A comienzos de diciembre la justicia turca inhabilitó al popular alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, y potencial rival del presidente Recep Tayyip Erdogan para las elecciones de 2023. Tanto ciudadanos turcos como los líderes de la oposición se han unido a las protestas denunciando la falta de independencia en una Turquía cada vez más autoritaria. En este artículo te explicamos qué es lo que ha sucedido y las implicaciones.
El pasado 14 de diciembre, el alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu y posible candidato de la oposición frente a Erdogan en las elecciones de 2023, fue condenado a dos años y siete meses de prisión más inhabilitación política por proferir insultos hacia la comisión electoral. Días después, miles de personas se concentraron en la capital turca para denunciar el veredicto que podría suponer la destitución del popular alcalde (el fallo es recurrible). Los líderes de la oposición turca se sumaron a las protestas cuestionando la independencia de los tribunales bajo el liderazgo de Erdogan.
Estambul es la ciudad más poblada de Turquía y una de las mayores del planeta, estimando su población en más de 15 millones de habitantes. En las pasadas elecciones locales de marzo de 2019, los kemalistas del CHP, Partido Republicano del Pueblo, fueron la fuerza más votada con el 48,79%, 13.000 votos por encima del AKP, Partido de la Justicia y el Desarrollo, el partido islamista de Erdogan.
Además del CHP, que defiende valores seculares y europeístas, el resto de la oposición formó parte en bloque de aquella victoria, conformando la Alianza Nación. Como socios preferentes, destacamos principalmente al partido IYI, nuevo actor de la política turca que defiende ideas reformistas, nacionalistas y seculares y se sitúa en el espectro entre los dos grandes partidos. Este partido ayuda a ampliar el bloque de la Alianza Nación desde la izquierda hasta el centroderecha liberal y nacionalista en contra de las políticas del AKP.
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Ante este resultado, el AKP solicitó la repetición de los comicios solamente en Estambul al considerar que se habían producido eventos extraordinarios que actuaban como condicionantes indirectos y que se planteaban dudas ante la legitimidad de los resultados debido al estrecho margen con el que se había decantado la alcaldía. Precisamente en esos mismos comicios los islamistas también habían perdido la alcaldía de la capital Ankara, derrota que en ese caso sí fue reconocida por el presidente Erdogan.
El Consejo Electoral de Turquía no aceptó la petición de recuento en 31 de los 39 distritos de la ciudad de Estambul, pero sin embargo el 6 de mayo de 2019 se pronunció en favor de la anulación del resultado y la repetición de elecciones, tal y como solicitaba el AKP.
El propio Imamoglu, que había jurado el cargo escasas semanas atrás el día 17 de abril, declaró que ya habían tratado de robarles las elecciones el 31 de marzo y luego presionaron al Consejo Electoral, quien finalmente se entregó a ellos, cuando no pudieron hacer nada en su primera ofensiva.
De esta forma, las elecciones se repitieron en junio de 2019 otorgando una victoria más amplia al CHP y al bloque Alianza Nación con Ekrem Imamoglu a la cabeza, en concreto superando por 800.000 votos al candidato del AKP Binali Yildirim. Analistas han concretado que la repetición no gustó nada ni a los votantes de la oposición, que se manifestaron, pero tampoco a los votantes del AKP, ya que no existió ninguna base legal para la repetición a raíz de los informes del Consejo Electoral de Turquía.
Estos hechos ponían fin a 25 años de gobiernos islamistas en Estambul a una esperanza de cambio para los opositores de Erdogan ante las elecciones presidenciales de 2023.
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Cargos y reacciones al fallo contra Ekrem Imamoglu
Tras el proceso emprendido por el AKP para repetir las elecciones locales de Estambul, Ekrem Imamoglu salió reforzado y en noviembre de 2019 declaró que “son estúpidos quienes anularon las elecciones de marzo”. Precisamente son estas declaraciones las que los jueces han considerado como insultos contra los altos funcionarios de la comisión electoral y que le han costado esta sentencia, que se compone de dos años y siete meses de prisión, es decir, la pena máxima para evitar una solución vía multa y posibilitar la existencia de la inhabilitación política.
Imamoglu ha reiterado que se refería a los políticos del AKP debido a que impugnaron los resultados sin base jurídica para luego perder las elecciones por mayor margen. El CHP y la oposición en conjunto denuncian la sentencia y la califican como una artimaña política para apartar a un posible rival electoral del presidente Erdogan en las elecciones presidenciales de 2023.
El caso será recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia de Estambul y, hasta entonces, el alcalde permanecería en su puesto hasta que exista una sentencia firme, pese a que es posible que el Gobierno no permita a Imamoglu permanecer en el cargo hasta entonces, pudiendo darse una destitución de forma inmediata.
Tras esta decisión, el apoyo al alcalde ha sido multitudinario, con miles de personas manifestándose contra la sentencia y denunciando la falta de independencia de los tribunales como parte de un régimen cada vez más autoritario bajo el presidencialismo de Erdogan. A su vez, denuncian que el posible futuro rival de Erdogan en las próximas elecciones presidenciales se enfrente a estos cargos en el momento en que dichos comicios apuntan a opciones reales de la oposición de desbancar al líder.
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Un día después de la sentencia, desde el miércoles 14 las movilizaciones han sido constantes. Frente a sus partidarios manifestándose, Ekrem Imamoglu declaró que “Estambul pertenece a 16 millones de estambulíes. ¿Hay algún estúpido que pueda frenarlos o encadenarlos? Mañana habrá aquí una muchedumbre aún mayor”. A su vez, también ha expresado que están ahí por la justicia y que las próximas movilizaciones incluirán a los líderes de los seis partidos, en relación con la Alianza Nación formada por CHP, IYI y cuatro partidos menores.
Precisamente Kemal Kiliçdaroglu, jefe del CHP, ha acortado una visita a Alemania para regresar a Estambul tras lo acontecido. A su vez, la presidenta del partido IYI Meral Aksener, ha realizado las siguientes declaraciones frente a manifestantes en Saraçhane: “Haréis lo necesario en las urnas. Han castigado a vuestro alcalde con una farsa judicial. Romperéis en pedazos esa sentencia. Hoy estáis juzgando a Imamoglu y lo estáis absolviendo”.
Aksener también ha hecho una referencia al pasado del presidente Erdogan, en concreto a cuando tras recitar un poema de metáforas islamistas en 1998, fue condenado a cárcel e inhabilitación y de esta forma obligado a abandonar la alcaldía de Estambul. En ese momento, declaró que no todo iba a acabar así y que no sería su última canción, y en efecto no lo fue.
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En cuanto a las reacciones internacionales, el portavoz adjunto del Departamento de Estado de Estados Unidos Vedant Patel declaró que estaban preocupados y decepcionados por la sentencia injusta e incompatible con los Derechos Humanos, el respeto al Estado de derecho y a la libertad de expresión como parte de las libertades fundamentales.
A su vez, Human Rights Watch valoró la decisión judicial como una violación de los derechos de Imamoglu, como parte de un asalto contra la oposición en Turquía llevado a cabo de forma injustificada y desde un cálculo político.
La reacción de la sociedad no se ha hecho esperar, más si cabe con el carismático líder Imamoglu que tanto apoyo popular arroja. Sin embargo, tras lo ocurrido solo falta ver si con el tiempo lo ocurrido beneficia al AKP o incrementa sus posibilidades de perder el gobierno turco.