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La OTSC: así es la “OTAN” que podría apoyar a Putin en caso de conflicto

Análisis

Paula Gómez Moñiz
Paula Gómez Moñiz
Estudiante de Relaciones Internacionales interesada en Geopolítica y Derechos Humanos.

La Rusia de Putin también forma parte de una alianza político-militar similar a la OTAN que podría apoyar al país en caso de conflicto. En este artículo te explicamos qué países la forman y cuáles son sus objetivos.

En junio de 2022 el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, aseguró en declaraciones a la agencia estatal rusa TASS, que la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) debería ser un “factor de equilibrio en la región euroatlántica”.

Así declaró que la organización de seguridad regional en la que Rusia participa junto a Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán, debería evitar que organizaciones como la OTAN reivindiquen “un papel excepcional” en lo que atañe a la región euroatlántica.

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Además, según Lavrov, la OTSC habría estado tratando de que la OTAN aceptara “crear mecanismos de consulta, intercambio de información y cooperaciónen varias esferas de la seguridad euroatlántica” desde la década de los 2000 con, supuestamente, respuesta negativa por parte de la Alianza Atlántica.

¿Cómo y por qué surge la OTSC?

Tras la Segunda Guerra Mundial, la polarización del mundo trajo consigo la creación del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de naturaleza político-militar, que incluye Europa occidental y está encabezada por Estados Unidos. Por su parte, el bloque soviético respondió con la creación del Pacto de Varsovia, una alianza para la defensa mutua cuyos miembros son los países de Europa del Este y al frente la antigua Unión Soviética. El fin de dicho pacto, derivaría en la creación de la OTSC y el Tratado de Seguridad Colectiva tras la caída de la Unión Soviética.

Con la creación del Pacto de Varsovia, los líderes soviéticos eran los encargados de la coordinación entre los distintos ejércitos siendo el objetivo el de crear una estrategia militar que consiguiese estar a la altura de la OTAN. No obstante, los países que formaban parte del Pacto comenzaron a vivir en sus respectivos países levantamientos y protestas contra las imposiciones políticas soviéticas, como la prohibición de la libertad de expresión y de prensa.

Los ciudadanos de países como Checoslovaquia en ese entonces, empezaron a pedir más libertades como ocurrió durante la “Primavera de Praga”, donde estudiantes e intelectuales salieron a protestar en contra, principalmente, de la censura siendo fuertemente reprimidas por el ejército.

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Cuando Mijaíl Gorvachov llegó al poder, la política de la URSS dio un giro para algunos “inesperado”: sumido en una gran crisis alimentaria, parecía desear terminar con la Guerra Fría y acercarse a los gobiernos occidentales. Los países del bloque comunista aprovecharon así sus propios procesos de democratización, siendo el símbolo de este nuevo fenómeno la caída del muro de Berlín en 1989.

Durante los años de Guerra Fría, fueron estas dos organizaciones político-militares las que mantuvieron el equilibrio en el mundo, hasta que la unión de las dos Alemanias derivó en la disolución de la Unión Soviética y, consigo, el Pacto de Varsovia. Al fin y al cabo este era el último acuerdo que involucraba a varios de los países de ideología soviética que, con la caída de la Unión Soviética terminaba.

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El 8 de diciembre de 1991, tras el nacimiento de la Federación de Rusia, comenzaba también la Comunidad de Estados Independientes (CEI) que incluía a once repúblicas exsoviéticas, todas ellas excepto las tres repúblicas bálticas y Georgia que se uniría más adelante. Un año después Rusia impulsaba la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva en el marco de la CEI, formalizándose con el pacto de Taskent.

Artículo 5 de la OTAN vs artículo 4 de la OTSC

La OTSC tiene su origen en el Tratado de Seguridad Colectiva, firmado en Tashkent (Uzbekistán) el 15 de mayo de 1992 por los líderes de Armenia, Kazajstán, Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán. Posteriormente, se sumaron Azerbaiyán, Bielorrusia y Georgia (1993). El tratado entró en vigor el 20 de abril de 1994, una vez completados los procedimientos nacionales de ratificación.

Esta organización, tiene prácticamente la misma función que la OTAN, y encuentra un artículo en su Tratado (en este caso el número 4) muy similar al principio de seguridad colectiva del artículo 5 del Tratado de la OTAN. El artículo reza:

Si uno de los Estados miembros sufre agresión (ataque armado amenazante para la seguridad, la estabilidad, la integridad territorial y la soberanía), los Estados miembros lo considerarán como agresión (ataque armado amenazante para la seguridad, la estabilidad, la integridad territorial y la soberanía) a todos los Estados miembros del presente Tratado.

