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Más de la mitad de directivos estadounidenses usan IA para decidir ascensos y despidos

La IA decide ascensos, aumentos de salario y despidos, y su dependencia pone en riesgo la ética, la cultura y la confianza laboral.

Casi todos los responsables de recursos humanos en Estados Unidos ya dependen de la inteligencia artificial (IA) para gestionar su personal. Una encuesta de ResumeBuilder a 1.342 directivos revela que el 66% consulta modelos de lenguaje como ChatGPT antes de ordenar despidos. Además, el 78% deja que la herramienta aconseje sobre aumentos de salario y el 77% sobre promociones, de modo que la IA influye directamente en quién avanza o pierde su empleo.

Los autores del sondeo advierten que «casi uno de cada cinco gerentes admitió haber permitido que la herramienta de IA tomara la decisión final, sin intervención humana alguna». Ese extremo coexiste con otra postura mayoritaria, donde casi todos aseguran que intervendrían si discrepan del veredicto algorítmico. No obstante, el informe describe a los supervisores como meros sellos de goma cuando los plazos aprietan.

Sin contexto y potencian sesgos

Stacie Haller, asesora principal de carrera de ResumeBuilder, señala dónde brota el riesgo. «Es fundamental no perder a las personas en la gestión de personas». En su opinión, la IA carece de contexto, empatía y juicio, y los resultados «reflejan los datos que se le proporcionan, que pueden ser defectuosos, sesgados o manipulados». Por ello, insiste en que «las organizaciones tienen la responsabilidad de implementar la IA de manera ética para evitar responsabilidades legales, proteger su cultura y mantener la confianza entre los empleados».

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El problema se agrava porque un tercio de quienes manejan estas herramientas (32%) nunca recibió formación adecuada. A esa carencia se suma el llamado «problema de la adulación de los LLM». Esto significa que los modelos tienden a reforzar las creencias del usuario y confirman sus sesgos, lo que convierte cada consulta en un espejo complaciente. Incluso así, la mayoría de jefes declara que está dispuesta a contradecir al chatbot si sospecha un error.

Mientras tanto, la automatización sigue expandiéndose. The Washington Post informó de agentes de IA que ya realizan entrevistas de primera ronda para filtrar candidatos antes de que un reclutador humano los revise, y, en sentido inverso, los aspirantes emplean generadores de texto para adaptar al instante currículums y cartas de presentación. El ecosistema laboral, por tanto, queda atravesado por decisiones que, cada vez con más frecuencia, se redactan en líneas de código.

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El FBI niega que exista la lista Epstein y asegura que el magnate se suicidó

El informe oficial descarta la existencia de chantaje y asesinato del magnate y confirma que se quitó la vida, poniendo fin a las teorías conspirativas sobre su muerte.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos y el FBI han concluido que «no tienen pruebas» de que Jeffrey Epstein chantajeara a figuras poderosas, mantuviera una «lista de clientes» o fuera asesinado. La investigación oficial, detallada por Axios y ABC News, rechaza así las versiones que apuntaban a un encubrimiento.

Por primera vez, la Administración de Donald Trump aborda de forma directa las teorías conspirativas sobre Epstein y su muerte, narrativas impulsadas antes de sus cargos federales por Kash Patel y Dan Bongino, hoy director y subdirector del FBI, respectivamente.

Las fricciones con la base MAGA estallaron cuando Patel y Bongino descartaron dos hipótesis clave: que el magnate cayó víctima de un complot carcelario y que el atentado contra Trump en Butler, Pensilvania, fuese orquestado por el Gobierno. A esto se suma la afirmación de que las tesis alternativas carecen de fundamento.

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«Sabes cuándo es un suicidio, y eso fue un suicidio», declaró Patel en Fox News. Bongino, por su parte, reforzó la idea: «He visto todo el expediente… se suicidó». Sin embargo, voces conservadoras exigieron pruebas. Entre ellos, Tucker Carlson, que se quejó de que «los vídeos de Epstein siguen siendo secretos» y cuestionó que, gane quien gane las elecciones, la información permanezca oculta.

El presentador Todd Starnes recordó en X que antes de la campaña se negaba el suicidio y ahora el Gobierno lo confirma, preguntando «qué demonios está pasando». Bongino, en Fox & Friends, insinuó la futura publicación de un vídeo de la celda y datos relacionados sobre el intento de asesinato de Trump. No obstante, pidió paciencia porque «no toda la información depende del FBI» para desclasificarse. Aun así, aclaró que comprendía las solicitudes de transparencia por parte de sus votantes.

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¿Qué es una misión diplomática y por qué es clave en la política internacional?

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En este artículo te explicamos qué es una misión diplomática, cómo funciona y por qué es esencial para las relaciones entre países en el mundo actual.

Las relaciones entre países no se sostienen sólo con cumbres de líderes o tratados firmados. Hay una maquinaria discreta, constante y fundamental que lo hace posible: las misiones diplomáticas. Sin ellas, el diálogo entre Estados sería caótico, torpe, o directamente imposible.

Desde las embajadas en capitales clave hasta los consulados repartidos por grandes ciudades, estas oficinas no son simples extensiones administrativas. Son la cara oficial de un país en territorio ajeno, el puente entre culturas, gobiernos y ciudadanos.

¿Qué es una misión diplomática?

Una misión diplomática es la representación formal y permanente de un Estado en otro país o ante una organización internacional. Está compuesta por personal diplomático especializado (desde embajadores hasta agregados culturales) que se encarga de proteger los intereses de su nación, negociar acuerdos, fomentar relaciones bilaterales y asistir a los ciudadanos que viven o viajan fuera de sus fronteras.

