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Daniel Iriarte: «El entorno digital es una fuente de reclutamiento para los servicios de Inteligencia»

Análisis

Daniel Iriarte
Daniel Iriarte
Periodista, Corresponsal y Analista Internacional especializado en Geopolítica, Seguridad Global, Desinformacion y Amenazas Híbridas. Ha sido reportero y enviado especial en más de 50 países de África, Oriente Medio, Europa del Este y Asia, cubriendo la Primavera Árabe, conflictos del Cáucaso o las guerras de Libia y Siria. Licenciado en Periodismo (UCM) y Máster en Estudios sobre Terrorismo (UNIR). Además es Autor y Editor de libros y Guionista y Codirector de documentales sobre Geopolítica y Seguridad Global.

En el segundo episodio del Pódcast Código LISA «Las mayores filtraciones de Inteligencia de la historia» la analista de LISA News, Soraya Aybar, entrevista a Daniel Iriarte, periodista, analista internacional y profesor del Máster Profesional de Analista de Inteligencia y el Curso de Prevención y Seguridad en Zonas Hostiles o de Guerra de LISA Institute.

¿Podría decirse que la filtración de los Papeles del Pentágono en 1971 fue el primer gran escándalo de Inteligencia en Estados Unidos?

Daniel Iriarte – A mí desde luego no me consta ninguno anterior, al menos no de esa magnitud. El caso de los Papeles del Pentágono supone un antes y un después en muchos aspectos.

En este caso, no solo salió a relucir información que iba en contra de lo que había predicado el Ejecutivo de Nixon, sino que además se puso en valor la libertad de información y, concretamente, la libertad de prensa. ¿Podemos recordar los papeles del Pentágono por ello? ¿Crees que fue uno de los hitos claves sobre este caso?

Daniel Iriarte – Por supuesto. Obviamente, la Administración estadounidense trata de bloquear la publicación de todos esos documentos y al final un Tribunal acaba fallando en favor de Daniel Ellsberg y de los medios que están publicando esas informaciones. Eso en el sistema legal anglosajón que se basa en la jurisprudencia supone un precedente que ha servido para que después se hayan publicado muchas más revelaciones o investigaciones periodísticas y que, de algún modo, destapaban aspectos que quizás al Gobierno no le habrían gustado que saliesen a la luz.

Si hablamos del caso Watergate, ¿cómo de transcendental fue que la Inteligencia sacara del poder a un presidente estadounidense? ¿Podemos decir que desde entonces la Inteligencia marca la política? ¿O más bien la investigación periodística? Recordemos que Bernstein y Woodward recibieron el Premio Pulitzer en 1973, uno de los reconocimientos de periodismo más prestigiosos del mundo. 

Daniel Iriarte – Yo no estoy de acuerdo con que la Inteligencia sacara del poder a Nixon. El caso realmente lo empujan Bernstein y Woodwart, que son los que empiezan a tirar del hilo al principio. Además, justo en ese momento coincide con que el Gobierno de Nixon está absolutamente fuera de control. Su propio gabinete de asesores da órdenes para que no se ejecute ninguna de sus iniciativas por las tardes, porque solía estar borracho.

Aun así, hay que tener en cuenta que hasta ese momento no había ocurrido algo así nunca. Nunca se había sacado del poder a un presidente en funciones de los Estados Unidos. Es decir, es la iniciativa de Bernstein y Woodward lo que hace que Mark Felt se ponga en contacto con ellos. Si Felt hubiera tratado de poner en marcha ese proceso, probablemente se habría encontrado con un muro porque nadie había intentado hasta ese momento ir contra un presidente en funciones de una manera tan directa.

Si ahora mismo una institución interna intentara ir contra un gobierno en ejercicio, tendría muchas más posibilidades de éxito.

¿Cómo ha cambiado el espionaje político desde Watergate hasta la actualidad? Entiendo que el papel de la tecnología es fundamental, pero, ahora con la expansión de la Inteligencia Artificial, ¿podría convertirse en un problema? 