En caso de comisión de agresión (ataque armado amenazante para la seguridad, la estabilidad, la integridad territorial y la soberanía) a cualquiera de los Estados miembros, todos los demás Estados miembros, a petición de este Estado miembro, proporcionarán inmediatamente a este último la ayuda necesaria, incluida la militar, así como apoyo por los medios a su disposición de conformidad con el derecho a la defensa colectiva de conformidad con el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas.

Los Estados miembros informarán inmediatamente al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre las medidas adoptadas sobre la base del presente artículo. Al aplicar estas medidas, los Estados miembros se adherirán a las disposiciones pertinentes de la Carta de las Naciones Unidas.

En un principio, consistía un acuerdo regional, que ayudaba a desempeñar un relevante papel de mantenimiento y cooperación en el ámbito político-militar; pero el 14 de mayo de 2002, el Consejo de Seguridad Colectiva tomó la decisión de conceder al Tratado de Seguridad Colectiva el estatus de organización regional internacional. En octubre de ese año se aprobó la Carta de la OTSC, y en 2004, la Organización recibió el estatus de observador en la Asamblea General de la ONU.

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Según la Organización sus objetivos son el fortalecimiento de la paz, la seguridad y la estabilidad internacionales y regionales, la protección sobre una base colectiva de la independencia, la integridad territorial y la soberanía de los Estados miembros. Los principios por los que se rige la organización priorizan los medios políticos sobre los militares, respeto estricto de la independencia, participación voluntaria, igualdad de derechos y obligaciones de los Estados miembros, no injerencia en los asuntos que son de la jurisdicción nacional de los Estados miembros.

Sin embargo, entre sus objetivos también se incluye la lucha contra el terrorismo internacional o la delincuencia organizada transnacional. El presidente ruso, Vladimir Putin también un plan que abarca hasta 2025 para intensificar la cooperación militar entre sus miembros, dar entrada a terceros países y aumentar las operaciones de mantenimiento de la paz bajo bandera de la ONU.

Esta organización está compuesta por los considerados como los “grandes aliados” de Rusia en el conflicto contra Ucrania, y serían los que responderían en caso de una escalada mayor al igual que pasa en el caso de cualquier conflicto que involucre a la OTAN, donde sus miembros están obligados a responder.

A día de hoy Rusia, Armenia, Bielorrusia, Tayikistán, Kirguistán y Kazajistán, ejercen como Estados fundadores. Afganistán y Serbia como Estados observadores. Irán ha mantenido relaciones para entrar en la organización sin consolidarse, de la misma manera que Ucrania que no estuvo interesada en el acercamiento.

La OTSC está presidida por el presidente bielorruso, Stanislav Zas, y tiene sede en Moscú. Según los expertos, es utilizada por el Kremlin para legitimar la localización de bases militares en los territorios de los países miembros y como una reafirmación del poder ruso en el espacio postsoviético.

Kazajistán, el último ejemplo de la cooperación de OTSC

Las revueltas que surgieron a principios de enero de 2022 contra la corrupción política y la desigualdad en el reparto de la riqueza, provocó graves enfrentamientos entre la población y las fuerzas de seguridad tras la subida de combustible en Kazajistan. Esta fue la primera vez en tres décadas que se desplegaban conjuntamente tropas bajo la petición del presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokaev.

El presidente de Kazajistán hizo un llamamiento a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, la cual tomó parte en la gestión de la crisis del país a través de la “operación de paz”. Sus efectivos fueron clave en devolver la estabilidad al país, ya que en apenas diez días realizaron su retirada considerando que la misión había sido un “éxito”.

Como indica Laura Huici Sancho, profesora de la Universidad de Barcelona para Observatorio de Derecho Público IDP Barcelona, esta iniciativa consolidaba el papel de la OTSC en la región eurasiática, con el objetivo de fortalecer la organización y convertirse en uno de los instrumentos efectivos de la política internacional que garantice la “paz” en la zona.

Sancho considera que esta organización puede permitir a Rusia ejercer su hegemonía utilizando este instrumento de cooperación multilateral: “Supondría una intervención rápida sin mantener, a priori, una presencia militar continuada en el Estado que ha requerido la intervención”.

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Como experta en Derecho también deja claro que la supremacía de Rusia en la organización no está establecida jurídicamente pero que, sin embargo es “una realidad de facto”. A pesar de la naturaleza de la OTSC de multilateralidad y principio de igualdad soberana, es evidente que la federación rusa tiene más capacidad tecnológica y material militar. Sin embargo, no se puede afirmar que sea una organización directamente antagonista de la Alianza Atlántica, ni tampoco que su potencial militar sea equiparable a la estructura defensiva euro-americana capitaneada por Estados Unidos.

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