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América Latina y la guerra en Gaza: entre el apoyo y la equidistancia

Análisis

Roberto Mansilla Blanco
Roberto Mansilla Blanco
Analista de geopolítica y relaciones internacionales. Licenciado en Estudios Internacionales (Universidad Central de Venezuela, UCV), magister en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar, USB) Con experiencia profesional en medios de comunicación en Venezuela y Galicia. Entre 2003 y 2020 fue analista e investigador del Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, IGADI (www.igadi.org). Actualmente colaborador en think tanks (esglobal) y medios digitales en España y América Latina. Redactor Jefe en medio Foro A Peneira-Novas do Eixo Atlántico (Editorial Novas do Eixo Atlántico, S.L) Actualmente cursa el Máster de Analista de Inteligencia en LISA Institute.

Históricamente, el conflicto palestino-israelí ha ejercido cierta influencia en América Latina a raíz de las alianzas geopolíticas de algunos países y, con sus matices, del peso de la diáspora judía o palestina. En este artículo el alumno del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute, Roberto Mansilla Blanco, recorre el continente para analizar las diferentes posturas de los países que la componen.

El anuncio de la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel por parte del Estado Plurinacional de Bolivia el pasado 31 de octubre —siendo el país andino el único hasta el momento en manifestar esta posición a nivel hemisférico— expone los efectos que está teniendo en la región latinoamericana la guerra en Gaza entre Israel y el movimiento palestino Hamás. 

Tras la decisión boliviana, Chile y Colombia también reaccionaron de forma inmediata, llamando a consultas a sus respectivos embajadores en Israel. Ambos países han mantenido una posición crítica con el gobierno de Benjamín Netanyahu tras la respuesta en Gaza y el sufrimiento de la población civil. A través del Ministerio de Exteriores, Israel reaccionó a la decisión boliviana con un tono virulento acusando al gobierno de Luis Arce de «rendirse al terrorismo y al régimen del Ayatolá en Irán» y de «alinearse con la organización terrorista Hamás». 

Los tres ejemplos expuestos marcan una pauta que ilustra en qué medida la guerra de Gaza está ejerciendo influencia política en América Latina. Las posiciones de los respectivos gobiernos latinoamericanos arrojan desde síntomas de polarización —sobre todo en sus condenas sobre la autoría y responsabilidad de la violencia suscitada en Oriente Próximo— hasta posiciones de neutralidad y moderación. Aun así, son más bien los complejos manejos diplomáticos y geopolíticos los que definen la naturaleza de estas posiciones oficiales y, en algunos casos, se ven determinadas por las sintonías políticas e ideológicas de algunos de esos gobiernos. 

Tomando en cuenta su condición periférica con respecto a los grandes conflictos globales, grosso modo la mayor parte de los gobiernos hemisféricos ha decidido mantener cierta equidistancia ante el conflicto en Gaza. Muchos han aportado por la desescalada del conflicto y el respeto al derecho humanitario ante el drama de víctimas civiles y de refugiados que se abre con los enfrentamientos armados. 

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El peso de las diásporas judía, palestina y árabe en América Latina

Históricamente, el conflicto palestino-israelí ha ejercido cierto caudal de influencia en América Latina a la hora de examinar posiciones en los ámbitos social, político e ideológico. Es pertinente destacar que, más allá de las posiciones que adopten los respectivos gobiernos latinoamericanos en torno a la crisis de Gaza no se debe pasar por alto el rol que juegan las diásporas judíapalestina y árabe.

La región alberga importantes núcleos de emigrantes de origen judío, palestino y árabe, sobre todo en Argentina y Chile. La diáspora tiene una influencia relevante tanto en la tramitación de decisiones oficiales de esos gobiernos, como en su impacto en la opinión pública y medios de comunicación. Estas corrientes han posibilitado la concreción de redes de solidaridad, ecos mediáticos e incluso apoyos políticos que se polarizan cada vez que se manifiestan crisis como la actual en Gaza.