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El corazón de una misión diplomática es la embajada, situada casi siempre en la capital del país anfitrión. Pero también existen consulados, que ofrecen apoyo consular y administrativo, y misiones permanentes ante organismos internacionales como la ONU.

Todas comparten un objetivo: garantizar una comunicación fluida entre países y reforzar las alianzas en temas clave, desde comercio o educación hasta cooperación en seguridad o crisis humanitarias.

Tipos de misiones diplomáticas

Aunque todas responden a un mismo propósito (representar los intereses de un Estado en el exterior), no todas las misiones diplomáticas funcionan igual ni tienen el mismo rango. Estas son las principales:

Embajadas

Son las misiones de mayor rango. Encabezadas por un embajador, gestionan la relación política y estratégica entre dos países. Además, organizan visitas oficiales, negocian tratados y actúan como primer canal de diálogo entre gobiernos.

Consulados

Presentes en grandes ciudades, más allá de la capital, los consulados se centran en asistir a los ciudadanos del país representado. Trámites de pasaportes, visados, emergencias legales, repatriaciones… Su labor es eminentemente práctica y cercana.

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Misiones permanentes

Estas oficinas representan a un Estado ante organismos internacionales. Hay una, por ejemplo, ante la ONU en Nueva York o ante la Unión Europea en Bruselas. Su función es defender la posición del país en debates globales y participar en la redacción de acuerdos multilaterales.

Consulados honorarios

Más modestos, pero no menos relevantes, los consulados honorarios operan en regiones donde no existe presencia oficial permanente. Suele dirigirlos una persona designada (el cónsul honorario) que, sin ser diplomático de carrera, actúa como enlace en asuntos específicos.

Oficinas de representación o enlace

No alcanzan el estatus de embajada, pero permiten mantener vínculos diplomáticos en zonas estratégicas. Se usan, por ejemplo, en territorios con relaciones sensibles o en desarrollo, donde el contacto se limita a áreas como comercio, cooperación o cultura.

Cada uno de estos formatos cumple un papel distinto dentro del sistema diplomático internacional. Pero todos responden a una misma lógica: mantener abierto el canal entre gobiernos en un mundo que no se entiende sin cooperación ni diálogo.


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BRICS 2025: Nuevos miembros, desafíos globales y el futuro del Sur Global

Los BRICS han evolucionado de un grupo de economías emergentes a un actor clave en el escenario geopolítico global. Su 17ª cumbre en 2025 marca un punto de inflexión, con nuevos miembros como Irán o Arabia Saudí, ausencias notables como la de Xi Jinping y desafíos como la coordinación política o la desdolarización. En un contexto de tensiones internacionales, el alumno del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute, Francisco Javier Peña explica como los BRICS buscan consolidarse como contrapeso al G-7 y reforzar la influencia del Sur Global.

La 17ª cumbre de los BRICS, celebrada los días 6 y 7 de julio de 2025 en Río de Janeiro, se produce en un momento delicado a nivel mundial debido a los múltiples conflictos abiertos y la influencia de muchos de sus miembros en los mismos. Además, esta reunión está marcada por la primera ausencia de Xi Jinping, el cual será sustituido por el primer ministro chino, Li Qiang.

Otra de las grandes faltas será la de Vladímir Putin. Aunque podrá participar de forma remota, su caso es debido a la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) desde el año 2023 por sus acciones en Ucrania. Aunque Rusia y Brasil cuentan con buenas relaciones, el país anfitrión reconoce la jurisdicción de la CPI, por lo que sus fuerzas de seguridad se verían obligadas a actuar si Putin entrara en territorio brasileño. Serguéi Lavrov, ministro ruso de Asuntos Exteriores, será quien represente a Rusia presencialmente.

Esta edición de la cumbre cuenta con la primera aparición de los nuevos integrantes de los BRICS y BRICS+, destacando entre ellos Irán, Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos. Además, será la primera ocasión que reúna a los BRICS con los Estados asociados después de su oficialidad tras la cumbre de Kazán del 2024.

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La evolución de los BRICS

El término BRIC fue acuñado por el economista Jim O’Neill, del banco de inversión Goldman Sachs, en el año 2001. O’Neill identificó a Brasil, Rusia, India y China como las economías emergentes con mayor potencial de crecimiento hacia el año 2050. Sin embargo, no fue hasta el año 2006 cuando los líderes de dichos países se reunieron, informalmente, en la cumbre de la ONU de Nueva York. En los años siguientes aumentaron el diálogo y las relaciones de estos países, derivando en la primera cumbre oficial de los BRIC en el año 2009, en Ekaterimburgo, Rusia. Un año después se invitaría a Sudáfrica a unirse, completando así los BRICS.

Entre los objetivos iniciales de los BRICS se encontraban:

  • Reformar el sistema financiero internacional para reflejar el peso creciente de las economías emergentes.
  • Aumentar la presencia de los países emergentes en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
  • Impulsar una gobernanza multipolar, distanciándose especialmente de los intereses del G-7.
  • Fomento de la cooperación Sur-Sur, incentivando la inversión en las capacidades tecnológicas de sus miembros.

