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Qué esperar del Indo-Pacífico en 2023

Análisis

María Belén Agüera Martínez
María Belén Agüera Martínez
Estudiante de Relaciones Internacionales con gran interés en análisis de los conflictos armados, tecnología y ciberseguridad.

Los cambios en las estrategias y políticas de exterior de la región del Indo-Pacífico durante 2022 determinarán la agenda política de todos sus actores en 2023. En este artículo hacemos un repaso sobre el papel de los principales actores en esta región que destaca por ser una de las más ricas en comercio y tecnología del mundo.

Desde finales del siglo XIX, algunos expertos como el historiador y estratega naval, Alfred Thayer Mahan, o el Ex Secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger, auguraban el gran valor geoestratégico que iba a alcanzar la región conocida como el Indo-pacífico. En concreto, Mahan declaró en su momento: “quien domine el Océano Índico dominará Asia y el destino del mundo se decidirá en sus aguas”.

El Indo-Pacífico se refiere a la región del océano Pacífico que se encuentra al este de la península de la India. Se trata de una zona geográfica muy amplia que incluye el océano Pacífico, el océano Índico, el mar de Java, el mar de la China Meridional y el mar de Filipinas. Además de las costas de la península india, el sudeste de Asia, el este de Australia, Nueva Zelanda y numerosas islas del Pacífico.

En la región se incluyen otros países como Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Vietnam, Brunei, Camboya, Laos, Myanmar, China, Japón, Corea del Sur y del Norte, Taiwán, Bangladés y Pakistán. Así, el Indo-Pacífico destaca por ser una región relevante desde el punto de vista económico, ya que es un imprescindible paso comercial y una fuente importante de recursos naturales.

Fuente: US AFRICOM

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El año 2022 ha sido protagonizado por las potencias asiáticas y su auge se ha visto ensalzado durante toda la década, con grandes cambios en sus estrategias de política exterior.

En este sentido, el año 2022 ha estado marcado por la creciente rivalidad entre China y Estados Unidos en lo militar, económico y político, y que está causando un gran impacto en la arquitectura del Indo-Pacífico. Este conflicto es crucial, ya que determinará si el mundo seguirá hacia la bipolaridad con una competición constante entre Estados Unidos y China, o  será una estructura multipolar con varios centros de poder. La región cuenta con grandes potencias como India, Indonesia, Japón, Corea del Sur y la propia China.

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India, el nuevo rival de China

La India es actualmente la sexta economía más grande del mundo según el PIB, pero en los últimos 30 años su estrategia de política exterior se ha basado en intentar resolver sus problemas con Pakistán y decidir si deben utilizar sus fuerzas armadas para demostrar más poder sobre cómo enfrentarse a China o en la política exterior del Indo-Pacífico.

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La India se ha enfrentado cuatro guerras (1947, 1965, 1971 y 1999) con Pakistán, que llevaron a la nuclearización de ambos países y a enfrentamientos, desconfianza y terrorismo en sus relaciones bilaterales. Impulsaron el acercamiento de Pakistán a China y de la India a Rusia, llegando a firmar en 1971 un tratado de paz con Pakistán gracias a la cooperación de la URSS.  

El temor de Estados Unidos a los ensayos nucleares de China en la India, provocó que Pakistán comenzara su propio programa nuclear, haciéndose con uranio de Libia, tecnología de misiles de China y Corea del Norte. 

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Poco a poco, Estados Unidos consiguió que la India se convirtiera en un aliado natural y en un rival para China. Desde 2018, continuando en 2022, India ha apostado por seguir con esta relación con Estados Unidos, pero sin enfrentarse ni a China ni a Rusia. Además, ha comenzado a fijar el Indo-Pacífico como marco conceptual de la política exterior. Este cambio provoca que la India deje de enfocarse exclusivamente en la política terrestre, centrada en su relación con China y Pakistán, y amplíe su política al ámbito marítimo. 

En 2022 también se han centrado en la gran iniciativa del Quad o Diálogo Cuadrilateral, que fue relanzada en 2017, en la que también participan Estados Unidos, Australia y Japón, con el objetivo de intentar frenar el poder de China en el Indo-Pacífico. Esta iniciativa nace como respuesta a los cambios del entorno estratégico, sin embargo, debido a la ambigüedad de la India, que busca el equilibrio con otros actores, su incomodidad en la llamada «alianza de democracias», su concepción diferente del Índico y su apuesta por la autonomía, provoca que no llegue a integrarse plenamente en el Quad.

Un país emergente, Indonesia

Indonesia ha conseguido convertirse en el mayor ejemplo de compatibilidad entre el Islam y la democracia, a pesar de albergar diferentes religiones, etnias y culturas. Además, ha logrado tomar gran relevancia dentro del mercado de comercio electrónico.

El Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) incluso llegó a afirmar que en un futuro Indonesia será la mayor economía digital de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Sin embargo, su posición sobre el Indo-Pacífico, al igual que la de los demás países del Sureste Asiático, depende de los balances de poder entre China y los Estados Unidos en la hegemonía de la región. 