Argentina

Argentina observa el conflicto en Gaza desde una condición singular debido a la presencia de una notable diáspora judía pero también, aunque en menor medida, árabe y palestina. Alrededor de 300.000 argentinos son de origen judío y la mayoría emigraron a finales del siglo XIX provenientes de Europa Oriental (principalmente Ucrania, Rusia y Rumanía). Así, Argentina es el cuarto país a nivel mundial con mayor diáspora judía e Israel también acoge una numerosa diáspora judeo-argentina. 

En lo que concierne al conflicto actual, nueve argentinos murieron en los ataques de Hamás el pasado 7 de octubre, lo que también influye en la sensibilidad de la sociedad argentina ante lo que está ocurriendo. Tampoco debemos olvidar que Argentina también ha vivido en carne propia los conflictos de Oriente Próximo. Entre 1992 y 1994 se perpetraron atentados terroristas contra objetivos judíos en Buenos Aires. En ese momento, las autoridades argentinas, así como Estados Unidos e Israel, acusaron a Irán y al movimiento islamista libanés Hezbolá. No obstante, en 2022 el servicio de Inteligencia israelí, el Mossad, desestimó la presunta implicación iraní atribuyendo los atentados a una célula local del Hezbolá. 

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En cuanto a la presencia árabe y palestina en Argentina, sus raíces históricas son similares a las de los judíos a finales del siglo XIX pero provenientes de territorios bajo dominio otomano. Sirios, libaneses y palestinos han hecho de Argentina su patria sin olvidar sus orígenes, pero, desde el punto de vista político, su incidencia es menos visible en comparación con la diáspora judía.

Sobre la crisis actual, el gobierno argentino de Alberto Fernández ha condenado los ataques perpetrados por Hamás al mismo tiempo que ha reconocido el derecho de Israel a su legítima defensa. El mandatario también defendió el derecho internacional humanitario y la obligación de proteger a la población civil en los conflictos armados. 

En el caso de Argentina también hay que tener en cuenta el impacto que tiene en la postura del gobierno la inminente segunda vuelta presidencial el próximo 19 de noviembre. Motivo por el cual puede estar apostando por la prudencia y la equidistancia, instando a la resolución del conflicto sin posicionarse de manera tan firme como es el caso de otros países de la región.

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Chile

Chile acoge a medio millón de ciudadanos de origen palestino y en el país se encuentra la mayor emigración de esa etnia fuera de Palestina. Es tan palpable esa huella que inclusi existe un equipo de fútbol en la primera división chilena, el Club Deportivo Palestino. El posicionamiento del equipo, a favor del Estado palestino, ha llevado incluso al diseño de sus camisetas deportivas. En sus dorsales, recrean el mapa de la Palestina histórica. En 2014, esto motivó una fuerte protesta por parte de las autoridades israelíes y de las comunidades judías en Chile. 

Con sus matices, la presión de las diásporas judía, árabe y palestina en Argentina y Chile han influido tanto en la orientación de la opinión pública como en las posiciones oficiales de sus respectivos gobiernos ante la actual crisis en Gaza. Los gobiernos de Fernández en Argentina y de Gabriel Boric en Chile han apostado por cierto grado de neutralidad. Una neutralidad que se ha manifestado con su apoyo a la desescalada bélica. Con ello, ambos países buscan evitar tensiones internas entre estas diásporas que compliquen aún más los difíciles equilibrios políticos y sociales internos.

Pero no son solo Argentina y Chile acogen un notable número de miembros de estas diásporas. Otros como México, Brasil, Colombia, Perú, Venezuela, El Salvador, Nicaragua, Cuba y Paraguay también. Todos poseen importantes núcleos de emigración judía, árabe y palestina con una prolífica actividad social, cultural e incluso política. Estas condiciones les ha permitido, según requiera la ocasión, ejercer algún grado de influencia en la opinión pública y en las políticas oficiales.

