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Jaime Rocha: «He trabajado con la CIA y el Mossad y el CNI está absolutamente al mismo nivel»

Análisis

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Contenido creado por el Equipo de Redacción de LISA News con el apoyo del equipo docente de LISA Institute.

Entrevistamos a Jaime Rocha, ex agente del servicio de Inteligencia español, para hablar de sus novelas «Operación El Dorado Canyon», «El Muro» y «Alta Traición» y sobre Cultura de Inteligencia.

Jaime Rocha (Larache, 1942) o Julián Roig, uno de los nombres falsos que utilizó en su etapa de espía y que utiliza como pseudónimo en los tres libros en los que novela sus vivencias en el servicio de Inteligencia español, hoy es conocido como el «Le Carré español».

Cada uno de sus libros tiene un por qué diferente, pero todos están escritos con el fin último de divulgar Cultura de Inteligencia y que la sociedad conozca y valore el trabajo realizado por los servicios secretos. El objetivo de escribir el primero, «Operación El Dorado Canyon», fue que su familia supiera qué hacía cuando estaba “de viaje”; el segundo, «El Muro», para contar sus años en Checoslovaquia en un contexto histórico clave para entender el mundo de hoy; y el tercero, «Alta Traición», para reivindicar la figura del ex director del CESID (el entonces CNI español), Emilio Alonso Manglano.

Según la página web de Jaime Rocha en la que se destaca su biografía y otros muchos detalles de interés, fue en 1979 cuando se incorporó al CESID, prestando servicio en Cádiz hasta 1983. Posteriormente, volvió a Madrid para incorporarse al gabinete del Director Emilio Manglano y, después, formaría parte del equipo de Redes clandestinas en el Magreb. Más tarde, pasará a Infraestructuras Operativas.

De 1989 a 1994 fue destinado en la Embajada española en Checoslovaquia convirtiéndose, a su regreso, en Jefe del Área de Europa y América del Norte de la División de Exteriores. En 1996 pasa a la Reserva Estatutaria del CNI y comienza su etapa civil y, también, de escritor.

Esta entrevista tiene lugar en una cafetería llena de gente en Madrid. No fue una conversación entre susurros, a Jaime Rocha no parece importarle hablar de su vida y su etapa en el CNI sabiendo que le pueden escuchar porque él sabe bien qué es lo que puede contar.

¿Qué es ser espía?

En muchas conferencias hablo sobre los servicios de Inteligencia y los distintos trabajos que los agentes desempeñan en función de sus características personales y de formación. Es muy distinto el trabajo de un analista de Inteligencia que el de un técnico informático o de un agente de campo. Es en estos últimos a los únicos a los que se les puede calificar de espías en el más estricto sentido de la palabra. Yo reivindico ese nombre y me baso en una definición que, ya en 1976, en su obra «La Guerra de los Espías» daba el escritor Domingo Pastor Petit. Dice así: «Este oficio gris, frío, mal compensado y compañero cierto de la angustia, que precisa nervios de acero y tesoros de inteligencia deductiva e intuición, recluta lo más selecto de sus artesanos en las filas de los idealistas. Sí, hay que repetirlo: de los idealistas… esos hombres (y mujeres, añado) cuya fe mueve montañas y que suelen ser capaces de sacrificios inenarrables».

Uno de los principales objetivos de esta entrevista es la difusión de Cultura de Inteligencia, ¿qué significa para ti o cómo definirías qué es la Inteligencia y, por tanto, la Cultura de Inteligencia?

Voy a poner un ejemplo mencionando la Inteligencia empresarial y a través de un caso concreto que viví. Yo entendí por primera vez lo importante que es en Checoslovaquia tras la caída del Muro de Berlín. Cuando se establecieron relaciones con los países occidentales se abrió un concurso para dotar de unos ferrocarriles modernos al país. Talgo, una empresa española, presentó una oferta sensacional y luego resultó que ganó el concurso el Pendolino italiano. Me preguntaron qué había pasado y más tarde descubrí qué fue una cuestión de compra de voluntades. De haberlo sabido igual podríamos haber reaccionado. En mi experiencia casi todos los concursos internacionales cuando, por ejemplo, te dan el AVE a la Meca o el Canal de Panamá seguramente es porque ha habido un buen trabajo de Inteligencia previo.