Sin embargo, la evolución de la organización, que hasta el momento ha contado con la participación de más de 20 países, ha hecho que los objetivos también hayan sufrido actualizaciones. Aunque las bases se mantienen, actualmente también destacan:

  • La cooperación energética entre los miembros y sus socios.
  • Reforzar el papel de los BRICS como grupo político ante la OTAN y el G-7.
  • Reducir la dependencia del dólar estadounidense como moneda de reserva global.
  • Ampliar la influencia geopolítica del Sur Global.

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Nuevos aliados de los BRICS

La cumbre de Kazán del año 2024 fue una de las más importantes reuniones de los BRICS y oficializó la incorporación de Irán, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía, al igual que la llegada de los Estados socios. Esta nueva figura dentro del marco de los BRICS no reconoce a los actores que tengan esta distinción como miembros fijos de la organización, pero sí los afianza a los objetivos de la misma.

Ser reconocido como Estado socio ofrece ciertas ventajas y reconocimientos, además de ser un paso recomendable para ser considerado eventualmente como miembro de los BRICS+ o, directamente, de los BRICS. De los 13 países reconocidos como Estados socios en la cumbre de Kazán, destacan:

  • Argelia: miembro de los BRICS+ desde el 2023 y solicitante formal de ingreso a los BRICS, cuenta con grandes reservas de gas natural y petróleo, además de buenas relaciones con China y Rusia. Se espera que en la próxima ronda de admisiones sea oficializado como miembro de los BRICS.
  • Turquía: es el único miembro de la OTAN que cuenta con relaciones sólidas con los BRICS, siendo parte de los BRICS+. La situación geográfica de Turquía es clave, siendo el punto de unión de Europa, Asia y Oriente Medio. Además, en el año 2024 aumentó en su gasto en defensa en un 12%, llegando casi al 2% de su PIB. Uno de los activos militares turcos más destacados son los drones Bayraktar TB2, utilizados en Siria, Libia, Ucrania y Nagorno-Karabaj.
  • Bielorrusia: es el principal aliado de Rusia en Europa. Además de contar con el poder consolidado de Aleksandr Lukashenko, su aporte sería esencialmente a nivel de industrial, sobre todo en el plano militar.
  • Uzbekistán: es clave por ser un elemento central de la conocida como Nueva Ruta de la Seda china, un ambicioso proyecto que busca mejorar las condiciones comerciales del gigante asiático con el resto del mundo. Además, cuenta con un sector energético en pleno desarrollo, especialmente gracias a la ayuda de Rusia en el plano nuclear.
  • Tailandia e Indonesia: ambos países son las principales economías del sudeste asiático. Tailandia ofrece una interesante conexión entre el Océano Pacífico y el Índico, mientras que Indonesia, miembro del G-20, cuenta con grandes recursos de minerales estratégicos aplicables en el desarrollo de baterías, semiconductores y energías limpias, además de controlar el estrecho de Malaca.

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La relación de los BRICS con los países occidentales

Aunque los objetivos de los BRICS son claros, sus miembros y socios no mantienen una estrategia única a la hora de relacionarse con los países de otros bloques económicos, como son el G-7, el G-20 o la OTAN. Esto viene motivado, por una parte, por la desigualdad económica entre los miembros de los BRICS, siendo solamente China el representante del 70% del PIB de la organización. Por otro lado, existen varios miembros importantes, como India y Brasil, que consideran que es interesante mantener un equilibrio estratégico en las relaciones con los países del G-7.

Los miembros de los BRICS coinciden en ciertos puntos, como las críticas a las sanciones a Rusia e Irán, y la reducción de la dependencia del dólar. Sin embargo, existen otros escenarios en los que surgen diferencias por los distintos intereses de cada país. Estados Unidos busca aprovechar esta incertidumbre dentro de la organización para debilitarla y su presidente, Donald Trump, advirtió de la posibilidad de aplicar aranceles del 10% a los países que se alíen con los BRICS.

La relación de los miembros y socios de los BRICS con los países occidentales es ambigua y depende de los objetivos individuales más que de un plan estratégico común. Esto ralentiza el desarrollo de la organización como bloque económico y puede generar fracturas en las relaciones de sus socios. A pesar de esto, sus miembros representan aproximadamente al 40% de la economía mundial y prácticamente al 50% de la población total, por lo que sus acciones deben ser debidamente monitorizadas por el resto de los actores políticos y económicos.

China, por ejemplo, es el principal socio comercial de la Unión Europea en muchos sectores, y la India cuenta con importantes acuerdos tecnológicos y militares con las principales economías occidentales. Estos hechos contrastan con la situación de Rusia, que ha recibido importantes sanciones internacionales desde el inicio de la invasión de Ucrania. Una de las incorporaciones más recientes, Irán, también cuenta con grandes sanciones, en su caso por el desarrollo de su programa nuclear. Por su parte, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos cada año cierran mejores contratos comerciales con los países europeos y norteamericanos, tanto en el plano energético y del turismo, como en seguridad y defensa.

