El pasado 19 de septiembre Azerbaiyán inició una operación militar en Nagorno Karabaj para hacerse con el control total de la zona impactando en el panorama geopolítico de la región. En este análisis te explicamos por qué Armenia está más sola que nunca mientras que Azerbaiyán está cada vez más reforzada no solamente a nivel militar sino también en relación a sus alianzas geopolíticas.
Entender el origen del conflicto de Nagorno Karabaj
Nagorno Karabaj, Alto Karabaj o Artsaj (en armenio) es un enclave situado dentro de la propia Azerbaiyán en el que existe una mayoría étnica de armenios. Es fundamental entender cómo se articulan ambos países enfrentados, ya que aunque Nagorno Karabaj no forma parte del territorio soberano de Armenia, sí es reconocido como territorialmente azerí según las leyes internacionales. Esto es algo que su población rechaza con amplia mayoría, reclamando autodeterminación dentro de un marco pro armenio o directamente su existencia como república independiente, algo no aceptado por la comunidad internacional más allá del testimonio de enclaves similares como Abjasia o Transnistria.
Armenia cuenta con uno de los pueblos más antiguos de la humanidad, el primero en adoptar el cristianismo de forma oficial como religión. Históricamente, los armenios han habitado el este de Anatolia y parte del Cáucaso sur y, debido a su ubicación transcontinental, han estado sujetos a dominios e invasiones externas. El episodio más triste de su historia se remonta a la Primera Guerra Mundial, cuando los otomanos acometieron el genocidio armenio, con más de 1 millón y medio de víctimas mortales. En la actualidad, hay más armenios fuera de sus fronteras que en el propio país; en concreto hasta 9 millones frente a 3, destacando comunidades muy importantes en Estados Unidos, Rusia o Francia.
Por su parte, el pueblo de Azerbaiyán forma parte de los pueblos túrquicos, que se extienden desde Anatolia hasta Asia central y hablan lenguas derivadas del turco. Profesan el islam chiíta y tras la caída de la Unión Soviética han manifestado un crecimiento exponencial visible principalmente en el ámbito económico y militar gracias a sus reservas de petróleo y gas. Cuenta con cerca de 10 millones de habitantes y está presidido por Ilham Aliyev.
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Tras el colapso del Imperio Otomano y el Imperio Ruso con la revolución bolchevique,
nacen las tres repúblicas del Cáucaso: Georgia, Armenia y Azerbaiyán. Es en este punto cuando tiene lugar el primer conflicto en Nagorno Karabaj, dado que sus habitantes querían autonomía y no depender de Bakú. Por ello, Azerbaiyán lanzó una ofensiva contra los habitantes del enclave. Durante la época soviética, Nagorno Karabaj es reconocido como parte de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán como paso posterior a la existencia de la República Socialista Federativa Soviética de Transcaucasia, que aglutinaba las tres naciones del Cáucaso sur.
Tras la caída de la Unión Soviética, estalla la guerra en Nagorno Karabaj. Armenia resulta victoriosa y pasa a controlar un gran parte de dichos territorios, que permanecerían ocupados bajo el criterio azerí. Desde entonces, la tensión en dichas fronteras no ha cesado, destacando el fuego cruzado y los graves enfrentamientos durante los cuatro primeros días de abril de 2016 como el hecho más reseñable en cuanto a hostilidades se refiere durante todo ese tiempo.
La segunda guerra tuvo lugar en otoño de 2020 y se saldó con una clara victoria de Azerbaiyán. Bakú invadió Nagorno Karabaj y en poco tiempo logró importantes posesiones en la zona, lo cual llevó a Armenia y a las fuerzas de Artsaj a capitular. Se firmó un alto al fuego que incluía importantes cesiones territoriales para Azerbaiyán en la región. El acuerdo firmado el 9 de noviembre de 2020 contó con el consenso de tres partes: Armenia, Azerbaiyán y Rusia. Se garantizaba la paz en la región bajo vigilancia rusa y las fronteras de Artsaj quedaban reducidas al espacio más central de lo que ocupaba antaño todo el control armenio de la región.
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En diciembre de 2022, los azeríes impusieron un bloqueo al corredor de Lachín, el que
unía el territorio soberano armenio con Artsaj, empleado para el envío de suministros a
la población de origen armenio del enclave rodeada por los efectivos azeríes. Dicho
corredor estaba supervisado por las fuerzas rusas encargadas de mantener la paz en la
zona. De esta forma, estos últimos nueve meses en Karabaj se han desarrollado con escasez de alimentos, materias primas y medicamentos, entre otros.
Qué esperar de la última operación azerí sobre Nagorno Karabaj
El pasado 19 de septiembre, Azerbaiyán inició una operación denominada como antiterrorista para hacerse con el control total de la zona. Se sucedieron bombardeos contra la población civil en la capital Khankendi (Stepankert para los armenios) y ataques a posiciones estratégicas de las fuerzas militares. Actualmente, no existen tropas armenias en la región más allá de las propias de Artsaj, por lo que la resistencia ha sido muy escasa.
No existe una cifra oficial de fallecidos, ya que Azerbaiyán desmiente los ataques sobre la población civil mientras que las autoridades de Artsaj hablan de más 200 fallecidos y más de 400 heridos. El gobierno armenio de Nikol Pashinyan ha optado por no entrar en conflicto directo con la maquinaria azerí, superior en número y logística, decisión que por muchos armenios ha sido entendida como una traición cobarde, desencadenando así protestas en la plaza de la República de Ereván.