¿Y en la Inteligencia militar?

La Inteligencia militar tiene más que ver con conocer las armas y el despliegue que tiene el enemigo o el potencial enemigo. Yo llevé durante mucho tiempo las Redes clandestinas del Magreb. Aunque en aquel entonces no estábamos en guerra con nadie, nuestro objetivo era saber qué armamento y disponibilidad tenían países como Marruecos, Libia o Argelia. Esa información se convertía en Inteligencia dándonos una ventaja sobre el competidor o enemigo. Pero, en realidad, la Inteligencia es útil en cualquier ámbito de la vida en el que se tenga que competir, sea el tipo de competencia que sea, porque un buen trabajo de Inteligencia siempre te va a dar una ventaja. Cultura de Inteligencia es entender esto, impulsarlo y aplicarlo.

La Inteligencia es útil en cualquier ámbito de la vida en el que se tenga que competir

¿Crees que hay en España poca Cultura de Inteligencia?

En España no es que haya poca Cultura de Inteligencia, es que hay poquísima. Precisamente a divulgar la Cultura de Inteligencia estamos tratando de contribuir tanto Pablo Zarrabeitia, primer miembro en activo del CNI que ha novelado el servicio de Inteligencia español desde dentro en los libros «El alma de los espías» y «Los hombres de la niebla», como yo. Antes de escribir novelas, daba muchas conferencias en universidades, prácticamente por toda España. Me asombraba ver alumnos que no sabían ni que teníamos un servicio de Inteligencia. Ya todo el mundo sabe que lo tenemos, pero sigue habiendo mucha falta de conocimiento y no se tiene muy claro qué es lo que hacen.

¿A qué otros servicios de Inteligencia es equiparable el trabajo del CNI?

Como cuento en mis libros, he participado en operaciones con la CIA, el Mossad y otros servicios de Inteligencia extranjeros y puedo decir que estamos absolutamente al mismo nivel. En lo que sí que nos diferenciamos es que otros disponen normalmente de más recursos económicos y personal, pero en cuanto a preparación de personas y eficacia estamos exactamente al mismo nivel.

¿Hasta qué punto es la diferencia?

Por ejemplo, el MI6 tiene alrededor de 15.000-16.000 personas cuando nosotros en el CNI tenemos alrededor de 3.500. Y eso que ha aumentado, cuando yo estaba en activo éramos alrededor de 2.000. Por poner otro ejemplo, en el libro «Operación El Dorado Canyon» cuento cómo en la operación en la que teníamos que captar a un piloto libio la disponibilidad de dinero del Mossad era total y absoluta mientras que nosotros teníamos que controlar muy bien los gastos.

¿Qué impacto tiene en nuestro país la falta de Cultura de Inteligencia? 

En mi ámbito tiene una repercusión muy directa que es que los gobiernos, que son los que tienen que utilizar al servicio de Inteligencia, algunas veces prefieren otras fuentes de información. Recuerdo un caso en el que, a pesar de haber enviado información absolutamente contrastada, el Gobierno de entonces prefirió hacer caso a otras fuentes y se equivocaron en hacerlo. Son decisiones políticas y quizá hace falta creer más en los servicios de Inteligencia. Es fundamental para un país contar con un servicio de Inteligencia eficaz.

Es fundamental para un país contar con un servicio de Inteligencia eficaz

¿Cómo es el proceso hasta que la Inteligencia llega al Gobierno?

Cuando un agente obtiene una información, antes de que llegue al Gobierno está absolutamente contrastada. Los analistas reciben mucha información sobre el mismo tema de distintas fuentes, de Fuentes Abiertas, HUMINT… Al mismo tiempo, también está llegando información de servicios de Inteligencia amigos.

