Un artículo de opinión realizado por la colaboradora de la Asociación para las Naciones Unidas en España (ANUE), Silvia Valle, en el que expone cómo a pesar de que vivimos en una de las eras más pacificas de nuestra historia, el panorama mundial sigue siendo inquietante.
*ANUE participa en el Profesorado del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute
A pesar de que las cifras indican que vivimos en una de las eras más pacíficas de nuestra historia, el panorama mundial actual sigue siendo inquietante. Con motivo del Día internacional de la no violencia, el presente artículo analiza los conflictos más relevantes del siglo XXI, así como las demás manifestaciones de la violencia.
“La violencia ha descendido por miles de años y ahora podemos estar viviendo en la era más pacífica de nuestra existencia como especie”, declara Steven Pinker, prominente psicólogo, científico, lingüista y escritor. Junto a Piker, muchos otros investigadores apoyan esta línea de pensamiento; ya no hay grandes guerras mundiales, y el número de muertes producto de estas ha descendido dramáticamente.
Como se puede apreciar en el gráfico elaborado por el economista y filósofo Max Roser, todo apunta a que vivimos en un mundo relativamente seguro en comparación con nuestro sangriento pasado. Sin embargo, estos datos no logran reflejar fielmente una realidad mucho más desafortunada. A pesar de que hoy en día no hay grandes guerras como las del siglo XX, la violencia se ha transformado y se manifiesta de muchas otras formas.
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Desde los atentados del 11 de septiembre, hasta la actual guerra de Ucrania, el mundo sigue siendo escenario de numerosos conflictos bélicos que, pese a ser de menor intensidad, son más violentos. Tras la guerra de Afghanistán, la cual duro dos décadas, el país es hoy en día gobernado por un régimen talibán, autor de despiadados crímenes y que continúa dedicándose a sembrar el terror.
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En Siria, la guerra ha provocado un éxodo de más de 13 millones de desplazados. En Libia, el linchamiento público de Gadafi a manos de la revolución. En Yemen, escenario de una de las mayores crisis humanitarias, la población sigue sin ver el final de una guerra civil que estalló hace más de 8 años, y en Etiopía, se está llevando a cabo una limpieza étnica de los Trigriñas. Estos son solo algunos de los conflictos más importantes de nuestro siglo, pero la violencia, desgraciadamente, está también muy presente en nuestra vida cotidiana.
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En Europa, los partidos que promueven los discursos de odio están en auge. En Estados Unidos, donde ha habido un total de 508 tiroteos masivos en lo que va de año, la Segunda Enmienda mantiene a los demócratas y republicanos enfrentados.
En el Salvador, las pandillas han llegado a ejecutar hasta a 60 personas en un mismo día mientras que en Irán, la represión de las protestas en contra de la muerte de la joven Masha Amini a manos de la ‘Policía Moral’, ha provocado ya más de 80 muertes.
Podríamos dedicar este artículo a debatir sobre si realmente vivimos en una de las eras más pacíficas, pero no es mi intención exponer una visión desesperanzada del panorama mundial, sino de concienciar sobre nuestra capacidad de cooperación. El Día Internacional de la No Violencia conmemora el nacimiento de Mahatma Ghandi, por ser un líder del movimiento pacífico el cual rechaza el uso de la violencia para conseguir un cambio político o social.
Vivimos en un mundo globalizado en el que muchos de los conflictos enquistados de nuestro siglo tienen una base identitaria y en el que las partes son incapaces de negociar. Es esta la razón por la que el conflicto entre los Palestinos e Israelís, o entre los Armenios y Azerbayanos, entre otros muchos, siguen sin resolverse.
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La razón de ser de las organizaciones internacionales es precisamente facilitar la cooperación entre los diferentes actores de la comunidad internacional, pero actualmente, se anteponen demasiado los intereses geopolíticos a la resolución de estos conflictos.
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Si bien hemos avanzado extraordinariamente para evitar grandes guerras, nos falta la voluntad para resolver nuestras discrepancias de forma pacífica. En la lucha liderada por Ghandi para liberar al pueblo Indio, no hizo falta derramar sangre, y por ello el día 2 de octubre, fecha de su nacimiento, se celebra el día de la no violencia.
Este artículo se ha publicado previamente en la página oficial de la Asociación para las Naciones Unidas en España y ha sido escrito por Silvia Valle.
