Estados Unidos, Brasil e Italia, entre otros, han vivido baches electorales transcendentales para su estabilidad nacional durante los últimos años. Las presiones internacionales e incluso, la injerencia electoral de China o Rusia han influido sobre el discurso y debacle político, que ha puesto en tela de juicio los resultados finales y el liderazgo de sus vencedores.
En los últimos tiempos, las democracias liberales han identificado en gran medida su manifestación de libertad de pensamiento a través de los procesos electorales. Sin embargo, algunas elecciones han estado unidas a presiones, compra de voluntades y recuentos en tela de juicio. Pese a que 78 países tienen una puntuación que supera los 70 sobre 100 en datos del Índice Mundial de Libertad Electoral en 2022, las campañas electorales siguen estando sujetas a presiones nacionales e internacionales.
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En este artículo repasamos algunas de las elecciones más polémicas en los tiempos recientes, desde los motivos hasta las consecuencias poselectorales. También destacamos las injerencias externas sobre la base de una estrategia clara de desestabilización.
Construcción del marketing político en las elecciones
De cara a una cita electoral, algunos partidos políticos con opciones de gobierno o representación manifiestan un cuidado extremo con el lenguaje, las formas y el mensaje mientras que otros, al contrario, exponen su mensaje más controvertido y rompedor. A su vez, también se toman decisiones en puestos de liderazgo con el fin de afrontar la contienda y conseguir el objetivo propuesto, ya sea ganar las elecciones, seguir gobernando, formar parte indispensable de la oposición o entrar en la cámara de representantes.
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La principal idea es concretar una estrategia primero para enfrentar al oponente y segundo para conseguir un rédito electoral basándose en la propuesta propia. En muchas ocasiones, la propuesta es rupturista y contrasta con el status quo del lugar, lo que normalmente viene acompañado de una campaña basada en información contrastada.
Se plantea el debate de sí todo límite vale para vender un relato en el marco de unas elecciones. En los casos que plantearemos, este relato impuso una visión del sistema existente como cuestionable y catapultó la polémica al centro de la campaña, con tensión constante y ecos de deslegitimación de los resultados.
Elecciones presidenciales en Estados Unidos en 2020
La empresa británica, Cambridge Analytica nació en 2013 y utilizó datos para desarrollar campañas y modificar los paradigmas de unas elecciones, mediante cambios de perspectiva por parte de la ciudadanía. Su mayor actividad se concentra en la campaña que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca en 2016. Enviaban noticias falsas y publicidad personalizada con el objetivo de acceder a distintos perfiles psicológicos de votantes, principalmente a través de Facebook.
Tras saltar el escándalo, la empresa cesó sus operaciones en mayo de 2018. Sin embargo, el entramado de cuestiones no termina ahí, ya que se abrió un debate acerca de los datos en Internet y cómo se vigilan nuestros patrones de conducta y toma de decisiones a través de la huella digital.
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Las elecciones de 2020 en Estados Unidos marcaron el enfrentamiento entre el presidente republicano Donald Trump, que optaba a ser reelegido y Joe Biden, el candidato demócrata. La confrontación durante la campaña fue destacada con un grado de tensión elevado, pese a las previas contiendas polémicas, como las elecciones de 2016 entre Donald Trump y Hillary Clinton o las elecciones del año 2000 entre George W. Bush y Al Gore.
Trump basó su campaña en la exposición de cifras económicas de su mandato, su gestión internacional —reconocimiento de Israel por parte de países árabes o acuerdos entre las dos Coreas— y un carácter visceral y en cierto modo provocativo, como cuando describía la Covid-19 como el “virus chino”. Las actitudes de Trump buscaron una reacción populista de la competencia electoral.
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Por su parte, Biden confrontó el discurso electoral a través de la polémica de tenencia de armas, el papel de Estados Unidos como potencia basándose en la narrativa trumpista de Make America Great Again y presentando el perfil de Kamala Harris como futura vicepresidenta.
