Estados Unidos enfrenta una crisis política creciente, marcada por polarización, desconfianza institucional y violencia. La radicalización ideológica y el uso de redes sociales agravan el conflicto. La fractura social debilita la cohesión y amenaza la estabilidad democrática. Para profundizar en el riesgo real de un conflicto interno, te recomendamos este análisis complementario sobre la probabilidad de una guerra civil.
La crisis política en Estados Unidos está entrando en una fase crítica. Diversos indicadores apuntan a un aumento de la polarización política, el deterioro de la confianza en las instituciones y la violencia política contra líderes y figuras públicas. Aunque hablar de «guerra civil» a día de hoy parece una exageración, el escenario de enfrentamientos internos ya no es solo teórico: los datos e indicadores clave muestran que los riesgos son crecientes.
A continuación, se describen los factores que agravan la crisis política en Estados Unidos, destacando sus posibles causas. Al final, el equipo de LISA Analysis Unit ofrece una serie indicadores para facilitar una mejor monitorización de los acontecimientos para los Analistas de Inteligencia, Analistas Internacionales y Analistas Estratégicos y Prospectivos:
Factores que agravan la crisis política en Estados Unidos
1. Aumento de la polarización política extrema
La polarización política en Estados Unidos ha alcanzado niveles sin precedentes en la historia reciente. Este fenómeno no es solo ideológico (es también emocional y social) y se manifiesta en la creciente dificultad para que distintos grupos de la sociedad compartan un marco común de referencia sobre la realidad:
1.1. Polarización ideológica y afectiva
- Ideológica: Demócratas y republicanos están más alejados que nunca en sus posiciones sobre economía, inmigración, aborto, armas, política exterior, empresas tecnológicas y medioambiente. Las encuestas muestran que el porcentaje de votantes que se identifican como “muy liberales” o “muy conservadores” ha crecido significativamente en la última década, mientras que el centro político se reduce (Pew Research Center, 2023).
- Afectiva: No se trata únicamente de desacuerdo en políticas. Existe un rechazo personal hacia el adversario. Cada vez más ciudadanos creen que el partido contrario es una amenaza para el país y que sus seguidores son inmorales o desinformados. Este fenómeno, conocido como polarización afectiva, está bien documentado en estudios de Carnegie Endowment for International Peace (2023) y Brookings Institution (2024).
1.2. Desaparición del consenso básico
La polarización ha fragmentado el espacio común de diálogo. Las verdades compartidas que antes estructuraban el debate público —confianza en el proceso electoral, respeto a las instituciones, credibilidad de los medios de comunicación— se han debilitado:
- Narrativas opuestas: Dos bloques mediáticos ofrecen versiones radicalmente diferentes de los mismos hechos, alimentando burbujas informativas (Knight Foundation, 2023).
- Radicalización del discurso: La retórica política se ha vuelto más agresiva, con llamados a “salvar el país” de la amenaza que representa el adversario (Carnegie, 2023).
- Incremento de la intolerancia política: Crece el número de personas que creen que ciertas opiniones deberían ser censuradas o que justifican el uso de medios no democráticos para evitar que el otro bando gane poder (Bright Line Watch, 2024).
1.3. Consecuencias prácticas de la polarización
- Bloqueo institucional: Las instituciones políticas y judiciales podrían experimentar niveles históricos de parálisis legislativa y ejecutiva.
- Judicialización de la política: Los conflictos se trasladan a tribunales, aumentando la percepción de que las cortes actúan como actores partidistas (National Bureau of Economic Research, 2023), reduciendo así la confianza/legitimidad hacia actores gubernamentales, tanto políticos como judiciales.
- Escalada del conflicto social: La polarización alimenta la hostilidad en redes sociales, el boicot económico a empresas nacionales o extranjeras que apoyan causas contrarias y, en casos extremos, la violencia política (ADL Center on Extremism, 2024).