Desafíos actuales de los BRICS

A pesar de contar con varias potencias mundiales entre sus colaboradores, los BRICS son una organización relativamente joven y aún en desarrollo. Esto implica asumir una serie de retos para consolidar su posición global. Los principales desafíos de los BRICS son:

  • Coordinación política entre sus aliados: al contar con países con diferentes realidades políticas (esencialmente democracias y sistemas autocráticos), se generan dificultades al tratar de posicionarse de forma unificada ante eventos internacionales. Por otra parte, pueden existir ciertas diferencias entre algunos de sus miembros más importantes, como las rivalidades estratégicas entre China e India, que dificulten la toma de decisiones conjuntas.
  • Capacidades económicas desiguales: muchos de los socios no tienen las capacidades económicas de China, Rusia o India. Este factor condiciona de forma reiterada los movimientos financieros dentro del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), creado precisamente para fomentar las actividades económicas de los BRICS.
  • Dependencia del dólar estadounidense: aunque la desdolarización es uno de los principales objetivos de la organización, es un proceso complicado y difícilmente viable sin una moneda común alternativa impulsada por los BRICS. Al carecer de un sistema de pagos que sustituya al SWIFT y manteniendo la mayor parte del comercio en euros y dólares, este objetivo no es alcanzable en el corto y medio plazo.
  • Expansión acelerada: la incorporación de nuevos miembros se hace de forma rigurosa y dentro de unos procedimientos acordados. Sin embargo, un aumento excesivo de los participantes en las decisiones conjuntas podría interferir en los objetivos fundamentales de los BRICS y entorpecer su progreso en beneficio de objetivos secundarios exigidos por sus nuevos aliados.


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La CIA admite que un experto en guerra psicológica contactó con Oswald antes del asesinato de Kennedy

Los nuevos documentos no aclaran el tiroteo de Kennedy ni zanjan la duda sobre si Oswald actuó solo. No obstante, la confesión de la CIA sobre contactos previos con Oswald reaviva la polémica del asesinato de JFK y del posible encubrimiento interno.

La Agencia Central de Inteligencia reconoció por primera vez que George Joannides, especialista en guerra psicológica, dirigió una operación que tomó contacto con Lee Harvey Oswald antes del magnicidio de John F. Kennedy, ocurrido el 22 de noviembre de 1963. La confesión se desprende de 40 documentos recién publicados y, según expertos, demuestra que la CIA «mintió durante décadas sobre su papel en el caso Kennedy», según confirmó Morley, autor y experto del asesinato del exmandatario.

Los papeles incluyen un memorando del 17 de enero de 1963 que asocia a Joannides con el alias «Howard Gebler» y una licencia de conducir falsa. Hasta ahora la agencia negaba que él usara ese nombre o que dirigiera al Directorio de Estudiantes Cubanos (DRE), grupo anticastrista al que financiaba y controlaba en secreto. Sin embargo, los nuevos registros muestran cómo el alto mando de guerra psicológica dirigió al DRE, grupo que enfrentó a Oswald meses antes del tiroteo. «La historia de encubrimiento de Joannides está oficialmente muerta», sentenció Jefferson Morley.

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Los vínculos con Oswald quedaron documentados. El 9 de agosto de 1963, miembros del DRE se pelearon con él en Nueva Orleans mientras repartía folletos procastristas. Días más tarde, el 21 de agosto del mismo año, activistas del DRE y Oswald debatieron en una televisión local. Tras el magnicidio, el boletín del DRE lo calificó de comunista pro-Castro y diarios como el Miami Herald replicaron la etiqueta. Todo sucedía un año después de que el Pentágono proyectara la Operación Northwoods, el plan de falsa bandera contra Cuba.

Los nuevos registros también muestran que Joannides, ya como enlace de la CIA con el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos (1977-78), ocultó su pasado con el DRE, ralentizó la entrega de archivos y «mintió», según el ex fiscal Robert Blakey. Además, el investigador Dan Hardway declaró que el oficial conducía una «operación encubierta» para sabotear la pesquisa legislativa. Pese a ello, en 1981 recibió la Medalla de Inteligencia Profesional, y la congresista Anna Paulina Luna asegura que participó «al mil por ciento» en el encubrimiento.

El material se libera por la orden del presidente Trump de cumplir la Ley de Registros JFK de 1992. Un portavoz de la agencia sostiene que la CIA «ha proporcionado todos los documentos, sin censuras», mientras Morley y Luna atribuyen la apertura al director John Ratcliffe y a la directora de Inteligencia Nacional Tulsi Gabbard, y anuncian que llegarán más expedientes.

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Qué es el comunismo y por qué aún divide opiniones en todo el mundo

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En este artículo te explicamos qué es el comunismo, cómo surgió y por qué sigue influyendo en la política global.

El comunismo es una palabra que genera ruido politico. En cuanto alguien la pronuncia, saltan las alarmas: unos la usan como advertencia, otros como bandera. El término ha pasado por batallas, debates, libros y revoluciones. Y aunque muchos dan por hecho que murió con la URSS, la realidad es que sigue vivo, en discursos, en gobiernos, en ideales… y en las tensiones que aún recorren el planeta.

El comunismo surgió en el siglo XIX, en medio de fábricas grises y obreros mal pagados. Allí, Karl Marx y Friedrich Engels dieron forma a una idea que llevaba siglos rondando: acabar con las desigualdades. No querían remiendos, sino una transformación completa del sistema.

¿Qué es el comunismo?

El comunismo es una ideología política que apuesta por una sociedad sin clases sociales, donde los medios de producción (fábricas, tierras, bancos…) no estén en manos privadas, sino colectivas. La meta es que nadie pueda enriquecerse a costa del trabajo ajeno, ni explotadores ni explotados.

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Marx sostenía que la historia avanza a golpes de conflictos entre clases. Primero fue entre amos y esclavos, luego entre señores feudales y campesinos, y con el capitalismo, entre burgueses (propietarios) y proletarios (obreros). Según su teoría, esta última batalla desembocaría en una revolución obrera que pondría fin al sistema capitalista.