Daniel Iriarte – Ha cambiado mucho, también porque han cambiado las sociedades. El impacto de las revelaciones es cada vez menor. En el periodismo se entiende perfectamente que cuando una fuente viene a contarte algo es porque tiene su propio interés. A veces puede haber un proceso de intoxicación, aunque sabemos que esas son las reglas del juego. El trabajo de los periodistas es determinar si esa información es cierta y si es de interés para el público, y en ese caso, publicarlo.

Respecto a la Inteligencia Artificial, sí creo que puede convertirse en un problema, pero al principio. Cada vez que hay un cambio tecnológico, se produce una reconfiguración de las reglas del juego y evidentemente la Inteligencia Artificial es un cambio como no hemos visto en mucho tiempo. Aun así, la experiencia histórica demuestra que rápidamente se empiezan a desarrollar contramedidas o nuevas técnicas.

Ahora bien, ¿cómo puede impactar la Inteligencia Artificial? Pues todavía no lo sabemos. Estamos detectando hechos más incipiente como el procesamiento de un gran volumen de datos, generación de deep fakes, audios y videos que no son reales. Como sociedad todavía tenemos que aprender a lidiar con eso, pero como en todo, habrá un proceso de reajuste y más pronto que tarde, no va a ser tan transcendental como pensamos ahora.

En noviembre de 2010, la Interpol emitió una orden judicial para el arresto de Julian Assange, aunque se le concedió la fianza un mes después, cuando sus seguidores recaudaron más de 240.000 libras esterlinas para liberarle. ¿Cómo podemos definir la persecución de Assange? ¿Está condicionada por las presiones de los movimientos sociales y los gabinetes políticos?

Daniel Iriarte – Julian Assange al principio recibió muchísimo apoyo de la sociedad civil, pero la realidad es que ahora mismo el impacto es escaso. Está esperando su extradición a Estados Unidos, solo le queda una apelación posible, y nada de lo que han hecho los grupos activistas o de apoyo han conseguido alterar eso.

A Assange le ha perjudicado mucho el papel que jugó en las elecciones estadounidenses de 2016. Se convirtió básicamente en un peón de la Inteligencia rusa para difundir documentos contra Hilary Clinton y favorecer la victoria de Donald Trump. Esto le ha dañado mucho a ojos de sectores progresistas sobre todo en Estados Unidos, que era una de sus principales fuentes de apoyo y donde ahora, sin embargo, tienen otra percepción del personaje.

¿En qué punto estamos con el caso Assange? ¿Dónde está, cuál podrían ser los próximos pasos y qué países pueden ser fundamentales, tanto en la acogida del fundador de WikiLeaks, como no?

Daniel Iriarte – A Assange ahora mismo solo le queda una apelación. Si la pierde, será extraditado a Estados Unidos. Hablábamos antes de los Papeles del Pentágono, la jurisprudencia que asienta el Tribunal en ese caso, es entre otras cosas lo que hace que la Administración Obama decida no emprender acciones legales contra WikiLeaks como organización. Con la Administración Trump esto cambia y se le empieza a considerar a WikiLeaks como un servicio de Inteligencia hostil no estatal.

Con esa base legal, Assange lo tiene más complicado. Además, el nivel de cooperación entre el Reino Unido, que es donde está ahora encarcelado Assange, y el gobierno de Estados Unidos, es bastante sólido. Un ejemplo son los acuerdos de los Five Eyes, los cinco estados anglosajones que comparten información de Inteligencia.

Assange lo tiene difícil para evitar la extradición. Otra cosa es que un momento dado se decidiera llegar a un acuerdo con terceros países. Pero, ¿cuáles? No lo tengo claro. Snowden, por ejemplo, se planteó exiliarse en Ecuador. En aquel momento, el gobierno de Rafael Correa era relativamente favorable a la idea, pero, en el caso de Assange no creo que esta situación sea viable. Quizás algún otro gobierno latinoamericano de corte progresista como el Brasil de Lula da Silva podría estar sobre la mesa. Pero bueno, primero tiene que ganar el caso legal y ahora mismo lo tiene muy complicado.

