Vuelve el temor nuclear a Ucrania tras los ataques sobre la central nuclear de Zaporiyia de los que se acusan mutuamente Rusia y Ucrania. Tras semanas de tensiones, la OIEA viajará a Ucrania para visitar la central para garantizar la seguridad nuclear del lugar.
Este mes de agosto ha sido noticia la preocupación alrededor de los bombardeos en torno a la central nuclear ucraniana de Zaporiyia. La central se encuentra al sur del país, en una zona tomada por los rusos al comienzo de la invasión y es la más grande de Europa.
Fue el pasado 7 de agosto cuando se denunciaron bombardeos cerca de la central, aumentando los temores sobre la posibilidad de que se produzca un accidente nuclear. Tanto Ucrania como Rusia se acusan mutuamente de los ataques cuya autoría no podrá verificarse hasta que no se realice el acceso a investigadores al lugar.
Tras semanas de tensiones, finalmente este lunes 29 de agosto el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, anunció en Twitter que expertos del organismo están viajando a Ucrania para visitar la planta de Zaporiyia y con el objetivo de garantizar su seguridad nuclear.
La misión evaluará los daños físicos a las instalaciones de la ZNPP, determinaría si los sistemas de seguridad principales y de respaldo son funcionales y evaluará las condiciones de trabajo del personal, además de realizar actividades urgentes de salvaguardas en el lugar.
Tras los últimos bombardeos del pasado viernes, jueves y sábado, Ucrania ha informado a la OIEA que no se ha producido aumento de niveles de radiación, información confirmada también por el Ministro de Defensa ruso. La planta también tendría acceso a la electricidad tras el corte temporal de conexión del pasado jueves.
«El último bombardeo subrayó una vez más el riesgo de un posible accidente nuclear en la ZNPP, la central nuclear (PNP) más grande de Europa, que está controlada por las fuerzas rusas desde principios de marzo pero operada por su personal ucraniano», dijo la OIEA en un comunicado el domingo 28 de agosto.
Se lleva meses pidiendo una zona de exclusión aérea sobre las centrales nucleares y, ahora, una zona desmilitariza en las intermediaciones de Zaporiyia. Según los expertos, los redes y cámaras están detectando cada vez más misiles sobrevolando bajo sobre las instalaciones nucleares del país con el objetivo de no ser detectados.
La OIEA declaró a mediados de agosto que no existe «amenaza inmediata» a la seguridad nuclear pero alerta que la situación podría cambiar «en cualquier momento».
Volodimir Zelenski, recordó lo sucedido en Chernóbil relacionándolo con el peligro en Zaporiyia. «El mundo no debe olvidar Chernóbil y el hecho de que Zaporiyia es la mayor central de Europa. La catástrofe de Chernóbil fue por la explosión de un reactor, y la central de Zaporiyia tiene seis», dijo.
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El reactor número 4 de la central de Chernóbil explotó el 26 de abril de 1986, en el que supone el accidente nuclear civil más importante de la historia, que emitió una nube radiactiva que cubrió toda Europa.
«La acción militar que ponga en peligro la seguridad de la central nuclear de Zaporizhzya es completamente inaceptable y debe evitarse a toda costa», alertó el jefe del OIEA, Rafael Mariano Grossi, el pasado 7 de agosto. Grossi también expresó su preocupación por el ataque y subrayó el riesgo «muy real de un desastre nuclear» que podría amenazar la salud pública y el medio ambiente en Ucrania «y más allá».
Hasta que no se permita el acceso de investigadores al lugar no se podrá verificar la versión de ninguna de las partes, por ello, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, pidió este lunes que se permitiera el acceso de inspectores internacionales mientras que Ucrania y Rusia se acusan mutuamente de los ataques sobre la planta.
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El representante chino ante la ONU, Zhang Jun, advirtió este jueves en el Consejo de Seguridad que un accidente en la central nuclear de Zaporiyia podría ser «más grave que el accidente nuclear que tuvo lugar en Fukushima en 2011».
Se acelera una nueva carrera nuclear en el mundo
«Cualquier ataque a una planta nuclear es una misión suicida» dijo Guterres desde Japón durante su discurso con motivo del 77º aniversario del primer bombardeo atómico de la historia. En este discurso Guterres también señaló que se está acerando una nueva carrera armamentística en el mundo y que las crisis con «graves matices nucleares» se están extendiendo rápidamente, desde Oriente Medio hasta la península de Corea pasando por Ucrania.
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«Es totalmente inaceptable que los Estados en posesión de armas nucleares admitan la posibilidad de una guerra nuclear. La humanidad está jugando con una pistola cargada», advirtió Guterres. El Secretario General también criticó que los líderes mundiales estén gastando cientos de miles de millones de dólares para aumentar sus arsenales y que haya casi 13.000 armas nucleares almacenadas en arsenales en todo el mundo.
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Guterres también quiso destacar los signos de esperanza: En junio, los miembros del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares se reunieron por primera vez para desarrollar una hoja de ruta hacia un mundo libre de estas armas del fin del mundo. Y ahora mismo, la décima Conferencia de Examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares se está celebrando en Nueva York.
Sin embargo, precisamente esa semana de comienzos de agosto Rusia también suspendió el acuerdo que permite a inspectores estadounidenses y rusos visitar recíprocamente el armamento nuclear de cada uno en virtud del Tratado New Start de 2010. Estas inspecciones ya habían suspendido desde el comienzo de la pandemia pero ahora Rusia alega otro motivo para no reiniciarlas: las sanciones de Estados Unidos debido a la invasión de Ucrania no permiten que los inspectores rusos viajen a Estados Unidos.
En relación a este contexto de preocupación nuclear el Ministro de Sanidad de Rumanía, Alexandro Rafila, pidió a comienzos de agosto a los ciudadanos menores de cuarenta años que se aprovisionaran de pastillas de yo «lo más rápido posible» ante la posibilidad de desastre nuclear en Ucrania.