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Los países de América Latina más favorables a Palestina

Más allá de las decisiones adoptadas por los gobiernos de Bolivia, Chile, Colombia, cuyas posiciones no necesariamente implican decantar la balanza hacia uno u otro actor (Israel o Hamás) existe otro grupo de países, entre los que destacan Venezuela y Nicaragua, que han mostrado oficialmente una posición indudable de apoyo a Palestina. En el caso venezolano, incluso de una mayor aquiescencia con Hamás.

Estas posiciones vienen básicamente determinadas por precedentes históricos contemporáneos de simpatía y solidaridad con la causa palestina. Desde 2011, Caracas y Managua están entre los gobiernos que han reconocido la legitimidad del Estado de Palestina vía Autoridad Nacional Palestina, defendiendo igualmente su reconocimiento en las Naciones Unidas. 

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Venezuela

El caso venezolano requiere una atención especial tomando en cuenta el apoyo y la solidaridad hacia la causa palestina por parte de los gobiernos de Hugo Chávez y del actual presidente Nicolás Maduro (quien curiosamente es de origen judío sefardí). Una solidaridad que también se ha manifestado hacia aliados y defensores de la causa palestina.

Desde 2007, Caracas mantiene una alianza estratégica con la República Islámica de Irán, el principal apoyo logístico, financiero y militar de grupos palestinos como Hamás y Yihad Islámica. Venezuela ha sido señalada por Israel y EEUU por presuntamente tener conexiones con Hamás pero también con otros movimientos vinculados a Teherán como Hezbolá. También hay sospechas en torno a su relación con gobiernos aliados a estos grupos como la República Árabe Siria, incluso acusando tanto a Siria como a Irán de albergar a militantes de estos grupos islamistas en territorio venezolano.

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En la crisis actual de Gaza, Venezuela ratificó la condena a los ataques y al bloqueo que Israel ejerce sobre la población palestina. El pasado 15 de octubre, Maduro conversó telefónicamente con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás y expresó el repudio de Caracas a los ataques israelíes. El presidente apuntó que han «sobrepasado la línea del respeto al derecho humanitario internacional y que violan los acuerdos internacionales». 

Nicaragua

Nicaragua mantiene una posición similar a Venezuela. Amparado en su legado sandinista, Managua ha manifestado una histórica solidaridad con la causa palestina.

No obstante, está por ver si el ejemplo rupturista boliviano tendrá algún tipo de reflejo y continuidad a corto plazo en la posición oficial que adopten los gobiernos de Venezuela y Nicaragua. En el caso venezolano existe un precedente: durante la ofensiva israelí en Gaza en 2009, el entonces gobierno de Chávez expulsó al embajador israelí en Caracas, sin restablecer hasta ahora estas relaciones diplomáticas.

Entre el apoyo a Israel y la necesidad de mediación

Brasil

Brasil mantiene una posición similar a la Argentina. Durante el inicio del presente conflicto, el gobierno de Lula da Silva presidía el Consejo de Seguridad de la ONU de manera rotativa y durante un mes hasta su vencimiento el pasado 2 de noviembre. Brasilia apostó por el diálogo y la importancia de las instituciones como mediadoras de conflictos.

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Ante la crisis en Gaza, Lula se ve envuelto en complejos equilibrios internos, similares al de su vecino argentino. A nivel regional, Brasil está entre los principales países en acoger una diáspora judía y, además, tres brasileños fallecieron víctimas de los ataques de Hamás. Esto obligó a que el gobierno de Lula, si bien condenó los ataques israelíes, instara a una «máxima moderación» a todos los actores involucrados en la crisis. Amparado en su presidencia rotativa del Consejo de Seguridad, Brasil buscó acuerdos sobre el cese de hostilidades, la protección de la población civil y el alivio de la situación humanitaria en Gaza.