El analista que recibe la información es, además, especialista en el tema concreto y lo primero que hace es clasificar las fuentes. Si la fuente es A1 es que se ha comprobado por otras informaciones anteriores que efectivamente es de calidad. Luego, se encarga de analizar la información en sí misma y se contrasta. Cuando tanto la fuente como la información es A1 se hace el informe al Gobierno.

Para mí los analistas tienen un mérito bárbaro. Un analista tiene que tener una mente capaz de asimilar un montón de información y sacar exclusivamente medio folio que es lo que se va a enviar al Gobierno. El informe solo puede destacar lo esencial porque el Presidente no tiene todo el día para leerse tres folios sobre un determinado tema. Es lo que yo llamo el destilado de información.

Este año el presupuesto de CNI es el mayor de su historia. ¿Quiere decir esto que se le está dando más importancia? ¿En qué crees que se debería invertir ese presupuesto o en qué se está invirtiendo? 

Creo que, a pesar del aumento, sigue estando corto, sobre todo en el Centro Criptológico Nacional (CCN-CERT), que depende del CNI, con la actual guerra cibernética. También creo debería haber más personal y todo lo que aumente será positivo. Sé que ahora mismo se están fichando candidatos en las universidades. Algunas de ellas tienen acuerdos con el CNI e, incluso, algunos profesores de determinados ámbitos, como puede ser criminología o informática, cuando ven que hay una persona que podría ser candidata para el CNI la proponen.

Ahora mismo se están fichando candidatos para el CNI en las universidades

Hablas de la importancia de la guerra cibernética, pero siempre destacas la importancia de los agentes de campo.

Por supuesto. Del mismo modo, no hay que olvidar que los agentes de campo son absolutamente imprescindibles y la adquisición HUMINT es absolutamente imprescindible. No se puede pensar que la tecnología te puede dar toda la información que te puede dar un agente de campo. Ni por calidad, ni por fiabilidad. También es verdad que es más complicado encontrar personas dispuestas a hacer ese trabajo, ¿no? Pero hay que buscarlas y ficharlas.

¿Qué cualidades debe tener un agente de campo?

En el CESID solíamos decir que el adquisidor nace y el analista se hace. Creo que puedes aprender a hacer análisis, pero es más complicado aprender a tener inteligencia emocional, empatía o dotes de actor. Como agente de campo vas a representar un papel y yo cambiaba de personalidad prácticamente en cada misión. Creo que hay que nacer con estas facultades. Puedes ir a un estudio de actores a representar un papel durante una temporada entera, pero estar cambiando constantemente de personalidad y mantenerla ante el “enemigo” es muy complicado.

No se puede pensar que la tecnología te puede dar toda la información que te puede dar un agente de campo

Como agente de campo, y como cuentas en tus libros, parte de tu trabajo consistía en captar personas. ¿Qué se necesita para captar?

Para captar se necesita empatía porque cuando vas a captar a un colaborador lo primero que tienes que hacer es intentar ganarte su voluntad. Esa voluntad a veces se gana cayendo simpático a la otra persona o que vea que eres abierta, que le cuentas todo… Si quieres que te lo cuenten todo primero tienes que empezar contando tú. Puedes contar la película que te hayas montado, lo importante es que el otro no intuya que es una película sino que es verdad y que te estás abriendo sinceramente. Además, cuando vas a captar una persona haces un estudio exhaustivo de la personalidad y lo que vas buscando es su punto débil. Todo el mundo tiene un punto débil, o casi todo el mundo. Aquí por supuesto también entran los factores económicos.

Para captar se necesita empatía

¿Crees que leyendo tus libros se pueden aprender técnicas de Inteligencia que puedan aportar a los actuales agentes?

Yo creo que sí porque cuento experiencias como el interrogatorio en la gendarmería de Marruecos, la salida de Trípoli, cómo captaba a colaboradores… Hay detalles de experiencia que pueden enseñar trucos para ganarte la confianza de las personas.

¿Cuáles son las principales técnicas o armas del espía?