El proceso incluiría una etapa intermedia (la dictadura del proletariado) donde el Estado organizaría la economía y controlaría el poder, para luego dar paso a una sociedad sin propiedad privada ni Estado. Una comunidad en la que cada uno contribuya según su capacidad y reciba según su necesidad.

¿Cuáles son las características del comunismo?

El comunismo, más que un conjunto de normas, ha sido un experimento político que tomó formas distintas según el país y el momento. Pero comparte rasgos comunes: economía planificada por el Estado, eliminación de la propiedad privada sobre los grandes medios de producción, y un partido único como eje del poder.

Hoy en día, aún existen gobiernos comunistas o de inspiración marxista en varios puntos del mapa. El caso más conocido es China, donde gobierna el Partido Comunista desde 1949. Aunque su economía ha dado un giro hacia el mercado, el control político sigue férreamente centralizado.

Otro ejemplo es Cuba, donde el régimen comunista, nacido con la revolución de 1959, mantiene su estructura pese a décadas de bloqueo económico y reformas internas.

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También están VietnamCorea del Norte y Laos. Cada uno ha adaptado el modelo a su manera. Vietnam, por ejemplo, combina apertura económica con fuerte control estatal. En Corea del Norte, el régimen mantiene un aislamiento extremo, con un sistema cerrado bajo la ideología Juche. Y en Laos, el Partido Revolucionario Popular dirige el país desde los años 70 con reformas parciales.

Estas naciones no representan una copia exacta de lo que Marx escribió. De hecho, muchas veces lo que ocurre en la práctica dista bastante del ideal original. Hubo avances en salud o educación en algunos casos, pero también autoritarismo, censura y economías al borde del colapso.

Mientras en Occidente el comunismo se le da por enterrado, en otros rincones del mundo sigue siendo la base del poder. A veces con discursos, otras, con fórmulas que mezclan control estatal y mercado.


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Elon Musk anuncia la creación del Partido de Estados Unidos

El magnate lanza el «Partido de Estados Unidos» tras una encuesta en X y promete romper el bipartidismo, devolver la libertad a la ciudadanía y frenar la corrupción. Por su parte, Trump tilda la iniciativa de «ridícula».

Elon Musk anunció la creación del Partido de Estados Unidos (America Party) tras consultar a los usuarios de su red social X. El magnate explicó que la encuesta mostró «por una relación de 2 a 1» la demanda de un nuevo actor político y denunció que, en materia de gasto y corrupción, el país «vive en un sistema de partido único, no una democracia».

La votación alcanzó el 65,4% a favor de «independizarse del sistema bipartidista, al que algunos llamarían unipartidista», frente al 34,6% en contra. Acto seguido, Musk proclamó: «Hoy se crea el Partido de Estados Unidos para devolveros vuestra libertad». Además, añadió que su objetivo es quebrar la dinámica actual, y para ello utilizará, según sus palabras, «una variante de la táctica con la que Epaminondas hizo pedazos el mito de la invencibilidad espartana en Leuctra».

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El propio fundador de Tesla detalló la estrategia: «Concentrar un láser en solo dos o tres asientos del Senado y en entre ocho y diez distritos de la Cámara». Afirmó que, dadas las «estrechísimas» mayorías parlamentarias, esa fuerza bastaría para convertirse en voto decisivo y asegurar que las leyes reflejen «la auténtica voluntad de la gente». Curiosamente, el comunicado atribuye la frase del anuncio final («vamos a resquebrajar el sistema unipartidista») a Donald Trump, con quien Musk rompió formalmente en el mes de junio.

El lanzamiento coincidió con las celebraciones del 4 de julio, el Día de la Independencia. La legislación electoral estadounidense no exige registrar un nuevo partido ante la Comisión Federal hasta que su recaudación o gasto supere ciertos límites, algo por lo que Musk todavía no debe preocuparse. No obstante, el empresario ya demostró su capacidad financiera. En 2024 invirtió 277 millones de dólares para respaldar la campaña de Trump, quien le confió la dirección de una agencia de optimización del gasto público.

Trump critica la nueva formación

Donald Trump desestimó el proyecto de Elon Musk de crear el «Partido de América» y lo tildó de «ridículo». El presidente argumentó ante los periodistas que Estados Unidos «siempre ha sido un sistema bipartidista» y que un tercer actor «solo añade confusión, disrupción y caos». Además, remarcó el «tremendo éxito» republicano y señaló que los demócratas «han perdido el rumbo», antes de ironizar que Musk «puede divertirse con ello, pero creo que es ridículo».

Después, el mandatario reforzó su crítica en Truth Social. «Para lo único que son buenos los terceros partidos es para crear una completa y total disrupción y caos», escribió. Añadió que le «entristece» el giro del magnate «durante las últimas semanas» y defendió que el Partido Republicano «funciona a la perfección». Asimismo, citó como ejemplo la reciente aprobación de su «gran y hermosa ley», norma que asegura que provocó la salida de Musk de su Administración por discrepar públicamente.

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Trump vinculó el distanciamiento al veto que su ley impone al «ridículo mandato del vehículo eléctrico», proyecto que, «por desgracia para Elon, habría obligado a todo el mundo a comprar un coche eléctrico en un corto período de tiempo». También afirmó que el empresario conocía la postura presidencial «cuando le dio su total e incuestionable apoyo». Además, reveló que Musk solicitó nombrar a «uno de sus amigos cercanos» para dirigir la NASA, lo que le pareció «sorprendente» al descubrir que el candidato era «demócrata de sangre azul».

