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Mongolia: un enclave geopolítico entre China y Rusia

Análisis

Roberto Pipia
Roberto Pipia
De origen italiano y Licenciado en Derecho, decidí emprender una trayectoria académica que me llevaría a explorar no solo las leyes, sino también los entresijos del escenario internacional. En 2015, la vida me llevó a España. Actualmente, trabajo en el Departamento de Recursos Humanos de una multinacional americana del sector de la salud, una experiencia profesional que me ha permitido combinar mis habilidades legales con la gestión de personas en un entorno multicultural. Mi viaje educativo continuó con la realización del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, una decisión que reflejó mi creciente interés por comprender las dinámicas globales y las relaciones internacionales.

La geopolítica de Mongolia se caracteriza por su posición geográfica estratégica, ubicada entre China y Rusia. Busca mantener un equilibrio con estas dos potencias fronterizas y al mismo tiempo diversificar sus relaciones con otros países. Mongolia tiene una historia compartida y lazos estrechos con ambos países, habiendo sufrido invasiones por ambas naciones y luchando para preservar su propia cultura e identidad. En este análisis, el alumno del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico, Roberto Pipia examina a fondo la relación de Mongolia con las dos potencias.

Desde hace poco más de 30 años, una vez caído el bloque soviético, Mongolia se alzó como país independiente y empezó a consolidar una red de relaciones con otros países sin la injerencia de Rusia. Una democracia independiente y libre de promover el desarrollo económico, social y la cooperación internacional con otros socios estratégicos.

Esta nueva etapa histórica para Mongolia empezó después de la caída de la Unión Soviética. Al principio de los años 90, Rusia presentaba una economía extremadamente débil, mientras que al otro lado del país, emergía una economía explosiva como la de China. Los debates de la política mongola durante los primeros años de democracia se centraban sobre todo sobre cuál era la mejor actitud y estrategia comercial de emprender respeto de sus vecinos, considerando en primer lugar la preservación de su propia seguridad, sus intereses nacionales y el desarrollo propio.

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La vinculación con Rusia y China en ciertos aspectos parece ser inevitable si se considera la influencia que los dos vecinos tienen y han tenido en la política interior y exterior de Mongolia. Uno de los conceptos fundamentales de la seguridad nacional mongola establece que: «Una relación equilibrada no significa mantener la equidistancia entre ellos o adoptar posiciones idénticas en todos los temas, sino que esta política significa fortalecer la confianza y desarrollar relaciones integrales de buena vecindad y cooperación mutuamente beneficiosa con ambos».   

Un país que ha encontrado su equilibrio en la real politik, ofrece oportunidades de inversión gracias a la gran cantidad de recursos naturales existentes en su territorio, pero la vulnerabilidad de su economía obliga a tener que diversificar las tendencias y canalizar las inversiones extranjeras hacías otros sectores potencialmente estratégicos. 

Mongolia ha desarrollado una relación especial con Estados Unidos en términos de cooperación en defensa y seguridad. Ulán Bator mantiene relaciones cooperativas con Japón, Corea del Sur y la Unión Europea. Por otro lado, Mongolia es la única democracia del mundo en mantener relaciones diplomáticas cordiales con Corea del Norte.

Mongolia es una república parlamentaria, donde existe un sistema multipartidista con elecciones democráticas regulares desde el 1990. El jefe del Estado es el presidente del país. El poder ejecutivo está encabezado por el Primer Ministro. El poder legislativo lo ejerce el Gran Ju- ral, asamblea unicameral formada por 76 escaños elegidos por cuatro años, mediante sufragio universal.

Su economía se basa principalmente en el sector primario y terciario. Sus socios económicos principales son China, que corresponde al 80 % de sus exportaciones y a casi la mitad de sus de importaciones; y Rusia, que representa la fuente de energía principal del país.

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La relación de Mongolia con los dos países colindantes se basa también sobre una garantía de demarcación territorial, sobre todo entre Rusia y China. La posición geográfica de Mongolia y los asuntos territoriales delicados entre China y Rusia, hacen de Mongolia un país muy seguro contra cualquier tipo de invasión por parte de terceros

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China, partner económico vital 

Las relaciones entre Mongolia y China se intensificaron a partir de los años 90. La posición oficial de China sobre la independencia de Mongolia y el pleno reconocimiento de las fronteras entre los dos países tuvo lugar en 1994 durante una visita del entonces primer ministro chino Li Peng a Ulán Bator.  

Los puntos principales de la política china hacia Mongolia eran la coexistencia pacífica, el reconocimiento de su independencia y unidad territorial, la cooperación económica, la ayuda de tipo militar en caso de necesidad y el apoyo diplomático para entrar en otros mercados. 

Con estas condiciones, China se convirtió en el principal partner comercial y estos lazos comerciales se sustentaban basándose en las propias exigencias. Mongolia se concentraba en el único gran recurso que tiene: la exportación de materias primas. China necesitaba recursos para el mantenimiento del sector industrial en gran expansión, y Mongolia necesitaba un cliente seguro para aumentar las exportaciones.