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Las protestas han sido reprimidas con dureza por las fuerzas del orden, con más de 80 detenidos en la capital en los 4 días posteriores al ataque de Bakú. Cabe destacar que tanto Armenia como Azerbaiyán son países muy nacionalistas y con un ferviente sentimiento de defensa de la patria y su etnia, a la que los armenios consideran que Pashinyan está pisoteando con el abandono de Artsaj. Además, esto se suma a que ninguno de los dos Estados es una democracia plena y sus gobiernos han sido históricamente muy corruptos. Precisamente, Pashinyan llegó al poder tras una revolución pacífica en 2018 encabezada por él mismo y en contra de los déficits democráticos en el país, la Revolución de Terciopelo.
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Como ejemplo de la creciente diferencia entre ambos países en los ámbitos de la economía y la seguridad, en el año 2013, el presupuesto total invertido en defensa de Azerbaiyán alcanzó los 3,7 billones de dólares, lo que supera de forma clara el presupuesto de Armenia en ese mismo año, que fue de 2,8 billones de dólares. Azerbaiyán es superior en el campo de batalla y también en su poder negociador, lo que ha situado al gobierno armenio al límite, ya que enviar efectivos del ejército armenio a Nagorno Karabaj como si hicieron en la guerra de 2020 supone una derrota prácticamente asegurada mientras que de lo contrario está abandonando a los armenios de la región.
Como último hecho, el domingo 24 de septiembre de 2023 se conocía que Aliyev y Pashinyan se van a reunir el 5 de octubre en España, en concreto en la ciudad de Granada. En dicho encuentro se abordará un posible tratado de paz con la presencia de Urusla Von der Leyen, Emmanuel Macron y Olaf Scholz. Dicho encuentro se producirá después del celebrado en la ciudad azerí de Yevlakh tras el alto al fuego. En este mismo los azeríes se comprometían a garantizar la ayuda humanitaria para la población.
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La geopolítica de la disputa en Nagorno Karabaj
Este conflicto abre un océano de posibilidades más allá de la propia disputa territorial en sí. Tras el dominio total de Nagorno Karabaj, los objetivos de Azerbaiyán pasan por abrir un corredor terrestre que conecte el enclave de Najicheván con el resto del país y a su vez con Turquía. De esta forma, el mundo túrquico estaría conectado sin fronteras de por medio y la posición de Armenia quedaría todavía más debilitada.
Dicho nuevo corredor se extendería a través territorio soberano de la república de Armenia, en concreto atravesando la provincia de Syunik en el sur del país, ubicada en la franja que se encamina a la frontera con Irán. Pese a la actual superioridad de Azerbaiyán y el posible riesgo de invasión a territorio internacionalmente reconocido como Armenia, la situación es mucho más compleja de lo que puede parecer.
El conflicto corre el riesgo de extenderse a una escala mayor debido a las reacciones que pudiera haber de las potencias regionales e internacionales ante tales hechos por parte de Azerbaiyán. Turquía apoya fervientemente a Azerbaiyán, mientras que Irán es un sorprendente aliado de Armenia. Los persas aseguran que no tolerarán ningún cambio en sus fronteras con Armenia y ante el reciente aumento de las hostilidades han movilizado tropas al norte del país cercano a sus fronteras caucásicas.
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Pese a compartir el islamismo chiíta, Irán responde con dureza ante Azerbaiyán debido a que el país persa cuenta con una importante minoría de azeríes en su territorio y este grupo es precisamente uno de los más desestabilizadores del régimen. La incoherencia religiosa continua con Israel, que apoya a Azerbaiyán con envíos continuos de armamento dada su enemistad férrea con Irán.
Pese a que los armenios siempre han contado con el apoyo de Rusia, esta alianza se está resintiendo, ya que con la guerra en Ucrania la posición de Moscú en la esfera postsoviética cada vez es más débil. De hecho, lo que sucede en Ucrania es una de las grandes bazas para Azerbaiyán, ya que la debilidad mostrada por Rusia en la guerra y el empleo de sus efectivos en Ucrania, posibilita avances silenciosos que no atraen la atención mediática de la prensa occidental.
En cuanto a Occidente, principalmente Estados Unidos y la Unión Europea, no muestran gran actividad en esta contienda. Estados Unidos no tiene grandes objetivos en la zona y opta por la mediación siempre que las hostilidades avanzan. Por su parte, ante la guerra de Ucrania, Europa ha mirado hacia Azerbaiyán para resolver la crisis energética derivada de la excesiva dependencia de Rusia.
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De esta forma, Azerbaiyán va a suministrar 24.000 millones de metros cúbicos de gas solamente en 2023, de los cuales la mitad irán destinados a Europa. Destaca los gasoductos que conforman el corredor de gas del sur, con un tramo transcaúcasico a través de Georgia, único país neutral de la zona en este conflicto, y hacia Turquía en el tramo transanatolia y Grecia, Albania e Italia en el tramo transadriático. A su vez, Azerbaiyán también ha establecido contacto para suministrar gas a gran parte de los Balcanes a través de conexiones con Grecia que a su vez vienen del mismo recorrido anteriormente mencionado.
Por lo tanto, este hecho constituye la principal amenaza para Armenia, ya que ante una posible invasión o limpieza étnica, la UE no uniría fuerzas tal y como en Ucrania, porque el riesgo de perder otro aliado energético se impondría. Armenia está más sola que nunca mientras que Azerbaiyán está cada vez más reforzado no solamente a nivel militar sino también con base en sus movimientos en la sociedad internacional.
De cara al futuro, cada vez coge más peso una posible invasión de territorio soberano armenio para abrir un corredor con Najicheván y Turquía. No es una idea descabellada, ya que se informaba del mismo tipo de posibilidades relativas a un nuevo ataque en Artsaj antes de los últimos sucesos por parte de Azerbaiyán. Por lo tanto, cualquier movimiento en la zona será mucho más relevante dada la cantidad de actores cruzados que están presentes.