Hace poco titulaban otra entrevista mía con la frase «En los servicios de Inteligencia nuestras armas son la mentira, el engaño, la extorsión y el chantaje». Es así. Vas por ahí mintiendo. Principalmente, porque vas diciendo que te llamas como no te llamas, que eres como no eres y te ganas la simpatía de las personas fingiendo una ideología que no es la tuya. Tienes que hacer todo lo que tengas que hacer para ganarte la voluntad del otro y esas son las armas de un infiltrado. Imagínate un infiltrado en ETA, yo mismo infiltré a uno como cuento en mis libros.

Sobre el futuro de La Casa parece que se acerca un periodo de jubilaciones y, en consecuencia, habrá que cubrir nuevas plazas. ¿Cómo crees que debería ser el perfil de estos nuevos agentes?

Depende del trabajo que vayan a hacer y de las necesidades del momento. En mi época había mucha demanda de traductores del árabe dialectal que empleaban los yihadistas o personas que hablaban euskera perfectamente para infiltrarse en ETA. Ahora entiendo que se necesitarán más hackers o personas para el CCN-CERT.

¿Cómo recuerdas tu ingreso al servicio del entonces CESID en 1979?

A mí me buscaban para hacer trabajo de campo, fundamentalmente. Yo estaba destinado en la base de Rota, porque soy marino. Un día me llamaron unos compañeros de mi promoción de Infantería de Marina que ya estaban en el CESID para invitarme a una cerveza. Cuando llegué me dijeron que se acababa de crear el CESID y que me necesitaban. La primera pregunta que les hice fue qué tendría que hacer y me dijeron que ya me enteraría. La segunda fue si creían que servía y me respondieron que sí, que me habían estado observando. La tercera, por curiosidad, fue si se ganaba más dinero y me dijeron que se ganaba lo mismo. Aún sin mi respuesta me dijeron que no se lo dijera a nadie salvo a Carmen, mi mujer. Ella me dijo, como me ha dicho siempre, que hiciera lo que considerara oportuno. Unos días después contesté que sí y me enviaron a lo que se llamaba la subsecretaría de Defensa que es donde te enviaban cuando te mandaban al CESID y me fui a hacer un curso teórico-práctico de seis meses a Madrid. Cuento algunas experiencias de ese curso en mis libros.

Cada libro tiene el fin último de divulgar cultura de Inteligencia y que la sociedad conozca y valore el trabajo realizado por los servicios secretos pero con diferentes objetivos… El objetivo de escribir el primero, «Operación El Dorado Canyon», fue que tu familia supiera qué hacía cuando estaba “de viaje”; el segundo, «El Muro», para contar tus años en Checoslovaquia en un contexto histórico clave para entender el mundo de hoy; y el tercero, «Alta Traición», para reivindicar la figura de Emilio Alonso Manglano.

Efectivamente, el primer libro fue para Carmen, y estaba escrito para «andar por casa». No pensaba que fuera a gustar tanto ni que me llegaran a dar un premio a la «Mejor novela de ficción histórica en español» ni que ahora se esté preparando para hacer película. Para mí era solo un libro en el que contarle a mi familia y amigos lo que hacía cuando me iba por ahí. El segundo fue un poco como «oye, sigo teniendo mucho que contar» y el tercero para reivindicar la figura de Manglano como prometí. Algo en común que sí que tienen todos los libros, más allá de difundir la Cultura de Inteligencia, es que cuento alguna actividad de ETA.

¿Qué parte de realidad hay en tus libros?

Hay cosas que no se pueden contar y el novelarlo ayuda a dar un ritmo a la novela que la hace atractiva y permite meter ficción sin que distorsione la realidad. Yo puedo contar en una novela que a un periodista que trabajaba con nosotros le secuestraron en Libia y en realidad no fue en Libia, fue en otro lugar. El hecho real es que le secuestraron y torturaron porque creían que era un agente del servicio de Inteligencia, algo que era cierto porque era un periodista colaborador del servicio, pero no hay por qué dar más detalles ni contar nada más. Jugar con la ficción permite contar cosas.

En una entrevista dice que su primer libro tenía un 60 de autenticidad y un 40 de ficción, que el segundo era un 80-20 y que el tercero un 90-10. Siguiendo esta línea, un cuarto debería ser del 100%, ¿no? Como el John Le Carré español, ¿podemos esperar un libro del estilo de «Volar en Círculos»? 