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Con la desintegración de la URSS, China tuvo la gran oportunidad de imponer una cierta dependencia de Mongolia al propio mercado y productos. En consecuencia, los mongoles se han acostumbrado a su presencia política, militar y cultural: pero, ¿cómo pudo ocurrir todo eso en tan poco tiempo? China en distintas ocasiones ha ayudado a Mongolia con alimentos y asistencia a causa de los desastres naturales. China además pone a disposición de Mongolia el puerto de Tianjin, donde existe un fuerte intercambio de trabajadores entre los dos países y gracias a la fundación del Mongolian-Chinese Economic and Business Council, se han promovido muchas inversiones chinas en el país mongol. Actualmente, varias delegaciones budistas chinas quieren restablecer las relaciones sino-mongolas. Muchos mongoles viajan a China por cuestiones médicas, dado que la sanidad china ofrece una mejor calidad y son menos caras que en su país.

El resultado es que en el 2024, la economía de Mongolia se encuentra totalmente dependiente de China. Las exportaciones de Mongolia a China por un valor de USD 7,633 millones, con una proporción de 82.60% de los asociados, mientras que las importaciones de Mongolia desde China son por un valor de USD 2,490 millones, con una proporción de 36.39% de los asociados. 

No obstante, se reconoce en la sociedad mongola que China es el partner económico principal y muy importante por el desarrollo del país, pero a su vez se teme que una excesiva dependencia de China pueda amenazar la seguridad interna, social y cultural del país.

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La realidad es que el mercado mongol no es de los más atractivos para China. Mongolia es un país con muchas zonas desérticas y con una población de solo 3.410.000 personas. China tiene interés en tener los lazos comerciales, sea por razones geográficas y también por la presencia de minerales presentes en su territorio. China cuenta con las reservas naturales más importantes de los 17 elementos de tierras raras y ha cultivado una capacidad única para refinar y separar cada uno de ellos.  Además, desde 2012, China ha intensificado sus esfuerzos para ascender en la cadena de valor.

En particular, ha consolidado la minería y el procesamiento de tierras raras en empresas estatales y ha establecido centros de investigación fundamentales. A pesar de haber comenzado a registrar patentes casi dos décadas después que Estados Unidos y Japón, China poseía más del 80% de todas las patentes relacionadas con las tierras raras en 2020.  

China además está invirtiendo en implantes de energías renovables en Mongolia. Un hecho que tiene interés para los dos bandos: a Mongolia le interesa ser siempre menos dependiente de Rusia en el suministro energético, mientras que para China es una oportunidad de exportar su propia tecnología y tener más presencia aún en el mercado mongol. 

Relaciones con Rusia 

El vacío dejado por los soviéticos tras la caída de la URSS y la falta de interés de una política activa en Mongolia por parte de la Federación Rusa después, pusieron las condiciones que China pudo cumplir.

El mercado ruso en territorio mongol cayó durante todo el periodo de los años 90 desde el 85% hasta un 25%. El único sector donde Rusia es aún el principal proveedor de Mongolia es en el sector energético: el 87% del petróleo que importa viene de su vecino del norte.

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Oficialmente, Mongolia ha adoptado una posición neutral sobre la guerra de Ucrania. Esta posición se debe a que el país depende casi totalmente de Rusia en el sector energético y, además, en la política mongola hay varios exponentes influyentes que se definen admiradores del presidente ruso. 

Las relaciones entre los dos países se basan no solo sobre los intereses económicos, pero también sobre una relación de confianza como manera de contención territorial. Durante la segunda mitad de los años 90, Rusia ha intentado recuperar la influencia y la presencia que tenía años atrás, y una de las pruebas de este cambio de actitud ha sido el «abono» de la gran deuda que Mongolia tenía con la URSS fue convertida en «menos de trescientos millones de dólares». Otro gesto, más reciente, por parte de la Federación Rusa es el proyecto Power of Siberia, en el cual incluye a Mongolia como centro de clasificación energética hacia China y el resto de Asia.  

Conclusiones

Si la posición geográfica de Mongolia, o sea el hecho de existir entre los dos gigantes Rusia y China, ha sido desde siempre el temor de posibles invasiones e injerencias por parte de los dos países vecinos, hoy en día es esta posición geográfica la garantía de la supervivencia de Mongolia.  

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El cuidado diplomático de las relaciones entre Rusia y China, hace que Mongolia sea uno de los países del mundo con menos probabilidades de subir una invasión por parte de un país extranjero. Si a esta «seguridad fronteriza» se añade una economía abierta sin restricciones, el papel de intermediario internacional, neutralidad y ambiciones geopolíticas, Mongolia tiene el potencial de poder convertirse en un centro de distribución logística y de materias primas hacia toda Asia. 

El pragmatismo y el realismo político han llevado a Mongolia a adoptar una relación equilibrada con sus vecinos e incrementar una cooperación mutuamente ventajosa ha sido el principio en donde se basa la política de exteriores de Ulán Bator en su etapa democrática. De la misma manera, siempre ha mirado hacia el third neighbor, anunciando la voluntad de enlazar fuertes relaciones económicas con otras naciones democráticas al fin de garantizar su seguridad nacional y tener el soporte de otros países que no sean Rusia o China. 

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