A dos años de la guerra de Ucrania Estados Unidos, uno de los principales socios militares de Kiev, se replantea la continuidad de su financiamiento debido a la compleja política interna estadounidense a lo que se suma la guerra entre Israel y Hamás. En este artículo la alumna del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, Gabriela Andreea Gherghel, analiza qué pasará con Ucrania si no recibe la ayuda de Estados Unidos y el panorama que dejaría a nivel geopolítico para China.
En 2024, la guerra en Ucrania cumplirá dos años desde su estallido el 22 de febrero de 2022. El Kremlin creía que el conflicto se desarrollaría mediante una «guerra relámpago» que apenas duraría unos días y que finalizaría con la rendición de Kiev. Casi dos años después, se ha prolongado en el tiempo por ambos bandos. Y, por el momento, no parece que el conflicto tenga un desenlace próximo.
Ni las tropas rusas ni las ucranianas están dispuestas a darse por vencidas. Tanto Ucrania como Rusia se juegan demasiado en esta guerra y ninguno de los dos bandos se podría permitir perder esta contienda. En el caso de Ucrania, supondría la pérdida de sus territorios y su existencia como país. Si Rusia llegara a ser la vencida, podría verse sumergida en una profunda crisis económica y reputacional. Incluso, podría caer en un aislacionismo político a causa de la invasión a Ucrania.
En la «operación militar especial» de Putin no se calculó que las fuerzas armadas ucranianas pusieran tanta resistencia. Una resistencia que Ucrania no hubiese podido mantener por un periodo tan largo de tiempo sin la ayuda de dos actores internacionales esenciales: la Unión Europea y Estados Unidos. No obstante, Ucrania es el actor más vulnerable. El conflicto armado se está desarrollando en su territorio y frente a la superioridad militar y tecnológica de Rusia. Pero, ¿qué pasaría con Ucrania si dejara de contar con la ayuda proporcionada por Estados Unidos?
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Inversión de Estados Unidos en Ucrania y problemas internos
Tras la elección del demócrata Joe Biden como presidente en 2021, Estados Unidos cambió el modus operandi del «America First» de Donald Trump por una política exterior más activa. De esta forma, Biden ponía fin a la era trumpista y dio pie a un nuevo orden de actuación estadounidense. Esto también se tradujo en un acercamiento de las relaciones bilaterales entre Washington y Kiev.
El primer acuerdo se plasmó con la firma de la declaración conjunta de la Carta de Asociación Estratégica, documento en el que se apostaba por un mayor grado de cooperación en Defensa, Seguridad, Economía y Comercio, Seguridad energética, Democracia e intercambios culturales. Asimismo, desde la invasión de Ucrania, Estados Unidos ha sido con gran diferencia el actor internacional que más ha invertido en Ucrania, sobre todo en los ámbitos de Seguridad y Defensa, ayuda humanitaria y la ciberseguridad.
A datos de febrero de 2023, Estados Unidos ha proporcionado un total de 71.282 millones de euros (75.102 millones de dólares). La cifra ha superado más del doble de la ayuda recibida por las instituciones de la Unión Europea. La organización europea es el segundo actor internacional que más apoyo ha mostrado a Ucrania. Sin embargo, parece que Estados Unidos podría salirse de este club tras hacerse pública la votación a favor de la exclusión de la ayuda a Ucrania de la financiación presupuestaria estadounidense.
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El 1 de octubre de 2023 se aprobó un proyecto de ley estadounidense con el fin de evitar un cierre de gobierno a cambio de no incluir a Ucrania en el presupuesto estatal. Cabe destacar que un cierre de gobierno, o más conocido como shutdown en inglés, supone una situación en la que el gobierno federal estadounidense no puede desempeñar sus funciones y operaciones habituales como consecuencia de la falta de fondos. En ese caso, se podría inhabilitar temporalmente los servicios gubernamentales no esenciales. Normalmente, el shutdown se da en aquellas circunstancias en las que el Congreso y el Presidente no logran un acuerdo acerca del presupuesto federal o llegar a una resolución de gastos temporales.
