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La importancia de entender las diferencias entre trata de seres humanos y tráfico ilícito de migrantes

Análisis

María Peinador
María Peinador
Gestora Técnica del Programa Estatal en Trata de Seres Humanos y Profesora en LISA Institute. Anteriormente, ha sido Coordinadora General de Gestión y Proyectos en la Federación Red Artemisa, Gestora de Proyectos e Intervención Social en la Asociación de Mediación para la Prevención de Conflitos (AMPC) e Investigadora Internacional en Área Trata de Seres Humanos en LIBERA Fundación contra la Trata de Personas y la Esclavitud en Todas sus Formas. Es licenciada en Criminología por la Universidad Rey Juan Carlos. Tiene un Máster en Necesidades, Derecho y Cooperación al Desarrollo en Infancia por la Universidad Autónoma de Madrid y un Máster en Protección Internacional de los Derechos Humanos por la Universidad de Alcalá.

Aunque la trata de seres humanos es el negocio criminal más lucrativo del mundo, aún hay un gran desconocimiento sobre el fenómeno. Esto repercute, entre otras cosas, en que no se utilice el término de forma correcta y se confunda con el tráfico ilícito de migrantes. En este artículo, la profesora del Máster Profesional de Analista Criminal y Criminología Aplicada y del Curso de Prevención y Análisis de la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de Migrantes de LISA Institute explica la diferencia entre ambos conceptos y por qué saber diferenciarlos es clave para poder prevenirlos.

La trata de seres humanos es un fenómeno multifacético que tiene connotaciones criminales, violentas, económicas, relacionadas con la vulneración sistemática de los Derechos Humanos, el género y la migración. Es un crimen de alcance internacional que no deja a ningún país sin estar afectado por él.

Naciones Unidas establece en el artículo 3 apartado a), del Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional una definición de trata de seres humanos:

“Por trata de personas se entenderá la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”.

De esta definición se extraerán tres elementos clave para identificar si una situación puede ser considerada como trata de seres humanos:

  • El acto: qué se hace. La acción que se lleva a cabo. Incluirá la captación, transporte, traslado, acogida o la recepción de personas. 
  • Por medio: cómo se hace. La forma en la que se va a llevar a cabo. Incluirá la amenaza, el uso de la fuerza, la coacción, el fraude, el engaño, el abuso de poder, el rapto, una situación de vulnerabilidad, la concesión de pagos o beneficios a una persona que tenga autoridad sobre la víctima. 
  • Para el propósito de la explotación: por qué se hace. La trata de seres humanos siempre tiene un propósito de explotación, es decir, la finalidad es conseguir obtener beneficios a través de la persona tratada, por lo que siempre será sometida a algún tipo de explotación. Hay muchos y muy variados tipos de explotación.

Siguiendo la definición, y por ende la tabla, se establece de forma clara los tres requisitos indispensables que tienen que darse para considerar a esa persona víctima de trata de seres humanos. Es decir, tiene que iniciarse la acción a través de alguno de los actos que se incluyen, empleando cualquiera de los medios mencionados y siempre debe tener como finalidad un propósito de explotación; sin explotación no hay beneficios, y el principal objetivo de la trata es obtenerlos. 

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¿Y qué se entiende por tráfico ilícito de migrantes?

Naciones Unidas establece en el artículo 3 apartado a), del Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, una definición sobre tráfico ilícito de migrantes:

“Por tráfico ilícito de migrantes se entenderá la facilitación de la entrada ilegal de una persona en un Estado Parte del cual dicha persona no sea nacional o residente permanente con el fin de obtener, directa o indirectamente, un beneficio financiero u otro beneficio de orden material.”

Analizando la definición de tráfico ilícito de migrantes que Naciones Unidas proporciona, este se centra en la entrada ilegal a un territorio, llevada a cabo por una persona o grupo de personas, que obtendrán un beneficio, económico o no, de ello. En el tráfico de personas el fin último es trasladar de un territorio a otro a una persona, una vez cumplido este fin, terminará lo que denominaremos tráfico. Esta finalización tendría que concluir sin ningún daño para ambas partes una vez que el acuerdo principal ha sido cumplido, sin embargo, como veremos más adelante, este desenlace no siempre es así.

En la imagen mostrada a continuación y desarrollada por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito se detalla visualmente el proceso del tráfico ilícito de migrantes. La imagen comienza mostrando cómo los migrantes se encuentran en una situación desesperada de búsqueda de seguridad y una vida mejor, ante la cual contactan con los tratantes (criminales motivados por el dinero), que les proporcionan documentos falsos y les aseguran la entrada ilegal al país de destino a cambio de una remuneración económica.

Los migrantes son transportados por tierra, mar o aire en trayectos largos y muy duros física y psicológicamente; las condiciones de estos viajes suponen una grave amenaza contra la vida, y son comunes los asaltos, las violaciones y las extorsiones. Una vez que llegan al país, nada les garantiza seguridad o una vida mejor.