Arizona, Wisconsin, Michigan, Georgia, Pensilvaniafueron los estados clave para la victoria demócrata, y se dio un cambio de ganador con respecto a las elecciones de 2016, donde los republicanos habían obtenido la mayoría. De esta forma, Joe Biden ganó las elecciones con 306 compromisarios mientras que Donald Trump obtuvo 232, con porcentajes de votos muy similares –51,38% para Biden y 46,91% para Trump—, especialmente en los estados clave y con un recuento que duró días.
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Tras conocerse los resultados, el presidente Trump tuiteó: “I won this election by a lot” y “Stop the count”. Es decir, asumía su victoria y exigió parar el conteo de votos.
Sin embargo, tras confirmarse la victoria de Biden, estas manifestaciones trajeron a debate una deslegitimación del resultado y un cuestionamiento del recuento electoral sin pruebas concretas. Las polémicas desembocaron en el Asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, que se saldó con 5 fallecidos y 950 detenidos. Un año después, hasta el 70% de los votantes republicanos consideraban que hubo fraude electoral, todo ello en la democracia más antigua del mundo.
Elecciones presidenciales en Brasil en 2022
Los comicios enfrentaron a dos candidatos fuertes, el expresidente Jair Bolsonaro del Partido Liberal, de línea conservadora, contra Luiz Inácio Lula da Silva del Partido de los Trabajadores, de carácter progresista. En este caso, tanto los sondeos como los resultados finales fueron muy ajustados, lo que generó una expectación alrededor de los mensajes políticos que señalaban.
El bolsonarismo se mantuvo activo durante toda la campaña, achacando el pasado sindicalista de Lula y los 580 días que pasó en prisión. Mientras tanto, el equipo de Lula da Silva se centró en atacar el populismo de Bolsonaro y las promesas de un cambio en las políticas sociales. El discurso de Lula se centró alrededor de las subidas de impuestos y de un mayor papel del Estado en la economía, incluyendo la protección de espacios naturales como el Amazonas. El ahora presidente, afirmó que iba a respetar la Biblia y la Constitución frente al marco de defensa religiosa establecido en la campaña.
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Finalmente, la segunda vuelta de las elecciones arrojó un estrecho triunfo para Lula da Silva, con el 50,9% de los votos frente al 49,1% de Bolsonaro, El bolsonarismo llamó a sus seguidores a cuestionar los resultados, afirmando que existían elementos deslegitimadores como un incorrecto conteo de votos. Todo ello mientras que la comunidad internacional, entre ellos los presidentes Biden y Macron, y la dominante izquierda latinoamericana —Gabriel Boric, Gustavo Petro o Evo Morales— reconocían la legitimidad del resultado y a Lula da Silva como el presidente electo democráticamente.
El pasado 8 de enero de 2023, grupos de partidarios radicales de Bolsonaro asaltaron las sedes del Congreso, la Presidencia y el Tribunal Supremo en Brasilia. Los asaltantes denunciaron el presunto fraude en los comicios.
Elecciones en Italia en 2022
Antes de estas elecciones, la política italiana ha experimentado una profunda inestabilidad, con hasta 16 gobiernos y 10 primeros ministros desde el año 1994, el doble de presidentes en comparación con España durante ese mismo periodo de tiempo. La inestabilidad política ha configurado un espectro político polarizado con populismos crecientes y desconfianza en las instituciones.
Estas elecciones comenzaron a tensionarse aún más cuando Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, lanzó una advertencia a Italia. El mensaje amonestaba que la Unión Europea pondría en marcha los mecanismos necesarios en caso de que se rompiesen principios democráticos tras la consecución del nuevo gobierno italiano, como la congelación de fondos europeos.