Esto, junto a su pasado colonial bajo control de Holanda y Japón, sus vulnerabilidades, sus abundantes recursos, su apuesta por el multilateralismo y por la democracia, a pesar del desafío que enfrentan debido a su fragmentación geográfica y su diversidad cultural; y la importancia que la ASEAN tiene en sus políticas, condicionan su política exterior e interior, que basan sobre todo en idea el nunca renunciar a su autonomía ni aceptar ser controlado por ningún poder hegemónico.

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En el caso de Indonesia, a la tensión entre Estados Unidos y China, se suman otros factores de importante relevancia. Además de su posición geográfica entre los océanos Índico y Pacífico, también transciende el gran aumento de relevancia económica y el índice de población musulmana en el país, el más alto del mundo. La comunidad musulmana en Indonesia provoca un enfrentamiento entre estas dos potencias, lo cual afecta a sus propios planteamientos estratégicos

Indonesia busca principalmente continuar con su desarrollo económico, mantener su estabilidad política y un entorno regional estable. En esto último juega un rol complejo, ya que  el Índico y el Pacífico son un cruce de caminos y, la principal vía de navegación de la zona. Además, es también un puente hacia el mar del Sur de China desde el Índico, uno de los mares más recorridos y disputados de Asia y del mundo, por lo que su posición es clave como vía de tránsito y de unión global.

Cabe destacar la gran relevancia energética del país, siendo uno de los mayores exportadores y productores de carbón, petróleo y gas natural. Además, por sus aguas circulan la gran mayoría de los recursos energéticos consumidos por las grandes economías del este de Asia. 

La gran potencia comercial, China

El ambiente político internacional con respecto a las inversiones chinas ha estado cambiando desde hace algunos años. Un cambio de estrategia que Europa mira con sospecha e incluso pone en duda a la inversión china como oportunidad o amenaza, viéndose obligado a crear nuevas estrategias para el Indo-Pacífico en un afán de demostrar que no están subyugados ante China.

China ha continuado aumentando su poder en la economía mundial a través de la producción y exportación de tecnología y el comercio electrónico, un dato de extrema importancia después de que se haya demostrado durante todo este año la gran relevancia de China en el comercio, sobre todo en el marítimo, donde ha estado presente una continua tensión sobre el mercado europeo.

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Este poder aumentó sobre todo con la pandemia del covid-19 en 2020, cuando China se convirtió en el principal exportador de bienes de alta tecnología. Un ejemplo de ello es la denominada Nueva Ruta de la Seda”, un proyecto chino que comenzó en 2013 con la construcción de una nueva ruta comercial china. Sin embargo, esta ruta comercial presenta algunos problemas, como la necesidad de China de obtener el control del Estrecho de Malaca, de Taiwán y de Hong Kong, además de mantener un continuo control militar en el Índico.

La salida de las tropas occidentales de Afganistán refuerza el papel de China en la zona como alternativa al estrecho de Malaca, por el que llegaban a pasar hasta este año un cuarto de las mercancías mundiales. Aun así, China sigue manteniendo una buena relación con Afganistán y en parte debido a los talibanes refugiados en Pakistán.

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La competición geopolítica entre China y Estados Unidos

China y Taiwán han tenido relaciones tensas a lo largo de la historia. Aun así, en los últimos años las relaciones entre ambos países han mejorado significativamente y han establecido relaciones comerciales y culturales.

China históricamente ha considerado a Taiwán como una provincia rebelde y ha amenazado con usar la fuerza para recuperarla, pero no ha llevado a cabo ningún ataque militar. Sin embargo, la situación entre China y Taiwán sigue siendo complicada y es una de las principales fuentes de tensión en la región del Indo-Pacífico. El 26 de diciembre de 2022 China realizó una serie de maniobras militares con buques y cazas frente a las costas taiwanesas. Esto no solo alertó a la isla, que comenzó una mejora de sus fuerzas armadas como prevención, sino que también agudizó las relaciones que el gigante asiático tiene con Estados Unidos en la región. 

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Taiwán es un importante punto estratégico tanto para China como para Estados Unidos. Actualmente, la isla es el principal productor mundial de productos tecnológicos primordiales como son los semiconductores y los microchips, productos necesarios para ambos países y que le garantiza la protección constante de Norteamérica.

Aunque aún no ha habido enfrentamientos militares directos entre Estados Unidos y China en la región del Indo-Pacífico, ambos países mantienen cierta rivalidad protagonizada por las continuas tensiones en la región debido a sus intereses económicos y políticos en el Índico y en el Pacífico y a sus diferencias sobre cuestiones de política y seguridad internacional.

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Por ejemplo, uno de los focos de las tensiones, aparte de la problemática sobre Taiwán, son las disputas respecto a la soberanía de algunas islas y atolones del Pacífico. En general, la relación entre Estados Unidos y China es complicada y se caracteriza por la rivalidad económica y la competencia por el liderazgo en el mundo, basando su conflicto en políticas y medidas que buscan rebajar la influencia que tienen el uno y el otro en el panorama mundial.