2. Desconfianza creciente en las instituciones
La desconfianza en las instituciones de Estados Unidos es uno de los fenómenos más preocupantes de la última década y actúa como multiplicador de la polarización política. Consultando los últimos registros de las encuestas, previos a la toma de posesión de Donald Trump en su segunda legislatura:
2.1. Caída histórica de la confianza en el gobierno
- La confianza en el gobierno federal ha caído a niveles cercanos al 20 %, el nivel más bajo desde que existen registros (Pew Research Center, 2024).
- En los años sesenta, más del 70 % de los estadounidenses confiaban en que el gobierno “hiciera lo correcto”. Hoy predomina el escepticismo, en parte por escándalos de corrupción, guerras prolongadas y crisis económicas mal gestionadas (American National Election Studies, 2023).
2.2. Desconfianza en otras instituciones clave
- Congreso: La aprobación del Congreso ronda el 15-20 %, reflejando la parálisis legislativa (Gallup, 2024).
- Sistema judicial: Decisiones de la Corte Suprema en temas sensibles como aborto y derecho al voto han polarizado a la población.
- Medios de comunicación: Un 50 % de los estadounidenses cree que los medios publican información engañosa con intención política (Knight Foundation, 2023).
- Cuerpos de seguridad: Los casos de uso excesivo de la fuerza han deteriorado la relación entre ciudadanía y policía, sobre todo en comunidades afroamericanas y latinas (Bureau of Justice Statistics, 2024).
2.3. Impacto en la gobernabilidad
- Desobediencia civil: Crece la resistencia a cumplir leyes consideradas injustas, potenciándose la legitimidad percibida para emprender una «revolución», ya sea pacífica o combativa.
- Rechazo de resultados electorales: Tras las elecciones de 2020, un gran número de ciudadanos afirmó no reconocer la victoria presidencial, desechando los análisis del proceso electoral (University of Chicago, 2022).
- Vacío de autoridad: La falta de confianza abre espacio a discursos antisistema y líderes populistas (RAND Corporation, 2024).
2.4. Efecto internacional
La crisis de confianza interna debilita la capacidad de EE.UU. para liderar en el escenario internacional, lo que es aprovechado por potencias rivales como Rusia o China para socavar su influencia en espacios de interés común.
3. Incremento de la violencia política
El aumento de la violencia política en Estados Unidos es uno de los indicadores más preocupantes de inestabilidad interna. Ya no se trata solo de un fenómeno aislado o de violencia callejera espontánea: la violencia se está profesionalizando, planificando y dirigiendo de forma más selectiva hacia objetivos concretos. Esto supone un salto cualitativo en el riesgo de desestabilización del sistema democrático.
3.1. Tendencia al alza de la violencia política
- Departamento de Seguridad Nacional (DHS): ha identificado la violencia política doméstica como una de las principales amenazas para la seguridad nacional en 2025 (DHS National Terrorism Advisory System, 2025).
- Centro para el Estudio de la Violencia Política de UC Davis: sus encuestas revelan que aproximadamente un 20 % de los estadounidenses cree que, bajo ciertas circunstancias, la violencia es una herramienta legítima para lograr objetivos políticos (UC Davis CVP, 2024).
- ADL Center on Extremism: reporta un crecimiento sostenido en el número de actos violentos vinculados a extremismo doméstico, con un aumento de ataques planificados y uso de armas de fuego en los últimos cinco años (ADL, 2024).
3.2. De la protesta a los ataques selectivos
Históricamente, la violencia política en EE.UU. se concentraba en disturbios masivos o enfrentamientos en protestas. La novedad es el paso hacia ataques dirigidos contra figuras públicas y símbolos de poder:
- Intento de asesinato de Donald Trump durante un mitin en Pensilvania (julio 2024), que dejó un muerto y varios heridos.
- Incendio con cócteles molotov de la residencia del gobernador de Pensilvania (abril 2025), considerado por las autoridades un intento de asesinato político.
- Asesinato de Melissa Hortman, legisladora estatal de Minnesota, y de su esposo, junto con ataques simultáneos contra otros legisladores (junio 2025), un caso de violencia política coordinada.