Por último, consideró «inapropiada» otra supuesta petición del multimillonario para liderar el Departamento de Eficiencia Energética, recordando que «la NASA es una parte tan importante de la vida corporativa de Elon». Además, expresó que su «tarea número uno es proteger al público estadounidense». Mientras tanto, Musk justifica el nuevo partido alegando que Estados Unidos vive «en un sistema de partido único, no en una democracia» y promete que la nueva formación «devolverá la libertad» sin aportar aún más detalles.

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Ciberinteligencia diplomática: la nueva guerra silenciosa en la era del Warfare 5.0

La ciberinteligencia transforma la diplomacia en un campo de batalla silencioso donde algoritmos y datos moldean percepciones globales. En este artículo, Fernando Tapia explica cómo la ciberinteligencia deja de ser una herramienta de apoyo para convertirse en el núcleo estratégico de la diplomacia, donde la inteligencia artificial supera a la pluma en el nuevo juego geopolítico.

En un mundo donde las fronteras entre la paz y el conflicto se han difuminado, la diplomacia tradicional ha comenzado a mutar. Ya no basta con el poder de la palabra, los gestos simbólicos o las negociaciones a puerta cerrada. Hoy, la influencia se mide en datos, algoritmos y control de narrativas.

En este contexto emergente, la Warfare 5.0 no solo redefine el campo de batalla, sino también el escenario diplomático. El poder blando ahora se ejerce en redes digitales, plataformas algorítmicas y estructuras invisibles que operan bajo la superficie de lo visible. La Ciberinteligencia diplomática ha surgido como un nuevo instrumento de poder: silenciosa, eficaz y profundamente disruptiva.

Desde el espionaje predictivo hasta la manipulación narrativa. También la inteligencia artificial aplicada a la toma de decisiones geopolíticas. La diplomacia está siendo absorbida por una lógica de guerra de quinta generación.

¿Qué es la Warfare 5.0 y cómo redefine el conflicto?

La Warfare 5.0 surge como evolución de las guerras de cuarta generación. En ella, el enfrentamiento directo es reemplazado por operaciones multidominio y multidimensionales. En estas operaciones, la línea entre lo militar, civil y político se diluye. Mientras que las generaciones previas se centraban en maniobras convencionales (1G y 2G), tecnología y movilización de masas (3G), o guerras asimétricas e insurgencias (4G), la 5.0 incorpora tres ejes clave.

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Antes de adentrarnos en esos ejes, conviene situarnos en una definición de la Warfare 5.0 según la OTAN. En una publicación reciente, enmarcada en los principios de los Conceptos Estratégicos de la alianza transatlántica, se introduce una idea clave. El campo de batalla ya no se limita a tierra, mar, aire o espacio. Incluye un «dominio cognitivo» donde la influencia se ejerce directamente sobre la percepción y la voluntad de las sociedades.

Este enfoque representa una ruptura conceptual con las teorías clásicas de la guerra. Particularmente con la visión de Carl von Clausewitz, quien definía la guerra como: «La continuación de la política por otros medios». La Warfare 5.0 subvierte esa lógica. La guerra ya no comienza cuando la política fracasa, sino que se integra silenciosamente en ella, a través de redes digitales, inteligencia artificial y manipulación narrativa.

La distinción entre paz y conflicto desaparece. Lo que antes era un estado excepcional, hoy es permanente y continuo.

Los ejes de la nueva guerra moderna

Distante de las estructuras convencionales de seguridad occidental, la nueva guerra moderna (entendida como una expresión plena de la Warfare 5.0) se articula en torno a cuatro ejes fundamentales.

  • Dominio informacional: busca convertir los datos en un instrumento de poder ofensivo. La posesión de inteligencia ya no sólo previene amenazas: también puede crearlas o inducirlas.
  • Control cognitivo: apunta a influir en la percepción de las audiencias como un nuevo método de narrativa estratégica.
  • Automatización estratégica: introduce algoritmos capaces de procesar escenarios en tiempo real. Así se reduce la intervención humana y se acelera la respuesta en contextos complejos.
  • Guerra proxy digital: utiliza actores interpuestos como grupos hacktivistas, bots, empresas tecnológicas o medios. Son armas de bajo costo, alta eficiencia y difícil atribución.

El desarrollo de estos ejes conforma un modelo de guerra sin frentes visibles, sin declaración formal, pero profundamente efectiva.
Es capaz de erosionar el poder y la soberanía de los adversarios sin recurrir a la fuerza directa.

Arquitectos del silencio: la ciberinteligencia moldeando la política exterior

La diplomacia contemporánea ya no se escribe únicamente en salas de negociación, cumbres multilaterales o comunicados oficiales. Gran parte de su arquitectura hoy se construye en el silencio: en redes ocultas, análisis de datos masivos y sistemas de inteligencia artificial que predicen decisiones antes de que sean tomadas.

Los nuevos actores estratégicos no solo interpretan el entorno, sino que lo modelan a través de algoritmos, agencias híbridas y plataformas de análisis geopolítico. Estas herramientas han transformado la ciberinteligencia en una herramienta de poder diplomático anticipativo y ofensivo.

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A diferencia del espionaje tradicional, que buscaba información para protegerse o negociar en mejores términos, la ciberinteligencia actual cumple una función más sofisticada. Anticipa escenarios, altera percepciones, manipula ritmos diplomáticos y erosiona voluntades políticas. Se trata de un modelo basado en el dominio informacional, donde conocer ya no basta y donde es necesario intervenir.

