ver, han «cedido» ante la «conspiración sionista-estadounidense».
A pesar de la poca trascendencia del contenido de las conversaciones, un portavoz de exteriores ha detallado que el centro de las conversaciones giró en torno al aumento de la cooperación, en asuntos regionales como la causa Palestina y las negociaciones sobre el restablecimiento del acuerdo nuclear con Irán, foco de «preocupación» para la mayoría de asistentes.
«Lo que estamos construyendo es un frente unido comprometido con la paz, la prosperidad y la estabilidad», declaró el representante de Israel, Yair Lapid. Desde la cumbre se ha querido trasladar un mensaje a las «fuerzas extremistas», especialmente a Irán, acusado de liderarlas en un intento de desestabilizar la zona.
En el discurso inaugural, el ministro israelí dejó claro al mundo que es la primera reunión «pero no la última» e, incluso, ha hecho un llamamiento a los pueblos de la región, incluyendo a los palestinos ofreciendo «sustituir el camino del terrorismo y la destrucción, por un futuro compartido de progreso y éxito».
El secretario de Estado, Antony Blinken, se reunió con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás el pasado 28 de marzo. Abás le transmitió que le pidiera a la Administración Biden que tomara medidas de apoyo para la solución del conflicto en dos estados ya que consideraba que se había visto «traicionado».
También aprovecho para condenar la «hipocresía» ante el «doble rasero de Occidente» al oponerse a la invasión rusa de Ucrania invocando al Derecho Internacional pero, sin embargo, sin defender a los palestinos ante la «ocupación» de Israel.
Queda claro que uno de los puntos fuertes tanto dentro como fuera del debate ha sido la disputa territorial de la zona de Cisjordania y Gaza, y dentro de las reuniones cada ministro ha presentado su postura.
Irán ha reaccionado de forma muy directa, y ha tratado de «puñalada» y «traición» a Palestina tras la decisión de estos países árabes de unirse a Israel y EEUU, denominando a los encuentros como la «cumbre del mal». Blinken dedicó parte de su discurso en las reuniones a defender a los países que forman parte de los Acuerdos de Abraham o normalizan relaciones con Israel, dejando claro que pueden «apoyar a la Autoridad Palestina y al pueblo palestino de manera concreta».
Según el representante de Estados Unidos, el objetivo de las conversaciones que se llevaron a cabo es «crear las condiciones para una solución negociada de dos estados», para que ambos pueblos puedan disfrutar de las mismas libertades, seguridad, oportunidades y dignidad.
Por su parte, Bahrein continúa instando a ambas partes a unirse y negociar una resolución que establezca un «estado viable para los palestinos y proteja la seguridad e intereses de todas las partes». En relación a esta cuestión Egipto recalcó la necesidad de crear fronteras reconocidas para Palestina con Jerusalén Este como capital. De la misma manera, Marruecos se ha unido a esta demanda y desde Emiratos Árabes Unidos no se ha hecho mención a la causa palestina.
«La Liga Árabe», ¿una traición al pueblo palestino?
A día de hoy cabría preguntarse si la Liga Árabe funciona realmente. Esta organización compuesta por 22 países ha mostrado desde su inicio el apoyo al pueblo palestino. Es más, en su carta fundacional se encuentra establecido el propósito de lograr la «independencia del territorio árabe en contra del establecimiento de un régimen judío en la zona»; y, a pesar de que los miembros de la liga deben ser estados independientes, a Palestina se le ha dado un trato especial para participar en la liga.
La falta de compromiso para actuar de forma común ha sido la base de la ineficacia de la Liga Árabe. Una de las debilidades que se aprecian de la organización de estados árabes es la falta de vinculación de las resoluciones, donde solo aquellos que las aprueban están obligados a cumplirlas. Esto hace que cada país tome de manera independiente decisiones cuando deberían de mostrar cohesión para poder fortalecer la región llevando a cabo políticas que beneficien los intereses de todas las partes.
Tras la guerra con Israel de 1948 se aprobaron dos acuerdos; uno para la defensa común y otro para la cooperación económica; sin embargo no llegaron a implementarse de manera adecuada, lo que ha llevado a debilitar la acción conjunta.
No todo fueron fracasos, en ámbitos apolíticos sí que se han conseguido alianzas importantes debido al carácter técnico y la ausencia de la ideología en la materia. Entre estos casos de éxito encontramos la fundación de la Organización Árabe de Países Exportadores de Petróleo (AOPEC) en 1968 y la Organización de la Liga Árabe para la Educación, la Cultura y la Ciencia (ALECSO) en 1970.
Entre las primeras decisiones con «falta de actuación conjunta» tenemos el reconocimiento del estado de Israel, con el que comenzó Egipto. Sin embargo, el compromiso real de la organización con la causa palestina se vio totalmente truncado cuando los Emiratos Árabes Unidos normalizaron en 2020 las relaciones con Israel. Palestina quiso que desde la organización se condenara el reconocimiento del país que le invade. Sin embargo, no lo hizo, facilitando el mismo camino para Qatar, Kuwait, Libia y Líbano para unirse al establecimiento de relaciones con Israel.