- Asesinato de Charlie Kirk, activista conservador y fundador de Turning Point USA, abatido por un francotirador en un evento público en Utah (septiembre 2025).
Estos hechos muestran un patrón de violencia más sofisticada, con planificación previa, objetivos de alto impacto y repercusión mediática nacional e internacional.
3.3. Violencia de inspiración ideológica
La violencia no proviene de un único ámbito ni sector, es transversal, lo cual incrementa el círculo virtuoso y la escalada:
- Extremismo de derecha: grupos milicianos y supremacistas blancos han intensificado sus llamados a la acción directa, incluyendo ataques contra funcionarios y símbolos del gobierno (Southern Poverty Law Center, 2024).
- Extremismo de izquierda: colectivos antifascistas radicalizados y grupos anarco-autonomistas han dirigido ataques contra infraestructuras críticas, sedes de partidos políticos y fuerzas de seguridad (START National Consortium for the Study of Terrorism, 2023).
- Amenazas en redes sociales: el FBI ha documentado un incremento de amenazas creíbles contra jueces, fiscales y legisladores, muchas de ellas viralizadas en entornos digitales antes de concretarse en ataques físicos (FBI, 2024).
3.4. Consecuencias y riesgos futuros
Todo lo anterior genera y intensifica riesgos para todos los actores en el sistema, tanto institucional, político, económico y social, provocando consecuencias de medio y alto impacto a medio y largo plazo:
- Efecto disuasorio: La violencia política intimida a representantes electos, periodistas y funcionarios, reduciendo su capacidad de actuar con independencia.
- Escalada de represalias: Cada ataque puede generar reacciones de «justicia por mano propia», aumentando el ciclo de violencia.
- Debilitamiento institucional: Si las instituciones no logran garantizar seguridad, se erosiona aún más la confianza ciudadana, alimentando el círculo vicioso entre desconfianza y violencia.
- Riesgos relacionados con procesos electorales: Periodos electorales son históricamente momentos de mayor tensión, y existe el riesgo de que episodios violentos busquen influir en resultados o deslegitimar el proceso democrático.
4. Radicalización ideológica y extremismos domésticos
La radicalización ideológica en Estados Unidos es uno de los motores principales de la violencia política y de la inestabilidad social. No se trata únicamente de un fenómeno marginal: estudios recientes muestran que la normalización de discursos extremistas está creciendo y que las fronteras entre activismo legítimo y violencia política se difuminan cada vez más.
4.1. Expansión de ideologías extremas
- Extremismo de derecha: El número de grupos de odio y milicias armadas ha crecido de forma sostenida en los últimos años. El Southern Poverty Law Center (2024) identificó más de 1.200 grupos extremistas de este tipo, incluidos supremacistas blancos, movimientos antigubernamentales y conspiracionistas radicales.
- Extremismo de izquierda: Colectivos anarco-autonomistas y antifascistas radicalizados han intensificado su actividad, incluyendo ataques contra líderes políticos y sociales, vandalismo contra infraestructuras y sabotajes en protestas violentas (START Consortium for the Study of Terrorism, 2023).
- Convergencia en la deslegitimación del sistema: Aunque ideológicamente opuestos, ambos polos comparten la narrativa de que el sistema político está corrupto y que la acción directa, incluso violenta, puede ser necesaria para forzar el cambio (Carnegie Endowment for International Peace, 2023).
4.2. Papel de las redes sociales y entornos digitales
Tal y como establece la Teoría de los Tiempos Posnormales, la velocidad, alcance, escala y simultaneidad de los acontecimientos, sumado a la complejidad, caos y contracciones de la realidad actual, incrementa el surgimiento de ignoracia e incertidumbre que nubla a los analistas.
Las plataformas digitales, medios de comunicación modernos, redes sociales y sistemas de mensajería, aceleran los acontecimientos y los escalan:
- Cámaras de eco: Algoritmos de recomendación exponen a los usuarios a contenidos cada vez más extremos, reforzando prejuicios y aislamiento informativo (Brookings Institution, 2024).