En este caso, la filtración WikiLeaks no tiene una fecha única. En la actualidad, la plataforma se sigue nutriendo de información clasificada y en varias ocasiones, Assange ha asegurado que tienen una red amplia de filtradores y observadores y que ni el cinco por cien de la información que tienen está publicada. ¿Cómo podría esto afectar a los próximos años? ¿Es WikiLeaks una amenaza a la seguridad nacional y por qué?

Daniel Iriarte – El problema alrededor de WikiLeaks es que la organización ha sufrido una trayectoria muy controvertida. De ser una organización que trabajaba por la transparencia ha pasado a convertirse en una herramienta, involuntaria o no, de los servicios de Inteligencia rusos.

Creo que hay un elemento muy importante que es el propio caso personal de Assange. Está resentido por toda su situación y tiene un deseo de venganza hacia los Estados Unidos. Eso provoca que haya empezado a tomar una serie de decisiones. Por ejemplo, está comprobado que a WikiLeaks se le pasaron documentos sobre la corrupción interna en Rusia y Assange decidió no publicarlos.

El propio Assange ha difundido en diferentes entrevistas la teoría de la conspiración de Seth Rich. Seth Rich era un joven de 27 años empleado del Comité Nacional Demócrata, que fue asesinado en Washington en lo que la policía cree que es un simple atraco fallido. Entonces, Fox News y varios medios de la derecha pro-Donald Trump, inmediatamente empezaron a hacer circular la teoría de que Seth Rich había sido la fuente de los documentos filtrados del Comité Nacional Demócrata, que después publicó WikiLeaks. En varias ocasiones, el propio Assange ha dado a entender que Seth Rich podría haber sido su fuente, pero hay bastantes evidencias de que la fuente real fue un hacker rumano llamado Guccifer, que en realidad era una pantalla de la Inteligencia rusa.

Este tipo de acciones en las que WikiLeaks se ha prestado a ser una herramienta para las campañas de influencia rusas en Estados Unidos y demás, obviamente le han hecho perder muchos seguidores. 

Pero evidentemente sí supone una amenaza a la seguridad nacional, pero también es verdad que en todos estos años la sociedad ha cambiado. Yo siempre establezco un paralelismo entre los primeros atentados y el impacto que tenían, por ejemplo, en las bolsas y a nivel social, cuando empezó toda la campaña del Estado Islámico en Europa y lo que acabó pasando tres años después. Un atentado, por masivo que fuera, no movía las bolsas porque se había normalizado.

Pues con las revelaciones nos está pasando lo mismo. Pueden ser revelaciones increíbles, como la que ha habido ahora de papeles del Pentágono en el chat de Discord, y, sin embargo, la reacción y el impacto es muchísimo menor a lo que solían ser. El WikiLeaks de 2010-2011 no es el WikiLeaks de 2023.

Si hablamos de Snowden, en su momento señaló sobre todo al espionaje de Estados Unidos a China. Por ejemplo, reveló que Estados Unidos espió la universidad más prestigiosa de China en Hong Kong. Pero, ¿qué más destapó este caso? ¿Por qué es transcendental?

Daniel Iriarte – El impacto del caso de Snowden, sobre todo, viene de que desvela el alcance de las capacidades de espionaje masivo de Estados Unidos prácticamente a todo el mundo, incluyendo a sus aliados. A pesar de que esto era algo que en el mundo de la seguridad más o menos se conocía. De hecho, las capacidades no son tan diferentes de las que en aquella época tenía nuestro CNI, nuestro Centro Nacional de Inteligencia, que a principios de este siglo, con Jorge Dezcallar como director, inicia una pequeña revolución tecnológica y adquiere muchísimas de esas mismas capacidades. 

La diferencia entre lo que hace Estados Unidos y lo que hacen otros países es simplemente de potencia. Es decir, Estados Unidos tiene capacidad de llegar a más sitios y de almacenar más información y procesarla mejor. Tiene la capacidad de proyectarlo todo de manera masiva. En ese sentido, sí que hay una toma de conciencia por parte de la ciudadanía de que este proceso de espionaje masivo, que anteriormente se sospechaba por revelaciones como el sistema Echelon en Europa.