El nuevo Japón

Su alianza con Estados Unidos se debilitó durante la presidencia de Donald Trump (2017-2021) por el comportamiento que tuvo contra Asia, sobre todo contra el propio Japón, por estar acusándolos de aprovecharse del país norteamericano. Es por eso, por lo que, en aquel momento Primer Ministro de Japón, Shinzo Abe, acabó reorientando su política hacia China.

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Uno de los mayores problemas a los que Japón se ha estado enfrentado en los últimos años es a su rigidez institucional que, según el IEEE, los llevó a un estancamiento económico tras la limitación de los cambios socioeconómicos. Otras de las cuestiones de gran preocupación en el país son la deslocalización de industrias nacionales, la disminución y el envejecimiento de la población y sus propias políticas laborales rígidas. Para superar este estancamiento, Japón ha decidido impulsar una reforma socioeconómica que se ha visto frenada por el asesinato de Shinzo Abe.

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En julio publicaron el Libro Blanco de la Defensa de 2022, donde Japón transmite sus deseos de reconsiderar su política de seguridad y defensa debido a la gran preocupación del país a un ataque ruso impulsado por el conflicto en las islas Kuriles y la guerra en Ucrania; además de la preocupación que despierta el posible movimiento militar de China en Taiwán para tomar el control de la isla.      

La percepción del país nipón de un deterioro de la seguridad del lejano Oriente ha provocado que tome la decisión de normalizar sus Fuerzas Armadas. Para ello, ha ampliado los estrictos límites constitucionales para así aumentar sus capacidades de defensa y el empleo de la fuerza militar. La situación se complica aún más por los intereses entre China y Rusia, que buscan debilitar la hegemonía de Estados Unidos. en el actual orden internacional, en el que además se enfrentan entre sí las potencias tradicionales del Extremo Oriente como Rusia, China y Japón, en una competencia estratégica con alcance y consecuencias globales.

Continúa el choque entre las dos Coreas

Corea del Norte acaba el año como la novena potencia mundial nuclear, continuado con mejoras sobre la cantidad y calidad de su arsenal. Sus programas nucleares y de misiles resultan un peligro directo para Estados Unidos, Corea del Sur y Japón. 

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Para parar sus avances, Estados Unidos ha impuesto sobre Corea del Norte una política de presión diplomática, sanciones económicas, aislamiento internacional y una vigilancia constante sobre sus pruebas militares. Cabe recalcar que, estas nuevas iniciativas del presidente norteamericano, Joe Biden, se han realizado sin consultar a Corea del Sur o Japón, creando cierta desconfianza en su alianza. Sin embargo, a finales de 2022 se demostró que siguen estando bastante alineados tras su respuesta conjunta contra los últimos lanzamientos de misiles balísticos de Corea del Norte del 31 de diciembre, en la que incluso buscaron aumentar la cooperación con China.

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En las recientes elecciones de Corea del Sur, no ha habido ningún gran cambio en la política hacia su vecina del norte. Desde hace años, las dos Coreas mantienen un diálogo constante en busca de un futuro tratado de paz que aún no llega. Por la escalada de tensiones políticas con Corea del Sur, Japón prefiere que no logren una reunificación o un acuerdo de paz por si sus relaciones con esta empeoran.

Indo-Pacífico 2023: conclusiones y visión de futuro

En 2022 destacaron las continuas tensiones de poder entre China y Estados Unidos, entre las dos Coreas y Japón, Indonesia como nueva posible potencia en el marco de la economía mundial, y los intentos de la India de ganar aún más relevancia en la esfera internacional, intentando mantener su rol “neutral” en la región.

El futuro de ASEAN dependerá en buena medida de la relación entre Indonesia y China y del papel que Indonesia tome en la región. Si la organización u otras iniciativas multilaterales no son viables para los objetivos prioritarios del país indonesio, es posible que busque soluciones bilaterales o trilaterales como el Quad, como es el caso de la India, o en el Aukus, como es el caso de Australia, otra iniciativa en la que está el país junto a Estados Unidos y Reino Unido, que también busca debilitar el poder de China en la región.

Gracias a su posición geográfica, Indonesia se ha consolidado como un punto indispensable de múltiples caminos entre el Índico y el Pacífico, conectando también Asia y Australia. Si Indonesia lograra ser líder regional, tendría efectos determinantes en el Indo-Pacífico, se convertiría en uno de los principales obstáculos para China y, sobre sus objetivos de obtener el total control marítimo de la zona, afectaría a la influencia que tienen la India y Estados Unidos; además de reforzar la posición de ASEAN. Es por esto que, según el IEEE sitúa a Indonesia, económicamente, como la cuarta mayor economía global para el año 2050.

Por otra parte, volviendo a las conexiones y hostilidades de China con el resto del mundo, Europa aún no ha tomado una posición definida con respecto a China, considerándola igualmente tanto como un competidor como un potencial socio comercial. La relación que elija tener Europa con China también definirá las relaciones que tenga el continente con Estados Unidos, por lo que es vital que Europa trate este asunto con delicadeza, intentando evitar al máximo la tensión con estos gigantes. Tensión que solo continúa en aumento en el Indo-Pacífico, y que seguramente siga, hasta que intervengan otros actores internacionales de la zona.

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