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Transición de paz en Somalia: Un momento decisivo para la estabilidad en la región

Análisis

Andrés Fuentealba
Andrés Fuentealba
Periodista y Máster en Análisis Internacional y Geopolítico de LISA Institute. Investigo para comprender y difundir conocimientos sobre el mundo arabo-islámico, con particular hincapié en entender el fenómeno del yihadismo y sus implicaciones sociales, económicas y políticas a nivel global.

La transición de la seguridad en Somalia ha entrado en una nueva fase con la llegada de la Misión de Apoyo y Estabilización de la Unión Africana. Este cambio busca fortalecer al Gobierno Federal ante la amenaza persistente de Al-Shabab y otros grupos yihadistas. Sin embargo, el proceso ocurre en un contexto de tensiones políticas y disputas regionales. En este artículo, el alumni del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, Andrés Fuentalba explica las claves de esta transición y su impacto en la región.

El 1 de enero comenzó una nueva fase en la seguridad de Somalia con el reemplazo de la Misión de Transición de la Unión Africana (ATMIS) por la Misión de Apoyo y Estabilización de la Unión Africana (AUSSOM). Esta misión busca contrarrestar la amenaza persistente de Al-Shabab y otros grupos yihadistas. Su implementación ocurre en un momento crucial para la estabilidad del país.

Somalia atraviesa una profunda crisis política. A esto se suman conflictos internos y tensiones regionales. Esta combinación subraya la complejidad del cambio de misión y sus implicaciones tanto internas como externas.

La crisis que ha afectado a Somalia durante más de tres décadas ha tenido repercusiones significativas en toda la región. En este contexto, las operaciones de paz, como la ATMIS y la AUSSOM, no son un fenómeno reciente. Tras la caída del dictador Siad Barre en 1991, Somalia ha sido objeto de diversas intervenciones externas. Cada una ha tenido diferentes enfoques y motivaciones, partiendo desde la misión de la ONU con la ONUSOM I y II entre 1992 y 1995, hasta la primera misión de paz de la Unión Africana (UA) en 2007 con la AMISOM.

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El largo historial de operaciones extranjeras en el país solo atestigua la inestabilidad crónica. También evidencia la incapacidad de un Gobierno Central de garantizar la seguridad de su territorio.

AMISOM: La primera operación de paz de la Unión Africana (UA) en Somalia

La AUSSOM representa la tercera fase de este extenso proceso de paz que comenzó en 2007 con la AMISOM. Esta misión surgió con el objetivo de contrarrestar la insurgencia de la organización terrorista Al-Shabab, que comenzó tras la intervención militar etíope de 2006. Pero, ¿Cómo se llegó a esta situación? Para comprender el inicio de esta prolongada experiencia de operaciones internacionales, es necesario contextualizar los orígenes y antecedentes de dicha intervención.

Tras el derrocamiento de la dictadura de Syad Barre y durante toda la década de los noventa, Somalia estuvo sumida en el caos y la anarquía. Fue en este período que se da inicio a varios intentos de procesos de reconciliación, para dar paso a un Gobierno de Transición y así estructurar un camino institucional que pudiera resolver la enorme crisis que se vivía.

Una de las más importantes fue la «Conferencia de Yibuti (2000)», celebrada en Atra, la capital, entre el 20 de abril y el 5 de mayo. En este evento se organizó la creación del Gobierno Nacional de Transición (GNT), el primer gobierno somalí en ser reconocido por la ONU desde 1991. Este reconocimiento le permitió recuperar su lugar en organismos regionales como la Autoridad Intergubernamental del Desarrollo (IGAD), la Liga Árabe y la Organización de la Unidad Africana (OUA). Esta última sería reemplazada por la Unión Africana (UA) en 2002.

No fue hasta la «Conferencia de Nairobi (2004)», celebrada en Kenia, cuando se alcanzó un momento clave en el proceso de establecimiento de un gobierno de transición. En esta ocasión, se suscribió la «Declaración sobre la armonización de diversas cuestiones», propuesta por los delegados somalíes. Entre ellos, se encontraban sectores opositores que anteriormente habían rechazado los procesos de reconciliación. Este acuerdo estableció la conformación de instituciones federales provisionales y planificó futuras elecciones.