Este proceso se expresa en múltiples niveles. Por un lado, existen plataformas de modelado predictivo que integran fuentes abiertas, datos clasificados y análisis de sentimientos para construir mapas de vulnerabilidad política en tiempo real. Por otro, los sistemas automatizados de seguimiento diplomático pueden detectar cambios de tono, ambigüedades o giros discursivos en líderes mundiales. Hoy no sorprende que agencias de inteligencia empleen narrativas sintéticas, campañas de influencia digital y filtraciones estratégicas para presionar o deslegitimar a sus contrapartes y beneficiar a sus gobiernos.

Caso ruso

La guerra narrativa como diplomacia armada: Con la anexión de Crimea en 2014, Rusia convirtió la desinformación sistemática y la guerra informacional en instrumentos centrales de su política exterior.

Plataformas como RT y Sputnik, junto con granjas de bots y redes de trolls, han sido utilizadas para deslegitimar gobiernos, dividir sociedades occidentales y construir una narrativa de victimismo ruso frente a la OTAN.

En el contexto de la guerra contra Ucrania, Rusia ha sincronizado ataques cibernéticos a infraestructuras críticas con campañas narrativas dirigidas a audiencias internacionales. El objetivo es erosionar el apoyo externo hacia Kiev y proyectar una imagen de disuasión geoestratégica.

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La sofisticación y escala de la guerra informacional rusa han alterado el concepto de soberanía y de influencia internacional. Mediante campañas masivas de desinformación, apoyo a movimientos populistas en Europa y América, y ciberataques coordinados con acción militar, Moscú ha transformado la diplomacia en una guerra narrativa permanente.

Aquí, el objetivo no es solo ganar batallas, sino reconfigurar la realidad política de sus adversarios. Este fenómeno pone en duda la eficacia de la diplomacia tradicional ante un enemigo que actúa en la sombra digital y cognitiva. Por eso, se vuelve urgente integrar la ciberinteligencia como componente clave de cualquier política exterior.

Caso norcoreano

La diplomacia cibernética y sabotaje financiero: A pesar de su aparente aislamiento, Corea del Norte ha desarrollado una sofisticada capacidad de Ciberinteligencia ofensiva. 

Sus operaciones (que incluyen ataques a bancos centrales, hackeos a plataformas de criptomonedas y filtración de información sensible) cumplen una doble función: financiar al régimen eludiendo sanciones y generar capacidad de presión diplomática indirecta. Incluso bajo aislamiento, el destino de los recursos limitados ha permitido desplegar una ciberinteligencia ofensiva que impacta directamente en la economía global y la estabilidad diplomática regional.

El régimen de Pyongyang ha desarrollado operaciones clandestinas que convierten la guerra cibernética en una fuente de ingresos y una herramienta clave de su política exterior. El uso táctico de ciberataques antes y durante negociaciones internacionales demuestra que la ciberinteligencia norcoreana se ha convertido en un instrumento para maximizar su poder. Ya no se limita a la estrategia nuclear, sino que forma parte esencial de su agenda de interés internacional.

Los ejemplos de Rusia y Corea del Norte ilustran con claridad cómo la ciberinteligencia ha dejado de ser una herramienta secundaria para convertirse en un eje central de las estrategias diplomáticas contemporáneas.

En ambos casos, observamos que las operaciones digitales no solo acompañan las acciones políticas, sino que las configuran y condicionan profundamente.

La guerra digital: estrategias ocultas del nuevo poder global

Bajo la nueva estrategia de la era de la Warfare 5.0, los conflictos ya no se resuelven solo en campos de batalla visibles. Ahora se libran en un terreno mucho más complejo y difuso: el ciberespacio y la percepción pública.

Esta nueva guerra se caracteriza por su invisibilidad y por su capacidad de impactar sin levantar sospechas inmediatas. Las llamadas «batallas» se ganan o se pierden hoy con códigos, algoritmos y narrativas cuidadosamente diseñadas. Todo ocurre en un juego de poder que involucra inteligencia artificial, espionaje digital y manipulación mediática. Casos concretos muestran cómo estas estrategias ocultas han moldeado la política global y redefinido la guerra silenciosa:

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Operación Telaraña: Sin duda el caso más reciente. Ha emergido como un paradigma innovador de guerra silenciosa en la era digital. Esta operación se caracteriza por la integración en tiempo real de enjambres de drones autónomos, inteligencia artificial y sistemas colaborativos de análisis de datos. Todo esto permite una defensa dinámica y adaptativa frente a ofensivas convencionales y cibernéticas.

Ucrania ha utilizado plataformas digitales abiertas y de código compartido para coordinar acciones entre unidades militares, agencias de inteligencia y aliados internacionales. Esto no solo ha mejorado la capacidad de respuesta en el terreno. También ha potenciado la diplomacia al demostrar una resistencia tecnológica y estratégica, gracias al apoyo global que Kiev ha recibido. En paralelo, la gestión de narrativas en redes sociales, basada en inteligencia artificial, ha servido para contrarrestar la propaganda prorrusa.

ChatGPT, DeepSeek y el soft power algorítmico: En la nueva guerra silenciosa, la influencia ya no se ejerce solo mediante armas físicas o diplomáticos en salas cerradas. También se proyecta a través de la capacidad para moldear percepciones y narrativas en la esfera digital.

Herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT y DeepSeek han revolucionado el terreno informacional. Se han convertido en instrumentos poderosos del llamado soft power algorítmico.