- Narrativas de conspiración: Teorías como QAnon, “Gran Reemplazo” o acusaciones de fraude electoral masivo se difunden masivamente, convenciendo a algunos individuos de que la violencia es necesaria para “salvar la nación” (RAND Corporation, 2023).
- Ciber-reclutamiento: Grupos extremistas utilizan foros, canales encriptados y redes sociales para captar nuevos miembros, financiar actividades y coordinar ataques (FBI, 2024).
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4.3. Normalización del discurso de odio
El lenguaje político y mediático se ha vuelto cada vez más hostil, no solo en Estados Unidos, sino a nivel global:
- Deshumanización del adversario: Los oponentes son presentados como «enemigos» o «traidores», creando un clima que legitima su eliminación simbólica o incluso física.
- Llamadas a la acción: Líderes y comunicadores extremistas han pasado de la retórica a la incitación directa a actuar, incluyendo el uso de la fuerza (ADL Center on Extremism, 2024).
- Mimetismo internacional: Algunos grupos adoptan tácticas de insurgencias extranjeras, incluyendo manuales de guerrilla urbana y estrategias de sabotaje, al compartir técnicas, tácticas y procedimientos subversivos ya validadas en otros contextos similares (SITE Intelligence Group, 2024).
4.4. Consecuencias para la seguridad nacional
Todo lo anterior incrementa la probabilidad de sufrir consecuencias de alto impacto para la seguridad pública y la seguridad nacional de Estados Unidos:
- Mayor riesgo de atentados internos: El DHS (2025) considera que la amenaza de terrorismo doméstico es más alta que la de ataques internacionales.
- Erosión de la convivencia: La radicalización provoca segregación social, miedo y hostilidad entre comunidades, descohesionándolas aún más.
- Desestabilización política: La acción violenta de extremistas busca alterar resultados electorales, intimidar a representantes políticos y sociales y forzar cambios en la agenda política.
5. Fractura social y pérdida de cohesión
La fractura social en Estados Unidos es un fenómeno profundo y creciente que afecta la capacidad del país para mantener la estabilidad política y la cooperación ciudadana. Esta ruptura no solo se manifiesta en las urnas, sino también en el tejido social, en las relaciones interpersonales y en la forma en que distintos grupos conciben la identidad nacional.
5.1. Desconfianza interpersonal en mínimos históricos
- Según datos longitudinales, el porcentaje de estadounidenses que cree que «la mayoría de la gente puede ser confiable» ha caído de cerca del 50 % en la década de 1970 a poco más del 30 % en las últimas encuestas al respecto (Pew Research Center, 2018).
- Esta caída no es meramente estadística: implica una pérdida de capital social que dificulta la cooperación en la vida cotidiana, desde el respeto a las normas hasta la participación en proyectos comunitarios.
5.2. Segmentación socioeconómica y territorial
- Brecha económica: El aumento de la desigualdad ha intensificado la división entre clases sociales. El 10 % más rico concentra más del 70 % de la riqueza del país (Federal Reserve, 2023).
- Brecha territorial: La polarización política y cultural se refleja en la geografía: áreas urbanas tienden a ser progresistas, mientras que zonas rurales mantienen posturas conservadoras. Esto genera un «mapa de dos Américas» que se traduce en políticas locales muy divergentes (Brookings Institution, 2024).
- Segregación educativa y residencial: Los niveles de segregación por ingresos y por raza en escuelas y barrios se mantienen altos, dificultando el contacto entre grupos distintos y reforzando sesgos, prejuicios y estereotipos (Harvard Joint Center for Housing Studies, 2023).
5.3. Pérdida de referentes comunes
La fractura social también es cultural y simbólica, afectando a las referencias que tiene el imaginario colectivo:
- Disputa sobre la memoria histórica: Los debates en torno a monumentos confederados, libros de texto y símbolos nacionales reflejan visiones opuestas sobre el pasado y el proyecto de país.