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En agosto del mismo año, se constituyó el Parlamento Federal de Transición. En octubre, Abdullahi Yusuf Ahmed, coronel y líder de la región semiautónoma de Puntlandia, fue designado presidente del Gobierno Federal de Transición (GFT). Su elección fue realizada por los miembros del Parlamento Federal de Transición.

A pesar de los avances en términos de gobernabilidad y reconocimiento internacional, en la práctica el GFT no tenía la capacidad militar para controlar el territorio. La mayor parte del país estaba en manos de milicias opositoras. Entre ellas destacaba un actor clave para la posterior insurgencia de Al-Shabab: la Unión de Tribunales Islámicos (UTI).

El ascenso de este grupo a principios de la década de 2000 se explica por el caos generalizado y la prolongada ausencia de un gobierno central efectivo en Somalia. La UTI estaba compuesta por diversos tribunales islámicos locales. Esta organización fue establecida bajo el liderazgo del jeque Sharif Sheikh Ahmed. Él dirigía un Consejo Ejecutivo que ejercía la autoridad efectiva, con Sheik Hassan Aweys a la cabeza.

Figuras de alto rango de la UTI, participando en la oración de Eid-ul Fitr en la Mezquita de Solidaridad Islámica. Fuente: allcegaag.com 

Las cortes islámicas se establecieron a través de clanes y comunidades comerciales. Lograron cierta legitimidad en un importante sector de la población, que no veía en los señores de la guerra una administración capaz de imponer orden y justicia.

No obstante, en la UTI también había sectores islamistas con agendas radicales. Entre ellos destacaban Al-Shabab y antiguos miembros del grupo extinto Al-Ittihad, especialmente en las zonas centrales y del sur de Somalia.

El conflicto en Somalia: la lucha entre el GFT y la UTI

El enfrentamiento entre el Gobierno Federal de Transición (GFT) y la Unión de Tribunales Islámicos (UTI) llegó a un punto crítico en 2006. Las milicias islámicas avanzaron hacia Baidoa, sede administrativa del GFT, y lograron tomar el control de Beled Weyn, una localidad cercana a la frontera con Etiopía.

Ante esta grave amenaza, el GFT solicitó apoyo internacional. En respuesta, la UTI advirtió que recurriría a la yihad si fuerzas extranjeras intervenían.

A pesar de estas advertencias, Etiopía intervino oficialmente el 20 de diciembre de 2006. Esta acción fue respaldada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas mediante la Resolución 1725, que también autorizó una suspensión parcial del embargo de armas impuesto desde 1991, para favorecer al Gobierno Federal de Transición.

Gracias a la superioridad militar de las fuerzas etíopes, complementada por el apoyo aéreo de Estados Unidos, el Gobierno Federal de Transición (GFT) logró recuperar amplias zonas del territorio. El 26 de abril de 2007 declaró su victoria.

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Los sectores más moderados de la Unión de Tribunales Islámicos (UTI), liderados por Sharif Sheikh Ahmed, aceptaron la rendición. Se reorganizaron bajo el nombre de la Alianza para la Re-Liberación de Somalia (ARS), un grupo respaldado por Eritrea, cuya estructura política se estableció en dicho país. Sin embargo, los elementos más radicales, encabezados por el jeque Hassan Aweys, rechazaron el acuerdo. Hicieron un llamado a una guerra de guerrillas, dando lugar a la insurgencia de Al-Shabab, que continúa hasta la actualidad.

Debido a los diversos actos de insurgencia de este grupo y milicias aliadas al mismo, la ONU, bajo la resolución 1744 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, autorizó el despliegue de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM), con el objetivo de fortalecer la soberanía del Gobierno Federal de Transición (GFT) ante la considerable amenaza de Al-Shabab.

Durante 14 años, la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM) desempeñó un papel fundamental en garantizar la seguridad frente a amenazas como Al Shabab y otros grupos yihadistas. Sin embargo, no fue hasta 2022 cuando se llevó a cabo la transición hacia la Misión de Transición de la Unión Africana en Somalia (ATMIS).