El proyecto de ley surgió a raíz de que un grupo de republicanos mostraran su negación a apoyar la legislación de financiación. Esta negación afectaba a Ucrania porque consideraban que se estaba destinando demasiado dinero al conflicto ruso-ucraniano. Por el contrario, no se estaba prestando atención a los problemas de inmigración en la zona fronteriza entre México y Estados Unidos. El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy señaló que apoya «firmemente la frontera primero» porque «la frontera estadounidense importa. Más estadounidenses están muriendo en nuestra frontera que estadounidenses que están muriendo en Ucrania».
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La postura del ala república defiende que su oposición a la ayuda a Ucrania se debe a que Estados Unidos ha otorgado a Kiev un cheque en blanco. Un cheque sin la verificación de que los fondos entregados se utilizan para lo prometido. De igual modo, una encuesta realizada por el periódico estadounidense ABC y el Washington Post señala que un 41% de la población encuestada considera que Washington se ha involucrado demasiado en una guerra que se está llevando a cabo en el Este de Europa.
Hasta el momento, Estados Unidos ha aprobado cuatro rondas de ayuda al pueblo ucraniano para poder combatir contra las tropas rusas. Se calcula que se ha destinado un total de 113 mil millones de dólares en total a la reposición del equipo militar, así como la compra de armas. Una cifra a la que Biden solicitó añadir otros 24 mil millones de dólares el pasado mes de agosto.
En este contexto también ha surgido la guerra entre Israel y Hamás que amenaza con ampliarse en el plano regional amenazando dejar el conflicto en Ucrania relegado a un segundo plano. La analista política, Natasha Lindsteadt, considera que “Rusia tiene mucho que ganar” con la actual situación en Oriente Medio, ya que “Estados Unidos estará un poco más distraído y hay un poco de cansancio, tanto en Europa como en Estados Unidos, sobre la ayuda a Ucrania”.
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¿Cuál ha sido la postura política de Estados Unidos y de Joe Biden en Ucrania?
Tras la negativa de la ayuda adicional a Ucrania, Biden ha declarado que quiere asegurar a los «aliados estadounidenses, al pueblo estadounidense y al pueblo de Ucrania que pueden contar con nuestro apoyo. No los abandonaremos». A lo que también añadió que «bajo ninguna circunstancia podemos permitir que se interrumpa el apoyo de Estados Unidos a Ucrania». En la misma línea el secretario de Defensa, Lloyd Austin, declaró tras la votación en el Congreso que los ucranianos «luchan para defender su propio país contra las fuerzas de la tiranía. Estados Unidos debe cumplir su palabra».
Actualmente, la situación para Ucrania es crítica. Volodímir Zelenski no contaba con que la ayuda a su país no estuviese garantizada después de su visita a la Casa Blanca. El mandatario ucraniano se reunió con Biden en Washington por segunda vez desde que estalló el conflicto. Allí, Zelenski pidió más munición para poder seguir ganando territorio a las tropas rusas. Un diálogo que Zelenski resumió en Twitter: «subrayé que una victoria de Ucrania garantizaría que ni Rusia ni ninguna otra dictadura desestabilicen nuevamente el mundo libre».
De igual manera, Zelenski también intentó convencer tanto a los republicanos como a los demócratas de la necesidad de que Ucrania gane la guerra. Con ello, intentó que desistieran en considerar dejar a Kiev desprotegida sin la ayuda estadounidense. Sin embargo, la presencia de Zelenski no ha sido suficiente y el espectro más aislacionista critica que la política estadounidense siga apoyando la guerra de Ucrania, antes que el problema migratorio con la frontera con México.
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El ministro de Exteriores ucraniano, Dimitri Kuleba también se ha pronunciado. Kuleba considera que se trata de «un incidente», ya que destaca que hay conversaciones abiertas y profundas por ambas partes. Por su parte, la Unión Europea considera que tanto los europeos como los estadounidenses deben seguir cooperando para evitar que Rusia logre su cometido en Ucrania. El Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell, defiende que «esta guerra está teniendo un impacto en todo el mundo, pero para los europeos es una amenaza existencial…»
¿Beneficia a China una posible retirada de Estados Unidos en el conflicto de Ucrania?
