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Bielorrusia y Ucrania: frontera en el punto de mira

Análisis

David García Pesquera
David García Pesquera
Graduado en Relaciones Internacionales en la Universidad Rey Juan Carlos. Sus principales intereses son la geopolítica, el análisis de conflictos y la seguridad internacional, especialmente en Europa del Este, Oriente Próximo y el Norte de África.

Se cumple un año de la guerra en Ucrania y también se abren nuevos frentes. La frontera entre Ucrania y Bielorrusia podría ser el nuevo polvorín en el avance de las tropas del Kremlin. Hablamos sobre cómo una intervención bielorrusa podría afectar al futuro de la guerra.

En el contexto de la invasión de Ucrania y la guerra actual, se ha abierto un nuevo contendiente: la posibilidad de una escalada de tensión en el frente norte con Bielorrusia y Rusia haciendo pinza contra Ucrania. La tensión en la frontera va en aumento y en este análisis nos planteamos si una intervención bielorrusa sería beneficiosa para sus intereses.

Bielorrusia como actor internacional

Bielorrusia es una república exsoviética del este de Europa con lazos inquebrantables con su vecina Rusia. Los más de nueve millones de bielorrusos han mantenido una relación de amistad y cooperación con los rusos desde su independencia en 1991, lo que ha llevado a prácticamente mimetizarse con su país vecino. El autoritarismo desde el que se gobierna y la falta de democracia marcan el rumbo de un país que en visión coloquial podemos afirmar que juega el papel de hermano pequeño de Rusia.

Durante el transcurso de la guerra de Ucrania tras la invasión de Rusia, Bielorrusia se ha mostrado como el aliado a tiempo completo de Putin en Europa. El líder bielorruso, Aleksandr Lukashenko, se ha mantenido en sintonía con Vladímir Putin, tanto en la narrativa de la invasión y contra la Organización del Tratado del Atlántico Norte —OTAN—. Además, Bielorrusia se presenta como un posible nuevo actor beligerante en la guerra tras el primer aniversario de su comienzo, lo que sitúa a Lukashenko en un importante debate moral y estratégico.

En la actualidad, las relaciones económicas y militares entre Rusia y Bielorrusia son muy fluidas. Solo en 2022, los intercambios comerciales entre ambos países alcanzaron los 43.000 millones de dólares. Además, Bielorrusia ha cedido su territorio y sus recursos militares como campo de maniobras para el ejército ruso o para la fabricación de sus aviones de combate y se han desarrollado operaciones conjuntas de simulacro.

Además, en los últimos tiempos, el país ha sido noticia por el descontrol en sus otras fronteras, las que comunican la Comunidad de Estados Independientes —de la que son parte indispensable Rusia y Bielorrusia— con la Unión Europea y la OTAN. En concreto, con la llegada masiva de refugiados y el chantaje en las zonas fronterizas en materia de inmigración irregular que deriva de ello. 

En este contexto, destacamos la construcción de una valla fronteriza por parte de Lituania en su frontera con Bielorrusia para evitar prácticas de utilización de los inmigrantes y así tener poder de negociación en Bruselas y anular las sanciones contra el régimen de Lukashenko. A su vez, también destacamos la crisis en la frontera con Polonia, el pasado otoño de 2021, con miles de personas intentando cruzar desde territorios bielorruso, país que curiosamente no es propenso a ser receptor de los intereses de refugiados sirios o afganos, entre otros.

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Una relación de tres: Rusia, Bielorrusia y Ucrania

El 24 de enero de 2023, el presidente Lukashenko aseguró que Ucrania le había ofrecido un pacto de no agresión. Sin embargo, dicha propuesta no fue vista con buenos ojos desde Bielorrusia, ya que reprocharon a sus vecinos que estén armando y entrenando a opositores. Dicha disconformidad con el gobierno bielorruso ya se manifestó en sendas protestas durante agosto de 2020 tras las polémicas elecciones presidenciales en el país, algo que los mandatarios bielorrusos no se pueden permitir.

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Además, el gobierno de Bielorrusia manifestó a finales de febrero que armará a 150.000 voluntarios civiles como parte de una nueva fuerza de defensa territorial. Los objetivos principales son preparar la maquinaria para una posible intervención en Ucrania, país con el que comparten cerca de 900 kilómetros de frontera y ante el que aseguran responder si se produce el más mínimo acto contra su integridad.