ATMIS en Somalia: el proceso de transición y su impacto en la seguridad del país

La Misión de Transición de la Unión Africana en Somalia (ATMIS) se estableció en 2022 como parte de un esfuerzo continuo para abordar la inestabilidad en el país. Esta misión surgió tras la finalización de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM), bajo la Resolución 2628 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, votada el 31 de marzo de 2022.

La Unión Africana creó ATMIS con el objetivo de transferir gradualmente las responsabilidades de seguridad al Gobierno Federal de Somalia. Con ello, buscaba fortalecer su papel como garante de la seguridad nacional.

Para lograr este plan, la transición se organizó en tres fases:

La primera fase del repliegue concluyó el 30 de junio de 2023. En esta etapa, se transfirieron un total de siete bases militares a las Fuerzas de Seguridad Nacional de Somalia (SNSF) y se retiraron 2000 soldados de la misión. 

La segunda fase de la retirada se realizó el 3 de diciembre de 2023, la cual contó con la salida de 3000 efectivos y la transferencia de ocho bases de operaciones avanzadas al Ejército Nacional de Somalia (SNA). Esto de acuerdo con la Resolución 2710 (2023) del Consejo de Seguridad de la ONU.

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La tercera y última fase se llevó a cabo conforme a lo estipulado en la Resolución 2741 del Consejo de Seguridad (2024). Esta etapa contempló la retirada de 4,000 efectivos, divididos en dos contingentes de 2,000 soldados cada uno, con el primer grupo retirado a finales de junio y el segundo en septiembre. Tras esta reducción, la misión quedó compuesta por un contingente de 12,626 efectivos, cifra significativamente menor en comparación con los aproximadamente 22,000 soldados desplegados en abril de 2022, cuando se llevó a cabo la transición de la AMISOM a  la ATMIS.

ATMIS entrega la base militar de Kuday al Ejército Nacional Somalí. Jubalandia Fuente: ATMIS-au

Este proceso de transferencia progresiva de responsabilidades ha estado respaldado por diversas iniciativas de la comunidad internacional, entre las que destaca el levantamiento parcial del embargo de armas, aprobado bajo la Resolución 2714 del Consejo de Seguridad de la ONU. Dicha resolución fue adoptada el 1 de diciembre de 2023, marcando un hito significativo en el apoyo internacional al fortalecimiento de las capacidades del Gobierno Federal de Somalia.

La transición de ATMIS a AUSSOM en Somalia

La transición de la ATMIS a la AUSSOM fue aprobada en el Consejo de Paz y Seguridad de la UA (PSC) en su 1225.ª reunión, el 1 de agosto de 2024. La operación continuará con el despliegue de 12,626 efectivos, incluidos 1,040 policías militares, en los primeros seis meses. Además, establece un esquema de financiación híbrido en el que la Unión Africana contribuirá con el 25% y la ONU con el 75%. Sin embargo, aún no se ha concretado un compromiso definitivo al respecto.

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Esta transición ha ocurrido en un contexto marcado por diversas dinámicas que han generado alta volatilidad. La organización y distribución de tropas entre los países involucrados se ha visto afectada. Tanto Somalia como la región del Cuerno de África están inmersas en un complejo juego de poder. Actores regionales, cada uno con sus propios intereses, influyen en la situación.

Por ello, este proceso de transición es crucial. No solo busca garantizar la estabilidad interna del país, sino también preservar el equilibrio entre los países y actores involucrados en la zona.

Contexto Regional en Somalia

Rol de Turquía

Turquía se ha convertido en uno de los actores más interesados en la transición de paz en Somalia. Sus intereses comerciales y su creciente influencia en seguridad y defensa han sido claves. Además, ha proporcionado ayuda humanitaria y ha desarrollado importantes inversiones en infraestructuras y otras áreas.

En el ámbito de la seguridad y defensa, su influencia destaca especialmente desde la inauguración en 2017 de la base militar y academia TURKSOM en Mogadiscio, la mayor instalación militar turca en el extranjero. Allí se entrena la brigada de élite del Ejército Nacional de Somalia (SNA), conocida como las tropas GorGor.