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Las 3 diferencias fundamentales entre ambos conceptos

La trata de personas es un reto para la gobernanza de la migración a nivel mundial, regional y nacional, ya que el riesgo de trata es mayor cuando la migración es insegura, desordenada e irregular. Existen tres diferencias fundamentales entre ambos crímenes:

  • El consentimiento otorgado: En el tráfico ilícito los migrantes han consentido ese trasladado, mientras que en la trata, las víctimas nunca otorgan su consentimiento y si lo hacen, carece de valor por los medios empleados para obtenerlo. 
  • La transnacionalidad del crimen: En el tráfico ilícito siempre hay un cruce de fronteras, es el objetivo que se persigue, y siempre se tiene que trasladar al migrante a otro país. En la trata no siempre existe un cruce de fronteras, puede haberlo, pero no es una condición necesaria.
  • La explotación: En el tráfico ilícito, la relación entre el traficante y el migrante termina cuando se cruza la frontera, obteniendo los beneficios económicos de esa transacción. En la trata, el tratante somete a una explotación constante y de cualquier tipo a la víctima, esta relación finalizará cuando no pueda obtener más beneficios de ella.

En la práctica, esta diferencia entre trata y tráfico es más compleja de determinar, aunque no imposible: es relativamente fácil que las personas que son objeto de tráfico ilícito puedan convertirse en víctimas de trata una vez han llegado al país de destino; en la mayoría de los casos carecen de red de apoyo, no cuentan con un trabajo asegurado al llegar al país, pueden no hablar el idioma y no conocen el lugar.

Considerando estos factores, es sencillo para la red emplear el vínculo ya establecido con la persona para facilitar una supuesta oportunidad laboral una vez localizados en su nuevo emplazamiento, que derivará en una situación de explotación – de cualquiera de los tipos ya descritos – y que recontextualice la situación inicial de tráfico ilícito de migrantes, hacia una situación de trata de seres humanos. Del mismo modo, el empleo de las mismas vías para trasladar a migrantes y a víctimas de trata puede hacer que tratantes actúen como traficantes y viceversa. 

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¿Por qué saber diferenciarlos es prioritario para identificarlos correctamente?

La Organización Internacional del Trabajo, calcula que la trata de seres humanos genera alrededor de 150 billones de dólares de año. De esos 150 billones, se estima que 99 se generan a través de la explotación sexual, y los 51 billones restantes a través de la explotación laboral, que quedarían a su vez desglosados en: 34 billones en construcción, fabricación, minerías y servicios públicos, 9 billones en agricultura, silvicultura y pesca, y 8 billones estimados en servicio doméstico. Con estos datos, se estima que la trata de seres humanos es el primer negocio criminal más lucrativo del mundo, sólo por detrás del tráfico de armas. 

Es, por tanto, un problema de alcance internacional que sufren la mayoría de los países. A pesar de esto, la información disponible acerca del fenómeno es muy escasa. Algunos países no involucran los suficientes recursos para obtener datos y para muchos otros la trata es inexistente y no poseen absolutamente ninguna estimación. Mucha de la información proporcionada no está correctamente constatada y tanto el estudio del problema como la investigación de posibles soluciones y la puesta en marcha de planes de prevención se localizan en el marco de políticas mínimamente desarrolladas. 

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Por un lado, esto indica que hay un problema de base relacionado con el verdadero conocimiento del fenómeno y su alcance; por otro, que las ganancias que genera compensan el no querer establecer mecanismos de detección y prevención efectivos. De forma general, la recopilación de información en la investigación de la trata para realizar el trabajo confirma la primera afirmación, ya que los distintos informes y artículos explican la trata de seres humanos de formas completamente diferentes: los conceptos no están claros.

Este problema, sin duda grave, queda reflejado en el empleo de diferentes términos de forma errónea; la trata, el tráfico, la esclavitud y la explotación son utilizados como sinónimos con mucha frecuencia. El poco conocimiento acerca de qué involucra la trata, qué tipos hay o cómo puede desarrollarse, afecta también a la categorización de las víctimas cuando son localizadas; no identificando a muchas de ellas como tal.

Es preciso entender en qué consiste la trata de seres humanos y el tráfico ilícito de migrantes: estos fenómenos se confunden todavía en demasiadas ocasiones. Diversos actores alimentan esta confusión, desde los medios de comunicación que utilizan los términos “trata” y “tráfico” de manera intercambiable, hasta las autoridades estatales que se apropian equivocadamente del discurso de la trata en su “lucha” contra la migración irregular.

Tanto si es deliberada como si obedece al desconocimiento del tema, esta confusión tiene consecuencias que distan mucho de ser solo semánticas: la no detección de las víctimas de trata repercute en la investigación y el enjuiciamiento de los tratantes, la desarticulación de las redes de la delincuencia organizada y, sobre todo, la prestación de la protección a la que las víctimas tienen derecho.

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