(Risas). Ahora mismo tengo en la cabeza una cuarta novela sobre la Operación Sokoa. En esta también tendrá que haber ficción porque hay muchas cosas que no se pueden contar, pero yo me apuntaría a un 80-20.

Siguiendo con John le Carré, éste opinó que si a algunos agentes británicos les hubieran dejado escribir un libro quizá no se hubieran convertido en agentes dobles, ¿cuál es tu opinión?

Creo que los traidores que tuvo el MI6 eran ideológicos y se pasaron al servicio ruso más por ideología. La ideología es más potente que el dinero. Si estás pagando a un colaborador una cantidad puede llegar a pedirte más dinero o que la parte contraria le ofrezca más dinero y se convierta en agente doble. Yo creo que los rusos los captaron porque creían que tenían un sentimiento contrario a su país y les fue relativamente más fácil hacerse con ellos.

¿Vivimos en un mundo más seguro que cuando entraste al servicio? 

Cuando yo entré el enemigo más temible que teníamos era ETA. En este sentido sí hemos ganado. El terrorismo yihadista también ha tenido su momento, pero ahora la preocupación está más en la zona del Sahel donde tenemos militares y servicios de Inteligencia trabajando.

A nivel global estábamos muy bien hasta que ha saltado la guerra de Ucrania. Algo que nadie preveía que Rusia fuera a hacer aunque, si se piensa, en 2014 ya invadieron Crimea y nadie dijo nada. En Siria también hay guerra… hay guerras en diferentes lugares y además de muchos años. Diría que aunque no haya seguridad global, los españoles sí podemos decir que podemos vivir con una cierta tranquilidad. 

Aunque no haya seguridad global, los españoles sí podemos decir que podemos vivir con una cierta tranquilidad

¿Cuáles son las principales amenazas para España hoy y a las que en tu opinión el CNI debería estar prestando especial atención?

Se habla mucho de Ceuta y Melilla. Marruecos es aliado de Estados Unidos y ha ayudado a Rabat durante mucho tiempo y sigue haciéndolo con armamento moderno, hay bases militares estadounidenses en el país muy potentes… Creo que dependerá de que al Rey de Marruecos le dé un día por ir a por Ceuta y Melilla y, entonces, tendríamos un conflicto. Es la amenaza que destacaría a no ser que la guerra de Ucrania se enquistara y hubiera intervención OTAN, pero no creo que a Putin le interese que el tema se extienda.

Dependerá de que al Rey de Marruecos le dé un día por ir a por Ceuta y Melilla

Cuando un espía, un agente de Inteligencia, se retira… ¿cómo se vive después? ¿Es posible desligarse o una vez se entra es imposible salir?

No te puedes desligar, nunca. Además, a veces te llega información interesante que pasas al Servicio. Yo desde que me retiré me escribe muchísima gente relacionada con el mundo de la Inteligencia y del espionaje, tanto de España, Estados Unidos y otros sitios. Algunos piden consejo, otros quieren entrar en el CNI… incluso una persona me escribió para ver si podía encontrar a un novio suyo que supuestamente estaba en el CNI… Parece que a la gente le inspiro confianza y se fían de mí, pero igual es mentira y es una pose que adopto, ¿no?.

  • Si quieres leer la entrevista a Jaime Rocha sobre su libro «Operación El Dorado Canyon» puedes hacerlo aquí.
  • Si quieres leer la entrevista a Jaime Rocha sobre su libro «El Muro» puedes hacerlo aquí.
  • Si quieres leer la entrevista a Jaime Rocha sobre su libro «Alta Traición» puedes hacerlo aquí.

Entrevista realizada por:

Paula García Mora. Manager de LISA News. Periodista especializada en Relaciones Internacionales y Comunicación con experiencia en agencia de noticias, periódico impreso y medios digitales. Mi vocación es hacer del mundo un lugar más seguro, justo y protegido a través del análisis y la información.

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