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A pesar de los diversos proyectos que Turquía ha desarrollado en Somalia, no fue hasta el año pasado cuando se consolidó el más significativo de ellos. En febrero de 2024, Somalia y Turquía firmaron un importante acuerdo de defensa, mediante el cual Turquía asumió el compromiso de proteger el espacio marítimo de Somalia durante una década. Además, se encargará de la «modernización» de la flota naval somalí. Como beneficio, Ankara obtendrá el 30 % de los ingresos por la zona de explotación marítima que Somalia le ha cedido.

Este acuerdo surge en respuesta a uno de los eventos más relevantes de 2024 en la región: la firma de un memorando de entendimiento entre Etiopía y Somalilandia.

Rol de Etiopía (Aún por definir en la AUSSOM)

Las tensiones surgidas a lo largo de 2024 por el memorando de entendimiento con Somalilandia fueron cruciales. Hasta hoy, este tema sigue marcando las dinámicas entre Etiopía y la AUSSOM. Etiopía fue uno de los primeros países en aportar tropas a esta misión y es, además, uno de los más interesados en mantenerlas en Somalia.

Este acuerdo firmado el 1 de enero de 2024, establece que Somalilandia otorga a Etiopía derechos para el uso del puerto de Berbera, a cambio de un reconocimiento internacional.

Este acuerdo generó una fuerte reacción en Somalia, que considera a Somalilandia como una región separatista y acusó a Etiopía de violar su soberanía. A lo largo de 2024, las relaciones entre estos actores se deterioraron, hasta la reunión en Ankara el 11 de diciembre. 

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En esta reunión, mediada por Turquía, se alcanzó un acuerdo que establece las bases para futuras conversaciones técnicas. El objetivo es abordar las tensiones y facilitar el acceso de Etiopía al mar a través de un puerto en Somalia. Sin embargo, no se especificó su ubicación.

El acuerdo también reafirma la soberanía y la integridad territorial de Somalia, aunque no menciona el pacto con Somalilandia. Se prevé que las negociaciones técnicas comiencen en febrero de 2025. Ante esta coyuntura, y debido a las reuniones recientes, es probable que Etiopía sí integre la AUSSOM. No obstante, aún no está 100 % confirmado.

Rol de Egipto y otros países (Aún por definir en la AUSSOM)

Egipto ha visto en las tensiones entre Somalia y Etiopía una oportunidad para presionar a Etiopía y ganar influencia en el Cuerno de África.

Cabe recordar que ambos países mantienen disputas por la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD). Es uno de los proyectos hidroeléctricos más grandes del mundo y el mayor de África. Esta presa afecta los cauces del río Nilo, lo que ha sido un punto constante de fricción entre ambas naciones.

Desde el pasado 14 de agosto. Egipto y Somalia firmaron un importante acuerdo de defensa que consiste en el despliegue de 10.000 tropas egipcias en el país. La mitad para liderar la misión de la AUSSOM, y las otras para funcionar de manera independiente en el país. 

A pesar de dicho acuerdo, aún no está confirmada al 100% la presencia de Egipto en la AUSSOM. El 15 de enero habrá una reunión de alta delegación en El Cairo, para tratar dicho tema.

Burundi, Kenia y Uganda. 

Una de las principales incógnitas de esta transición es el número de tropas que Burundi contribuirá a la AUSSOM. Aunque Burundi solicitó un contingente mayor, Somalia solo ofreció 1.041 efectivos, lo que fue considerado insuficiente e irrespetuoso por el país, que esperaba desplegar al menos 2.000. Esta situación ha generado tensiones diplomáticas entre ambos países, y aún se desconoce cuántos efectivos finalmente se integrarán a la misión.

Con respecto a Kenia y Uganda, han mostrado disposición de continuar aportando personal en la misión, aunque también es un misterio cuántas tropas distribuirán. 

El 24 de diciembre, el General Mohammed Nur Hassan realizó una visita a Somalia en calidad de representante de alto rango. El comandante de las KDF resaltó la relevancia de mantener fuerzas sobre el terreno y reafirmó el compromiso de Kenia en el proceso de transición


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