Paraguay

Por su parte, el gobierno de Paraguay ha expresado su respaldo a Israel y el recién electo presidente, Santiago Peña, conversó con su homólogo israelí, Isaac Herzog, para expresar su apoyo «en esta difícil situación». Debemos recordar que, con anterioridad, Paraguay ha estado en el punto de mira de EEUU y de Israel por la presencia en ese país del grupo islamista Hezbolá y su presunta participación en redes delictivas y de narcotráfico en la denominada Triple Frontera con Brasil y Argentina. Este precedente pudo de alguna manera influir en la decisión firmemente pro-israelí que ha adoptado Asunción ante la crisis en Gaza.

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Panamá y Guatemala

Panamá y Guatemala también expresaron su solidaridad con Israel con actos solemnes de iluminación con los colores de la bandera israelí en edificios públicos.

Uruguay

Finalmente, el gobierno de Uruguay del conservador Luis Lacalle Pou también condenó los atentados «contra la vida y la integridad de los civiles y la toma de rehenes», abogando por una «cultura de paz». Al igual que sus vecinos brasileño y argentino, Uruguay también acoge una importante comunidad judía, razón por la que sus mensajes también han dejado entrever cierto apoyo a la legítima defensa israelí.

Los países de América Latina más neutrales

México

El gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador manifestó una postura de neutralidad instando a una «solución pacífica que evite la escalada de la guerra». Como en el caso argentino, México tiene a dos de sus nacionales entre los rehenes de Hamás. Ante la ONU, México defendió la solución de los «dos Estados» mientras criticó la ofensiva militar israelí, anunciando también su apoyo a los refugiados palestinos.

Perú

Perú tuvo dos víctimas mortales entre sus nacionales desde que comenzó la violencia  entre Israel y Hamás el pasado 7 de octubre. Lima expresó su preocupación por el «agravamiento de la situación humanitaria en Gaza» y condenó los ataques israelíes contra el campo de refugiados de Jabalia.

El Salvador

El Salvador es un caso singular, ya que su presidente Nayib Bukele es de origen palestino. Sin embargo, si bien ha mostrado su solidaridad con Palestina, ha sido sumamente crítico con Hamás y sus ataques a Israel, acogiéndose al calificativo de «terroristas» que le otorgan Israel, EEUU y la Unión Europea. Según Bukele, «Hamás no representa a los palestinos». 

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Ecuador

Ecuador tomó una posición de condenar la violencia, en especial la que se llevó a cabo en el campo de refugiados de Jabalia en Gaza. El nuevo gobierno del conservador Daniel Noboa reconoció el derecho de legítima defensa de Israel, pero pidió el «pleno cumplimiento de las obligaciones del derecho internacional y derecho internacional humanitario».

Honduras

Honduras secundó la resolución de la ONU de un cese al fuego inmediato y de que se garantice la protección a civiles, se restablezcan los corredores humanitarios y se respete el derecho internacional humanitario. 

Costa Rica

Fiel a su tradición pacifista, Costa Rica también condenó respectivamente la violencia perpetrada por Hamás e Israel instando al respeto humanitario y la liberación de rehenes.

Cuba

A pesar de ser históricamente solidaria con la causa palestina, La Habana ha apostado por cierta equidistancia, sin desestimar el tono agresivo contra Israel pero prefiriendo apostar por la desescalada y los mecanismos de cese al fuego para evitar una tragedia humanitaria en Gaza. El ministro cubano de Exteriores, Bruno Rodríguez, lamentó la alta cifra de menores de edad muertos producto de lo que calificó como «la escalada criminal de Israel».  

En resumen, sin excesivas ni radicales polarizaciones salvo en casos muy concretos (Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Paraguay) América Latina ha apostado en la crisis de Gaza por la neutralidad, la necesidad de mediación y cese de la violencia y el respeto al derecho humanitario. Más allá de los intereses y alianzas geopolíticas, la presencia en muchos de esos países de importantes núcleos de diásporas judía, palestina y árabe también suponen un condicionante clave. Con ello, podemos entender estas posiciones de equidistancia, evitando la posibilidad de reproducir tensiones sociales en la región derivadas de la dinámica de conflictos que vive Oriente Próximo y sus posibles redes de implicación en América Latina.  

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