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La advertencia desde la Unión Europea se basó en las encuestas que señalaban una amplia mayoría para la derecha dura italiana. Finalmente, los sondeos se cumplieron y el partido Fratelli de Italia, encabezado por Giorgia Meloni, se convirtió en la lista más votada con el 26% de los votos, como parte de una victoria para la derecha, junto con la Liga de Mateo Salvini y Forza Italia de Silvio Berlusconi.
La coalición obtuvo 235 representantes en el Parlamento italiano, es decir, hasta el 60% de los escaños, con el 44% de los votos. El gobierno actual es el Ejecutivo más escorado a la derecha en la historia italiana.
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Tras el resultado y lo expuesto por Von der Leyen, la contienda se tensó al considerarse que Europa estaba atacando la libertad democrática de los italianos y el potencial resultado de las urnas. El discurso a partir de entonces se ha calmado, pero la estrategia de democracia global y dirección del pensamiento no es la acertada si la Comisión Europea quiere contener a populistas y euroescépticos, ya que precisamente esos partidos se nutren de ese descontento con las organizaciones no gubernamentales.
Además, la campaña italiana también vino salpicada por las sospechas de los servicios de Inteligencia de Estados Unidos de financiación rusa a Mateo Salvini, algo que negó el líder de la Liga. A su vez, una investigación elaborada por La Repubblica y difundida por el medio británico The Telegraph afirma que la llegada de inmigrantes a las costas de Italia procedentes de Libia, de zonas controladas por el grupo de mercenarios rusos Wagner, busca desestabilizar el país generando tensión en torno al debate de la inmigración ilegal.
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Todas estas informaciones son presuntas, pero sí que podemos afirmar que dichas intervenciones no vislumbran un objetivo partidista, es decir, en favor de un bloque concreto o ensalzando unas ideas por encima de otras, sino que buscan mermar la estabilidad y condicionar de forma negativa el tablero político.
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Injerencias en las campañas electorales
El principal objetivo de las injerencias extranjeras en los procesos electorales ajenos tienen el propósito de desestabilizar y generar dudas y cuestionamiento sobre el sistema, para profundizar en la ya existente crisis de las instituciones. Dicha crisis se manifiesta mediante políticos y organismos oficiales manteniendo un discurso que se aleja de la realidad de los ciudadanos. La situación es ideal para los movimientos populistas, pero también para una injerencia extranjera a favor de desarrollar dicha desafección entre la ciudadanía y las instituciones.
Tratándose de grandes potencias internacionales y sus procesos electorales, existen intereses de actores externos y sospechas de injerencia en los procesos electorales. En el caso de las democracias liberales occidentales, exponemos algunos ejemplos de Rusia y China como actores con estos fines en contiendas electorales anteriormente mencionadas.
Durante las elecciones de 2016 y 2020, el partido demócrata en Estados Unidos denunció la presencia de ciberdelincuentes rusos en la campaña a través de la manipulación de contenidos en redes sociales, enturbiando así las estrategias electorales.
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A su vez, Estados Unidos advierte también que China influye de forma selectiva en aquellos candidatos que puedan afectar de forma clara a su dominio. Por lo tanto, el mayor riesgo de intromisión china se presenta en las elecciones presidenciales y no tanto en elecciones intermedias, aunque sus principales objetivos pasan por moldear el relato y los debates políticos, tal y como afirma la Inteligencia norteamericana como el Departamento de Seguridad Nacional o el Departamento de Justicia.
En relación con esta situación, Jen Easterly, directora de ciberseguridad en el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, manifestó en octubre de 2022 que “el entorno actual es bastante complejo, posiblemente mucho más complejo de lo que era en 2020”.
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Como conclusión, debemos trabajar por celebrar unas elecciones seguras y fiables para el país. Es fundamental preservar la ciberseguridad, luchando contra ataques cibernéticos y por la seguridad del voto electrónico en caso de estar habilitado. La seguridad personal de los candidatos y en los centros de votación, la libertad de prensa y de información y la detención de bulos y falsedades en redes sociales resultan fundamentales para que la contienda electoral se desarrolla con plenas garantías democráticas.
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