Esta decisión se tomó antes del discurso pronunciado por Putin del 21 de febrero de 2023, en el que señala a Estados Unidos y Occidente como principales culpables de la guerra y sostiene que el modo de vida occidental se basa en la destrucción de familias e identidades culturales, hasta el punto de normalizar el abuso infantil y la pedofilia. Además, el presidente ruso anunció que su país anula su participación en el Tratado START III, acuerdo de desarme nuclear firmado por Rusia y Estados Unidos en 2010.

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A su vez, Lukashenko ha emplazado a Joe Biden y Vladímir Putin a reunirse en Minsk asegurando que Bielorrusia garantizará la seguridad de todos los asistentes. Dada la reciente visita del presidente de Estados Unidos a Kiev y posteriormente a Varsovia, el líder bielorruso manifiesta que es cuestión de pragmatismo que también recaiga en Bielorrusia. Sin embargo, dicha reunión, en la que también contarían con Zelenski, no está prevista.

Aun así, este 23 de febrero, las autoridades ucranianas han descartado la intervención de las fuerzas rusas y bielorrusas en un nuevo frente norte fortalecido desde la frontera con Bielorrusia. El general del Ejército ucraniano Oleksi Gromov manifestó que tanto Rusia como Bielorrusia, en conjunto, no tienen los suficientes medios humanos, armas y el equipamiento para llevar a cabo dicha ofensiva con éxito.

Además, añade que las últimas informaciones incitan a pensar en una invasión conjunta con Bielorrusia desde el norte, con una imagen pública tensionada en esta dirección. Sin embargo, Gromov señala que las tropas presentes en Bielorrusia provienen de unidades que han sufrido importantes pérdidas de efectivos durante la guerra y están siendo nuevamente equipadas y entrenadas mediante una labor conjunta de Minsk y Moscú.

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¿Qué puede ocurrir a partir de aquí?

Tras los recientes acontecimientos, la situación a futuro ofrece un escenario muy amplio. La tensión en la frontera entre Ucrania y Bielorrusia es latente, ya que el temor a una nueva ofensiva rusa desde el norte entrando hasta Kiev está presente. Una operación para la que Bielorrusia sería indispensable. Se han construido fortificaciones con concertinas a lo largo de la frontera entre ambos países, eso sí, siempre en constante vigilancia militar. La frontera está cerrada por decisión de las autoridades ucranianas excepto para los refugiados que quieren volver desde Bielorrusia a su país natal.

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A su vez, el Centro Dossier ha desvelado que la inteligencia rusa estaría llevando a cabo un plan para anexionar Bielorrusia de cara a 2030. La idea funcionaría como una Agenda 2030 a nivel particular y se cimentaría en la educación, la presencia militar y la adaptación de la legislación rusa. El documento proviene del Kremlin junto con el Servicio de Espionaje Exterior, el Servicio Federal de Seguridad —FSB—, la inteligencia militar —GUR— y el Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia.

Este plan se agarra a una progresiva institucionalización rusa en Bielorrusia, que acabe mimetizando todas las estructuras del Estado con el Kremlin, de forma que la población no observe diferencias y acepte la anexión de forma ordenada y pacífica.

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Entre las medidas filtradas destacan la unificación de exámenes de acceso a la universidad, la limitación de las fuerzas pro-occidentales, el fortalecimiento del sentimiento de pertenencia a Rusia, el control de los medios de comunicación, la reforma de la Constitución y la emisión de pasaportes rusos para la población bielorrusa.

Una intervención bielorrusa en la guerra abriría un escenario variante, con un frente norte más fuerte y con mayores oportunidades de tomar Kiev. Sin embargo, implicaría unos riesgos directos para Lukashenko. Si finalmente Rusia ejecuta sus planes de anexión pacífica, Bielorrusia habría participado en una guerra en la que no estaba implicada directamente, para acabar formando parte del país agresor.

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De esta forma, podemos confirmar que toda acción llevada a cabo por Minsk en este contexto va a mantenerles encadenados a Rusia pase lo que pase. Si Putin cae Bielorrusia cae con él y si Putin triunfa y gana la guerra, un nuevo escenario de dominio ruso se abre con Lukashenko muy cerca como aliado.

Editado por:

Soraya Aybar Laafou. Editora y analista especializada en África en LISA News. Politóloga y periodista interesada en los derechos humanos, la geopolítica y los procesos migratorios. Me apasionan las Relaciones Internacionales y observo con especial interés al continente africano. Soy directora de África Mundi, el primer medio de análisis sobre África en castellano.

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