Se suponía que la Liga Árabe prometía paz y normalización de las relaciones con el nuevo estado que se establecía en el territorio, pero solo cuando se retirara de las tierras palestinas. Uno de los motivos que se consideran clave en el reconocimiento repentino de Israel fue la Primavera Árabe, cuando los regímenes autocráticos se vieron amenazados por las protestas, procedieron a empezar a normalizar las relaciones con el estado judío bajo la presión de Estados Unidos
Estas nuevas alianzas estratégicas con el estado de Bennett se presentan como un «desafío existencial» para el territorio ocupado. A pesar de que la eficacia de la Liga siempre ha sido objeto de debate, el abandono del compromiso común por parte de los países árabes con Ramala, se considera una pérdida de la «razón de ser» de la Liga Árabe.
El propio representante de Estados Unidos en la cumbre fue el propulsor de la normalización de relaciones a través de la firma de los «Acuerdos de Abraham», lo que ha considerado “nuevo amanecer». A través de estos se normalizó la interactuación entre Bahrein y Emiratos Árabes Unidos con Israel. Esta alianza puede derivar en una reconfiguración de la región de Oriente Próximo, ya que la creación de este nuevo bloque en contra del auge de Irán puede abrir la puerta a entrar en diálogo a Arabia Saudí.
Está claro que todo país toma este tipo de decisiones con un objetivo propio y que con estos acuerdos se abre un gran mercado comercial y de inversiones. Israel encuentra un gran mercado en el golfo pérsico, que además es uno de los destinos turísticos favoritos de los israelíes. También se recalca el papel de la transferencia militar entre los nuevos socios, como la importación de material para EAU que ayudará a ganar una buena posición para tratar de frenar a Irán.
Los únicos que no obtuvieron nada a cambio, «los grandes perdedores» son los palestinos, que, además, pierden los apoyos de las monarquías del golfo. Tanto la Autoridad Nacional Palestina como el movimiento islamista Hamás rechazaron dichos acuerdos en su momento, haciendo lo mismo con este nuevo avance en la alianza.
También es necesario comentar el lugar donde se realizaron las reuniones, Neguev, sitio donde vivió y murió Ben Gurion, al cual ha hecho mención en su discurso el ministro israelí. Gurion fue el primer ministro de Israel, un líder sionista que llevó a cabo la “catástrofe” palestina en 1948, “Nakba”. Miles de palestinos abandonaron sus hogares debido a la limpieza étnica que se llevó a cabo en el territorio.
Marwan Bishara, en un artículo para “aljazeera” ha querido hacer un pararelismo de los palestinos refugiados con la Guerra Fría, aunque en este caso de manera regional. Por un lado Israel y el estado emiratí, y en el otro a Irán. El experto también ha mencionado la “indiferencia” de los ministros ante la causa durante la visita al territorio, ya que ninguno visitó la zona ocupada. ¿Será por miedo a la respuesta de los palestinos ante la nueva alianza de los árabes con Israel?
Irán, un enemigo común
El otro gran tema que acaparó el foco de las reuniones giró en torno al vecino regional Irán. Israel tiene “miedo” de que un nuevo acuerdo nuclear con los persas lleve a un Oriente Medio más “violento y volátil”. Algunos analistas ya advierten del “creciente malestar” en la región. Entre otras causas, debido a las diferencias entre países de Medio Oriente y Estados Unidos respecto a la reactivación del acuerdo nuclear con Irán y la visión desde Washington de respuesta “demasiado blanda” en contra de la ofensiva rusa por parte de la región.
A pesar de discrepar con Estados Unidos respecto a la vuelta al acuerdo nuclear de 2015, Bennet ha recalcado que las relaciones con el régimen de Biden siguen siendo estrechas y sólidas. Israel ha querido dejar claro que no está en contra de su firma, sino que considera que este acuerdo fortalecerá a Teherán en el momento equivocado.
Este argumenta que el panorama actual sería favorable para los persas, que encontrándose en el “punto más débil de la historia” podrían aprovechar la inversión de millones de dólares para rearmarse y atacar a Israel.
El ministro de exteriores Lapid declaró que la alianza va a favorecer las “capacidades compartidas que intimiden y disuadan” a Irán y sus socios, «Lo que los detendrá no es la vacilación ni la conciliación, sino la determinación y la fuerza» añadió.
Ha sido destacada la importancia que le ha dado los ministros árabes a incrementar la cooperación para “superar” obstáculos y hacer frente a “amenazas comunes”; con estas declaraciones han evitado realizar comentarios explícitos respecto a la formación de “un frente común” contra Irán. El ministro estadounidense Blinken, se ha unido a estas declaraciones de los países de la región.
Por parte del gobierno persa, ya dejó clara su posición favorable a restaurar el pacto que limitaba su programa nuclear, si se cumplía el levantamiento de las sanciones impuestas a su territorio. Sin embargo, tras once meses de negociaciones, el conflicto ucraniano se ha interpuesto en la retoma del acuerdo.
El ministro de asuntos exteriores, Serguei Lavrov, pidió “garantías” para evitar que sus relaciones con Irán no se vean afectadas debido a las sanciones que se le han impuesto tras la invasión. Desde Europa se advierte de que las ”exigencias” de Rusia podrían parar el largo proceso de negociación, y por su parte, Blinken considera que las peticiones de Lavrov son “irrelevantes”.