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¿Cuál es la amenaza del yihadismo en España?

Análisis

Álvaro Serrano Sáez de Argandoña
Álvaro Serrano Sáez de Argandoña
Criminólogo especializado en Seguridad y Defensa, actualmente dedicado al mundo empresarial. Alumno certificado del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute.

A principios de 2023, el ataque contra un sacristán en Algeciras puso, de nuevo, en el punto de mira la actividad terrorista en España. En este análisis, el alumno del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute, Álvaro Serrano, expone la evolución de las prioridades relacionadas con el terrorismo en España desde 1985 y, en concreto, el reto del yihadismo en el país.

El pasado 25 de enero, un presunto yihadista asesinó en Algeciras a un sacristán e hirió a otras cuatro personas. A raíz de este acontecimiento y por medio de este análisis, buscamos repasar la situación actual del movimiento yihadista, a través del repaso del número de operaciones y detenciones relacionadas con este movimiento a lo largo del año 2022. Además, analizaremos el perfil y los métodos de captación utilizados, así como evaluar el nivel de alerta terrorista y los planes de prevención aprobados en España para prever la expansión del terrorismo yihadista.

A lo largo de los últimos años, la amenaza yihadista, junto con los atentados cometidos por la banda terrorista Euskadi Ta Askatasuna —conocida por sus siglas, ETA— ha sido la mayor preocupación para las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en España. Sin embargo, tras el cese de la actividad y la entrega de las armas por parte de la organización vasca, el movimiento de carácter islámico ha tomado la atención de la seguridad nacional en España.

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La injerencia yihadista en España

A pesar de que el yihadismo ha sido una amenaza a la seguridad desde la década de 1990, en los últimos años, España ha experimentado un aumento significativo en la actividad yihadista, especialmente después de la injerencia terrorista en Europa y Oriente Medio.

El primer atentado relacionado con el yihadismo en España se produjo en 1985, tras la fuerte explosión en El Descanso, un restaurante cerca de la base aérea estadounidense de Torrejón de Ardoz en Madrid. El atentado, que dejó 18 fallecidos y 82 heridos, fue reclamado por el grupo del mártir Abu Zeinab, un resistente libanés.  

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Tras el atentado del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, se intensificó la lucha contra el terrorismo internacional, incluyendo el yihadismo. En España, esto desembocó en una serie de operaciones policiales y arrestos de sospechosos de actividades terroristas relacionadas con el yihadismo.

Sin embargo, el 11 de marzo de 2004 —también conocido como 11-M—, Al Qaeda perpetró varios atentados en distintos trenes en Madrid. La organización terrorista, paramilitar y yihadista, provocó la muerte de 193 personas e hirió a más de 2.000. Según los expertos, la organización cometió el ataque motivado por un sentimiento de venganza y dado el papel activo de España en las operaciones contra el terrorismo internacional y el yihadismo. El 11-M fue uno de los peores atentados terroristas en Europa en la época moderna.

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Desde entonces, las autoridades españolas han continuado luchando contra el yihadismo y trabajando con otras naciones y agencias internacionales para prevenir futuros ataques, realizando diversas operaciones y detenciones de presuntos yihadistas a lo largo de los años. Aun así, en 2017, 16 personas perdieron la vida en Barcelona y Cambrils como consecuencia de un atentado yihadista.

Las autoridades españolas rápidamente iniciaron una investigación para determinar la identidad de los perpetradores y cualquier posible conexión con grupos extremistas. Finalmente, se descubrió que los ataques estaban coordinados y formaban parte de un plan más amplio para llevar a cabo una serie de atentados en la región.

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Este acontecimiento supuso un nuevo aviso, tanto para España como para el resto de Europa, de que la actividad del movimiento yihadista seguía latente. Esto intensificó la cooperación y coordinación de los servicios de Inteligencia y cuerpos de seguridad de los distintos países en operaciones contra este movimiento. 

Desde aquel trágico año 2004 en el que España se vio sacudida por el terrorismo yihadista, las operaciones y detenciones contra este movimiento no han cesado. Según datos recogidos por el Observatorio Internacional de Estudios sobre el Terrorismo —OIET—, España ha realizado un total de 285 operaciones policiales. Desde entonces y hasta ahora, 2017 registró la máxima, sobre todo a raíz de los atentados en Cataluña. En total, a través de estas operaciones policiales, se ha producido la detención de más de 1000 presuntos yihadistas, simpatizantes o divulgadores de dicho movimiento.

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El pasado 2022, en España, se efectuaron 25 operaciones policiales que dejaron un total de 52 presuntos yihadistas detenidos, la mayoría desarrolladas por la Policía Nacional en Cataluña, Ceuta y Melilla. Estas cifras son muy similares a años anteriores pero lejos de los datos recogidos en los años 2016 y 2017. 

En estos primeros meses de 2023 y sin contar al detenido por el crimen en Algeciras, las fuerzas de seguridad han arrestado a cuatro personas en España y a otra en el extranjero en dos operaciones antiyihadistas. 

Plan contra el yihadismo en España

Las cifras de operaciones y detenciones indican que la respuesta del Gobierno de España durante los últimos años al yihadismo ha sido enérgica e incluido medidas de seguridad, programas de prevención de la radicalización y esfuerzos para contrarrestar la propaganda yihadista. Sin embargo, la tarea de combatir el yihadismo en España es un desafío constante debido a la naturaleza global y el alcance de la amenaza.