¿Y en qué se diferencia el caso Snowden con el caso WikiLeaks? Parten de lo mismo: filtraciones masivas de información, pero, ¿comparten las mismas ambiciones? ¿cuáles son esas ambiciones?

Daniel Iriarte – Aunque en el imaginario popular se suele poner a Assange y a Snowden en el mismo plano, realmente son casos bastante diferentes. En el caso de WikiLeaks, tenemos una organización pro-transparencia que acaba siendo cooptada e instrumentalizada por un servicio de Inteligencia específico, que es el ruso, y el caso Snowden es bastante más complejo porque tenemos a un trabajador interno de los servicios de Inteligencia de Estados Unidos en la parte tecnológica, que ha sido contratista tanto de la CIA como de la Agencia Nacional de Seguridad y que en un momento dado no está de acuerdo con algunas de esas prácticas y decide revelarlas.

El caso de Snowden está más cerca al término de Whistle Blower. No es exactamente un filtrador, sino que implica un trabajo interno. Es alguien que hace sonar el silbato sobre una práctica incorrecta. Pero claro, Snowden acaba exiliado en Rusia, no por decisión propia, sino porque le cancelan el pasaporte mientras está de tránsito en Moscú cuando está viajando hacia Ecuador. Y hay un problema que es que Snowden se lleva muchísima más información que la que acaba siendo hecha pública para la ciudadanía. Entonces, hay una duda razonable sobre qué ha ocurrido con esa información, qué le ha dado Snowden a Rusia a cambio de que le concedieran protección.

En este sentido, el caso es bastante complejo y de alguna manera a veces hay un poco de distorsión sobre el mismo. Mucha gente se queda solo en la parte superficial de Snowden como paradigma de la libertad de prensa, que es cierto, quiero decir, él hizo un servicio a la ciudadanía mostrando que existía este sistema de vigilancia masivo, pero hay otra parte que a veces no sale a la luz. Snowden, sin duda, le hizo un daño enorme a la seguridad nacional de su país, porque muchas de las herramientas que reveló espionaje, acabaron en manos de criminales o de servicios de Inteligencia hostiles.

En septiembre de 2022, Putin concedió la ciudadanía rusa a Snowden. El exanalista de la CIA estadounidense recibió asilo político en Rusia en 2013, y figura entre los 75 extranjeros que recibieron el pasaporte ruso por decisión del jefe del Kremlin. En el caso de WikiLeaks y Julian Assange, también había una influencia político-diplomática, donde podemos percibir esa dicotomía entre los dos grandes mundos geopolíticos: Estados Unidos y Occidente vs. Rusia y China, además de otras potencias, claro. ¿Podemos hablar de una Guerra Fría en lo digital y en el marco de la Inteligencia?

Daniel Iriarte – Yo creo que sí, porque así como hay bastante debate en el mundo de las Relaciones Internacionales sobre si estamos en una guerra fría en general, por ejemplo, en términos comerciales, en lo que viene a ser el marco de la Inteligencia y su proyección digital, sin duda es así. No ha habido ningún momento en el que los países no hayan dejado de espiarse, de buscar fuentes, buscar espías dentro del aparato estatal del adversario, de realizar campañas de influencia, etcétera.

En el caso de Rusia está clarísimo que desde 2004, desde el momento en que la segunda guerra de Chechenia está en un momento culminante. Putin percibe que Occidente está ayudando a los terroristas chechenos, como él los define. Y entonces, empieza un cierto resentimiento y confrontación que acaba de eclosionar ahora a raíz de la guerra de Ucrania.

En el caso de China tenemos un caso muy concreto que mucha gente no conoce. En 2015, ciberdelincuentes chinos consiguieron robar toda la información de la oficina de personal de Estados Unidos. Se cree que mediante Inteligencia Artificial lograron sacar muchos datos relevantes.