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial y la desintegración de la Unión Soviética, Estados Unidos se ha mantenido como la única superpotencia mundial. Ha dado lugar a la Teoría del Fin de la Historia. El autor, Francis Fukuyama, establece esta falta de competición hegemónica mundial como el «último estadio de la evolución de la sociedad».
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Sin embargo, China en los últimos 30 años ha crecido a pasos agigantados. Actualmente, es el único actor internacional capaz de quitarle el puesto de única superpotencia mundial a Estados Unidos. Sobre todo, después de la declarada guerra comercial entre Pekín y Washington en marzo de 2018, así como la pandemia del coronavirus. El nivel de actuación competitiva entre los dos países plantea un comportamiento similar al que desarrollaron Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría. De hecho, en la publicación de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de la Administración Biden se reconoce que China es «el único competidor con tanto la intención como la capacidad económica, diplomática, militar y tecnológica de remodelar el orden internacional».
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China se ha convertido en un gran centro económico y tecnológico, destacando también en el ámbito militar. Según la clasificación mundial de GlobalFirePower, China es la tercera potencia militar mundial y el segundo actor internacional que más invierte en desarrollo armamentístico basado en la Inteligencia Artificial. Asimismo, Pekín también está trabajando para mejorar la imagen de China de cara a Occidente mediante el papel del Estado «garante de la seguridad y estabilidad mundial». puesto que actualmente ocupa Estados Unidos.
Por ello, a principios de año el mandatario chino ha destacado que su acercamiento con Rusia y su aparente apoyo en la guerra con Ucrania se basa en el lema de «contribuir a mantener la seguridad y estabilidad regional y global». Rusia es un actor imprescindible para China para la arquitectura de la seguridad euroasiática tanto económica como energética. El apoyo de China al bando ruso ha beneficiado al gigante asiático en términos geopolíticos y económicos, unas ventajas con las que antes no contaba debido a que la Federación Rusa estaba más vertida en Europa que en Asia. Aunque el apoyo chino a las tropas rusas ha sido muy calculado para no perder esa «aparente» mediación entre ambos países eslavos.
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El papel de mediador de China en este conflicto está entredicho, ya que hay un choque de intereses. Para Pekín, Rusia es un socio importante y hay una proximidad entre el mandatario chino y Putin. China también es consciente que si deja ese papel de mediador y envía directamente ayuda a Rusia, su imagen de cara a Occidente quedaría desacreditada. De esta formar, se podrían romper bruscamente las relaciones entre China y Occidente. Un hecho que no le conviene a China para seguir potenciando su crecimiento internacional. Por tanto, China no es un verdadero mediador. La realidad es que está ayudando a Rusia de manera discreta y diplomática. De esta forma, no verá afectados sus intereses comerciales con la Unión Europea y sus aliados.
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No obstante, el acercamiento militar de China con Rusia no tiene nada que ver con Ucrania sino más bien con Estados Unidos, principal país que ha apoyado a las tropas ucranianas en el conflicto armado. Aquí se aplica el proverbio árabe de «el enemigo de mi enemigo es mi amigo», ya que tanto para Rusia como para China el principal rival es Estados Unidos, por tanto, uniendo fuerzas podrían acabar con la superpotencia norteamericana por antonomasia.
En un hipotético caso en el que Rusia gane la guerra, China estaría del bando ganador y Estados Unidos sería el gran vencido junto con Ucrania. De igual modo, si Rusia saliese victoriosa sería la excusa perfecta de Pekín para invadir Taiwán tal como lo ha hecho Putin. Pues, si un actor internacional lo logra, China no va a quedarse atrás. El argumento sería que si Rusia se ha anexionado territorio de otro Estado basándose en posiciones históricas, China también podría hacer lo mismo con Taiwán. Aunque estas líneas sean simplemente unas suposiciones, Xi Jinping señaló en el XX Congreso del Partido Comunista China que se quiere «continuar con el proceso de unificación con la isla (Taiwán) de forma pacífica, pero sin descartar el uso de la fuerza y todas las medidas que fueran necesarias».