A raíz de esta situación, el Ministerio del Interior actualizó en 2022 el Plan de Prevención, Protección y Respuesta Antiterrorista —PPPyRA—, estrategia que actualiza el plan antiterrorista aprobado en 2005 y que fue revisado en 2009 y 2015. El nuevo Plan incorpora las directrices de la Estrategia contra el Terrorismo de la Unión Europea, verificada en 2017, de la Estrategia Nacional contra el Terrorismo de 2019 y de la Estrategia de Seguridad Nacional aprobada en 2021 en relación con el fenómeno de la radicalización de tipo yihadista.

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El PPPyRA mantiene los cinco niveles de alerta, pero articula una nueva respuesta operativa coordinada, integral y proporcionada a los riesgos derivados de la amenaza terrorista mediante el refuerzo de la coordinación policial y con otros centros sectoriales y entidades con competencias en seguridad. Actualmente, España, dentro de esta escala de niveles se encuentra en el nivel 4, un riesgo alto.

Una de las medidas más importantes es la colaboración entre los servicios de inteligencia y cuerpos de seguridad nacionales, así como con los servicios de inteligencia de otros países europeos. Esto ha permitido a las autoridades identificar y detener a posibles terroristas antes de que puedan llevar a cabo sus acciones.

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Además, las autoridades españolas han trabajado para prevenir la radicalización y el reclutamiento por parte de grupos yihadistas. Esto incluye la educación en valores y la promoción de la tolerancia y el respeto hacia otras culturas y religiones. También se han implementado programas de rehabilitación para aquellos que han sido atraídos por el yihadismo y buscan abandonar la causa violenta.

El papel de las comunidades locales y las organizaciones de la sociedad civil también es fundamental en la lucha contra el yihadismo. Las organizaciones pueden identificar y alertar a las autoridades sobre personas que están en riesgo de radicalización, así como brindar apoyo y ayuda a aquellos que buscan abandonar el yihadismo.

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Históricamente, ha sido complicado detectar el yihadismo en España debido a la elevada presencia de la comunidad musulmana en el país. Aun así, es importante destacar que la radicalización y el yihadismo no son exclusivos de ninguna religión o comunidad, y pueden afectar a personas de cualquier origen.

Los jóvenes, emisores del yihadismo en España

Otro factor que ha contribuido a la propagación del yihadismo en España es la falta de oportunidades económicas y sociales para algunos jóvenes en el país. La desesperación y la falta de perspectivas pueden llevar a la radicalización y el yihadismo, por lo que es crucial abordar estas cuestiones como parte de la estrategia contra el yihadismo.

Es este perfil, rejuvenecido en las cifras de detenciones del último año donde la media de edad de los detenidos abarcaba los 18 a 24 años de edad, preocupa a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

Normalmente, son jóvenes de segundas generaciones, criados o nacidos en España, pero descendientes de inmigrantes procedentes de países islámicos, captados y radicalizados en las comunidades musulmanas del país a través de las nuevas tecnologías.

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En la mayoría de detenciones realizadas a largo del último año, se ha encontrado material divulgativo en las redes sociales e internet en la Dark Web, a pesar del control que se hace del mismo por las autoridades. También preocupa el uso del castellano para la captación y radicalización de jóvenes yihadistas, lo que puede hacer indicar que quieren ampliar sus vínculos tanto en España como América Latina.

Cabe destacar que, el año pasado, el Ministerio del Interior canceló el programa de desradicalización yihadista en las presiones, tras su fracaso. El plan se puso en marcha en 2016 y, desde entonces según datos de Prisiones, solamente se registraron un 4% del total de presos encarcelados por delitos relacionados con la yihad, concretamente 98. No solo preocupa que este programa haya fracasado, sino que preocupa que uno de los focos de radicalización puedan ser las propias prisiones.

Los retos del futuro del yihadismo en España

En 2023, según el Real Instituto El Cano, España tendrá que afrontar dos estrategias vitales para cumplir en materia antiterrorista. En primer lugar, deberá presentarse a la nueva Estrategia Integral contra el Terrorismo Internacional y la Radicalización —EICTIR—, a la que le piden un refuerzo en el “entorno online con propósitos de radicalización, reclutamiento y capacitación de yihadistas o la específica movilización de menores”.

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Por otro lado, España deberá de aprovechar la presidencia del Consejo de la Unión Europea en el segundo semestre del año. “España debe aprovechar esta circunstancia para impulsar algunos de los temas que resultan prioritarios en su acción contra el terrorismo, donde las víctimas tienen un papel central, además de favorecer el debate sobre asuntos de interés general para el conjunto de los Estados miembros, como el escenario de seguridad en los Balcanes y el Sahel”.

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Por lo general, España está avanzando en materia antiterrorista y en la lucha contra el movimiento yihadista, pero no debe bajar la guardia tras lo acontecido en Algeciras en el pasado mes de enero. A pesar de que los ataques solitario no han sido frecuentes en España, sí lo han sido en otros puntos de Europa.

España deberá vigilar las fronteras frente a posibles movimientos migratorios relacionados con el yihadismo, seguir cooperando con las fuerzas y cuerpos de seguridad y servicios de inteligencia extranjeros y poner énfasis en la vigilancia de las redes sociales y el uso de las nuevas tecnologías como medios de captación y divulgación del yihadismo.

Editado por:

Soraya Aybar Laafou. Editora y analista especializada en África en LISA News. Politóloga y periodista interesada en los derechos humanos, la geopolítica y los procesos migratorios. Me apasionan las Relaciones Internacionales y observo con especial interés al continente africano. Soy directora de África Mundi, el primer medio de análisis sobre África en castellano.

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