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Tres posibles escenarios en África tras la rebelión de Wagner

Análisis

Soraya Aybar Laafou
Soraya Aybar Laafou
Editora y analista en LISA News. Politóloga y periodista interesada en los derechos humanos, la geopolítica y los procesos migratorios. Me apasionan las Relaciones Internacionales y observo con especial interés al continente africano. Soy directora de África Mundi, el primer medio de análisis sobre África en castellano.

La posible disolución del Grupo Wagner tras la rebelión contra el Kremlin podría no solo afectar a la guerra de Ucrania, sino también a África. En el continente, los mercenarios de Wagner han actuado como colaboradores y mediadores en países como Burkina Faso, Mali o República Centroafricana. En el siguiente análisis planteamos los tres posibles escenarios sobre una salida de Wagner en África.

En los últimos años, y con la salida de la Operación Barkhane de Francia en Mali, el Grupo Wagner ha estrechado sus relaciones con algunos países africanos como Mali, Burkina Faso, Sudán o República Centroafricana. A pesar de que los números sobre la presencia de los mercenarios en el continente recaen en estimaciones, los expertos calculan que alrededor de 2.000 “instructores” trabajan mano a mano en República Centroafricana con el gabinete de Faustin-Archange Toudéra.

En Mali, los números oscilan entre los 1.000 y los 2.000 mercenarios en las filas del Ejército maliense contra el yihadismo y en Sudán, el país más opaco, lo único que se confirma es que el Grupo Wagner controla y custodia las minas de oro, que ayudan a subsanar los salarios de los mercenarios.

La pregunta a la que hoy se enfrentan estas naciones africana es: ¿Si en Rusia, la comitiva de Yevgueni Priogozhin, líder de Wagner, no triunfa, afectará a las operaciones internas en África? ¿Se marcharán del continente si se disuelve el grupo? Por el momento, Sergei Lavrov, ministro de Exteriores de Rusia, ha asegurado a los aliados en República Centroafricana y Mali que los miles de combatientes del grupo Wagner desplegados no se retirarán tras el motín de Priogozhin. Aun así, hasta que Rusia y los mercenarios no calmen la tensión en el Kremlin y en el contexto de la guerra en Ucrania, África no debe de cantar victoria. A continuación, tres posibles escenarios si fracasa la rebelión de Wagner en el continente:

1. Una amenaza yihadista descontrolada en el Sahel

A pesar de que uno de los motivos por los que el Grupo Wagner entró en el Sahel era con el objetivo de poner fin a la amenaza terrorista, la realidad es bien distinta. Según el Africa Center for Strategic Studies, la región saheliana se ha convertido ya, sin ningún competidor, en el principal centro de la violencia yihadista en África, por encima incluso de Somalia. Solo en 2022 se registraron alrededor de 2.800 incidentes violentos en Burkina Faso, Niger y Mali.

Los expertos inciden que a pesar de las intenciones iniciales de los mercenarios rusos, el resultado a corto plazo es más y peor violencia. Wagner no ha solucionado el problema de inseguridad e inestabilidad política de sus aliados y ahora, con su rebelión en Rusia y Ucrania contra el Kremlin, una u otra opción afectará a la región.

Si, por un lado, los mercenarios deciden salir del Sahel, las juntas miliares deberán buscar un nuevo socio o bien emancipar los ejércitos nacionales contra las fuerzas terroristas, con el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes y el ISIS en el Sahel a la cabeza. La ausencia de efectividad y unas herramientas claras en la operación de la lucha contra el terrorismo, entorpecerían el camino. Si, en cambio, Wagner decide permanecer, la amenaza terrorista continuará al alza y podría confirmarse la expansión de la actividad de los grupos yihadistas hacia el sur, con países del golfo de Guinea como Benín o Togo, en el punto de mira.

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2. Un camino más fácil hacia el Sahel para otros actores internacionales

La apatía sobre Occidente y el sentimiento antifrancés propició la salida de Francia del Sahel, una región vital en las relaciones exteriores del Elíseo marcada por su pasado colonial en África. Rusia aprovechó el hueco de la Françeafrique para alzarse como la otra alternativa. Ahora, si Vladímir Putin opta por reducir su presencia en África al no enviar soldados y no contar con Wagner, otros socios internacionales pueden aprovechar ese vacío.

El país candidato a ocupar, o al mentir internar ocupar, la presunta salida de Wagner podría ser Estados Unidos. Es harto complicado que Francia o la Unión Europea vuelvan al terreno, cuyos esfuerzos ya son tildados como una fracaso por la población civil, mientras que en los últimos años, Washington ha ensanchado su camino hacia África, precisamente por la gran influencia de Rusia y China.

Los intentos han sido varios. A finales de 2022, Washington hospedó la Cumbre de Líderes de Estados Unidos y África, con la asistencia de 49 líderes del continente africano y la intención de estrechar medidas de cooperación económica, inversión y tecnología. Unos meses después, en marzo de 2023, la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, fue recibida en Ghana, Tanzania y Zambia.

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3. Juntas militares abandonadas y más conflictos locales

En varios países aliados de Wagner, la comitiva militar se sostiene gracias a los mercenarios rusos. Es el caso de República Centroafricana, una ofensiva contra el presidente Faustin-Archange Touadéra, sin el control y la protección de Wagner, puede animar a los rebeldes a atacar el gobierno en Banjui y alentar a una guerra civil.

Algo similar podría ocurrir en Sudán. Según fuentes estadounidenses, el Grupo Wagner suministró misiles a las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) del país para ayudar en el conflicto actual contra el Ejército sudanés liderado por el general Abdel Fattah al-Burhan. Tras más de dos meses de conflicto y más de 2,1 millones de refugiados, la salida de Wagner puede implicar una baja en la defensa militar de las RSF de Hemedti y consecuentemente, una victoria más probable entre las filas de Al-Burhan.

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A su vez, los tentáculos propagandísticos en países como Mali han alzado la idea de que el socio en la lucha antiterrorista es el Estado ruso con Vladímir Putin a la cabeza. La realidad es que el Kremlin paga la ayuda militar a la compañía de mercenarios privados, con el que ahora, ve como su relación pendula de un hilo. ¿Aceptarían las juntas africanas la entrada del supuesto Ejército ruso? ¿A quién quieren: a Wagner o a Rusia?

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