La CIA se ha dado cuenta de que cada vez que intentaban reclutar a una fuente china en el extranjero, porque dentro de la propia China es casi imposible, y sus operativos se acercaban a un agente potencial, eran enmascarados enseguida como agentes de la CIA. Hasta que alguien sumó dos más dos y se dio cuenta de que toda la información relevante del personal de la CIA estaba dentro de la base de datos de la oficina de gestión de personal que China había robado años antes.

Sin duda, estamos en mitad de un enfrentamiento que, además, en muchos sentidos es subterráneo, pero que está a toda máquina. Aun así, cabe aclarar que todo lo que nos llega a nosotros es solo la punta del iceberg. Nos acabamos enterando, cuando se filtra un documento, cuando un desertor decide hablar públicamente sobre determinadas cosas, pero obviamente todo lo que es el trabajo del día a día de los servicios de Inteligencia es prácticamente subterráneo.

Voy a saltar rápidamente a la actualidad. El pasado 6 de abril, salió a la luz la filtración de varios documentos clasificados del Pentágono en materia de seguridad nacional e internacional. Los archivos ocultaban información geopolítica, incluidas operaciones en la guerra de Ucrania y espionaje a países aliados. Detrás de la filtración de documentos estaba Jack Douglas, un joven de 21 años que trabajaba en una de las alas de Inteligencia de la Guardia Nacional de la Fuerza Aérea de Massachusetts. ¿Qué particularidades tiene este caso si lo comparamos con otros o incluso con la filtración de 1971?

Daniel Iriarte – La diferencia fundamental es que en este caso el filtrador no quería que la información llegase al gran público. O sea, la motivación es totalmente diferente de todos los casos anteriores que hemos comentado.

En este caso, este funcionario de la fuerza aérea, lo que hace es compartir documentos en un chat de videojuegos en el que habla con sus amigos, para impresionarles, simplemente para demostrar que está más informado que ellos y que sabe cosas que los demás no saben. Primero empieza a revelar información en comentarios y cuando ve que no le hacen mucho caso, empieza a publicar fotografías de los documentos que extrae de la base en la que está destinado. Pero él no quiere realmente que la información salga a la luz.

En este sentido, cabe hablar más de negligencia, tanto por parte del sistema que no tiene mecanismos para prevenir que esto pueda ocurrir como de este soldado que probablemente no prevé las consecuencias de lo que está haciendo. O si las prevé, pues en aquel momento no le importan hasta que se da cuenta de la magnitud de todo lo que está sucediendo.

De hecho, uno de los problemas es que en uno de los chats en lo que participaba un porcentaje importante de las demás personas eran extranjeros, concretamente rusos y ucranianos. Eso ha comprometido la Seguridad Nacional de Estados Unidos, con una serie de documentos que eran supuestamente secretos, pero que han acabado en manos de primero, todas las personas que eran parte del chat y ahora, de prácticamente todos los ciudadanos, ya que medios como el Washington Post consiguieron hacerse con el grueso de los documentos filtrados y han ido publicando exclusivas.

Decía que esta filtración ha tenido un papel muy importante en la guerra de Ucrania. ¿Qué se destapó?

Daniel Iriarte – En realidad que fueran rusos o ucranianos no es casualidad, porque hace ya bastante tiempo que se ha detectado que los chats de gaming pueden ser una fuente de información importante. El entorno digital se ha revelado como una fuente de reclutamiento y de información muy relevante para los servicios de Inteligencia desde hace más de diez años. Y en el caso de revelaciones acerca de Ucrania, destacaban sobre todo informes militares estadounidenses hablando de la vulnerabilidad de las defensas de Ucrania, las discrepancias que existen en algunos sentidos entre la administración Biden y la del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, algunas operaciones que la inteligencia ucraniana planificó en el extranjero, pero no llevó a cabo, como por ejemplo, un plan para atacar a objetivos rusos en Siria, etc.




Si quieres aprender más sobre cada filtración, escucha el segundo episodio del Pódcast de Código LISA «Las mayores filtraciones de Inteligencia de la historia» aquí:

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