- Crisis de identidad nacional: Crece el desacuerdo sobre lo que significa ser estadounidense, con tensiones en torno a inmigración, religión y derechos civiles.
- Erosión de los espacios compartidos: Las redes sociales han reemplazado foros comunitarios tradicionales, generando entornos fragmentados donde los ciudadanos rara vez interactúan con quienes piensan distinto.
5.4. Impacto en la gobernabilidad
La pérdida de cohesión social tiene consecuencias directas en la estabilidad política, a corto, medio y largo plazo:
- Debilitamiento de las normas democráticas: Cuando no existe confianza en los demás, el respeto por los resultados electorales y las instituciones se debilita, legitimando acciones que en contexto de cohesión social serían impensables.
- Aumento de la conflictividad: Disputas locales sobre políticas de salud, educación o seguridad pública terminan en enfrentamientos legales y, en ocasiones, disturbios, peleas o ataques físicos.
- Mayor vulnerabilidad a la desinformación: Una sociedad fragmentada es más susceptible a campañas de manipulación interna y externa que exacerben divisiones existentes.
5.5. Riesgo de espiral negativa
Si la fractura social continúa profundizándose, puede alimentar un círculo vicioso en el que la polarización política y la violencia se intensifican, reduciendo aún más la capacidad de cooperación y de resolución pacífica de conflictos.
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6. Eventos catalizadores y escalada
Los eventos catalizadores son episodios de alto impacto mediático y emocional que aceleran tensiones preexistentes y pueden desencadenar dinámicas de escalada difíciles de contener. En el contexto de Estados Unidos, estos detonantes suelen agruparse en cuatro categorías: violencia política dirigida, protestas de gran escala, decisiones institucionales altamente polarizantes y crisis informativas (desinformación, pánicos morales). Su efecto acumulativo convierte un malestar latente en crisis político-sociales abiertas.
6.1. Tipologías de detonantes recientes
- Violencia política de alto perfil
Ataques, intentos de asesinato o asesinatos de figuras públicas generan picos simultáneos de miedo, movilización y deseos de represalia. Estos episodios alteran agendas políticas, extreman el discurso y degradan la confianza en la capacidad del Estado para proteger a sus líderes y a la ciudadanía. - Protestas masivas con potencial de confrontación
Cuando confluyen agravios acumulados (económicos, raciales o migratorios) con tácticas de orden público percibidas como desproporcionadas, la espiral protesta–represión–contra-movilización puede escalar rápidamente. La presencia de grupos armados o contramanifestaciones incrementa el riesgo de incidentes graves. - Decisiones institucionales polarizantes
Fallos judiciales o medidas ejecutivas en materias sensibles (derechos reproductivos, armas, inmigración o derechos electorales) redistribuyen “perdedores y ganadores” políticos de forma abrupta, disparando la sensación de agravio y de “emergencia moral” en uno u otro bloque. - Crisis informativas y pánicos morales
La difusión masiva de narrativas conspirativas o deepfakes en periodos electorales dispara la incertidumbre epistémica: nadie sabe qué creer, y la plausibilidad de escenarios extremos aumenta. Esto puede precipitar movilizaciones no autorizadas, acoso a funcionarios y violencia oportunista.
6.2. Mecanismos de escalada
- Efecto “umbral” y comportamiento de bandos: un único ataque o fallo judicial puede servir de señal para pasar del disenso al enfrentamiento, sobre todo si élites políticas o mediáticas legitiman respuestas de fuerza.
- Contagio espacial y digital: convocatorias en redes, retransmisiones en directo y narrativas de mártires/traidores facilitan réplicas en múltiples ciudades en horas.
- Fatiga institucional: fuerzas de seguridad y tribunales saturados tienden a respuestas reactivas y descoordinadas, lo que alimenta percepciones de parcialidad o impunidad.
Si quieres explorar con más detalle los posibles escenarios de enfrentamiento civil o guerra civil en EE. UU., puedes leer este artículo.
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