ChatGPT, con su capacidad de generar discursos coherentes y persuasivos en múltiples idiomas, es utilizado por actores estatales y no estatales para influir en la opinión pública. De manera paralela, DeepSeek emerge como una plataforma avanzada de análisis semántico y búsqueda contextual. Permite mapear patrones discursivos, detectar tendencias emergentes y anticipar movimientos en el ámbito político y social.

Esto configura una combinación estratégica entre Occidente y Oriente para adaptar mensajes personalizados. Es una nueva frontera en la guerra cognitiva y la diplomacia digital, donde la batalla por la verdad y la credibilidad es constante y estratégica.

Pegasus, la diplomacia de vigilancia estratégica: El software espía Pegasus, desarrollado por la empresa israelí NSO Group, ha revelado una nueva dimensión de vulnerabilidad. Gobiernos, diplomáticos y activistas en todo el mundo están expuestos.

Esta sofisticada herramienta permite la intrusión en teléfonos móviles para acceder a mensajes, llamadas, cámaras y micrófonos. Convierte dispositivos personales en instrumentos de espionaje casi indetectable.

Este fenómeno recuerda inevitablemente al caso de Edward Snowden, quien en 2013 destapó la magnitud de los programas de vigilancia masiva de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos.

Ambos episodios evidencian cómo la privacidad estratégica y la confidencialidad (pilares fundamentales de la diplomacia) están siendo erosionadas por tecnologías avanzadas que escapan a un control regulatorio claro.

En la arena diplomática, la exposición de comunicaciones sensibles genera una crisis de confianza entre Estados. También desestabiliza negociaciones y redefine las reglas no escritas del secreto y la discreción.

Ciberinteligencia diplomática: claves y reflexiones de un nuevo poder silencioso

La integración creciente de la ciberinteligencia en la diplomacia y la estrategia global abre un abanico complejo de riesgos y dilemas que no pueden ser ignorados. Esta nueva forma de guerra silenciosa opera en un terreno ambiguo, donde las reglas del juego aún no están claras y donde la línea entre la defensa legítima y la agresión encubierta es difusa.

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La Warfare 5.0 ha roto con paradigmas tradicionales como los de Clausewitz, desplazando la guerra del terreno físico al dominio cognitivo y digital. En este escenario, la diplomacia debe reinventarse, incorporando nuevas tecnologías y estrategias, pero también reflexionando sobre los límites éticos y legales que deben establecerse para evitar la erosión de la confianza internacional.

La guerra silenciosa ya está aquí, y sus arquitectos operan en las sombras digitales, moldeando percepciones y decisiones a escala global. La mítica y célebre frase «La pluma es más poderosa que la espada» ha definido durante siglos la importancia del discurso, la diplomacia y la comunicación en la resolución de conflictos. Sin embargo, en la era Warfare 5.0, esta afirmación requiere una actualización, pues:

«La inteligencia artificial podría ser ahora más poderosa que la pluma»

Los algoritmos, la manipulación de datos y la capacidad de modelar percepciones a escala global se han convertido en las herramientas decisivas para moldear la realidad política y estratégica.


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Detección temprana de radicalización online mediante análisis emocional y patrones lingüísticos con inteligencia artificial

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Detectar la radicalización online es un reto urgente en la era digital. El lenguaje y las emociones revelan señales que la inteligencia artificial puede identificar a tiempo. En este artículo, la alumna del Máster Profesional de Ciberseguridad, Ciberinteligencia y Ciberdefensa de LISA Institute, Irene García analiza cómo la tecnología permite prevenir sin controlar, comprendiendo y acompañando con ética y humanidad.

Cada vez que leemos una noticia sobre un ataque motivado por el odio, es difícil no preguntarse: ¿podríamos haberlo visto venir? No se trata de criminalizar ideas ni opiniones, pero sí de entender los procesos que llevan a una persona a adoptar posturas radicales, especialmente cuando eso ocurre en internet, un espacio que ya forma parte de nuestra vida cotidiana.

En este trabajo intento abordar un enfoque preventivo para detectar señales de radicalización en línea. La clave esta en algo tan cotidiano como el lenguaje que usamos y las emociones que expresamos. Porque al final, cuando alguien cambia su forma de hablar, muchas veces está cambiando también por dentro.

Me ha interesado particularmente como la Inteligencia Artificial puede ayudarnos a detectar esos cambios a tiempo. No para señalar culpables, sino para entender cuando y como se está produciendo una transformación peligrosa. El objetivo no es vigilar, sino ofrecer herramientas que puedan actuar con prudencia y respeto.

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Dicho análisis no parte de ideologías ni busca culpables. Parte de datos, de análisis y también de una preocupación legitima: que estamos llegando tarde a demasiadas señales que sí estaban ahí.

Radicalización online

Vivimos conectados casi todo el tiempo. Y aunque esa conexión nos abre puertas, también nos expone a dinámicas que refuerzan nuestras creencias hasta deformarlas. Lo que empezó siendo una simple búsqueda en YouTube o un comentario en Twitter puede acabar, sin darnos cuenta, atrapándonos en una comunidad donde la radicalización se normaliza.

Autores como Peter Neumann han hablado del fenómeno de las «cámaras de eco», donde uno termina leyendo, escuchando y compartiendo solo aquello que confirma su punto de vista. La cuestión es que en estos espacios no hay debate, sino solo reafirmación. Y ahí es donde empieza a gestarse una identidad nueva, muchas construida en oposición a un «otro» que se convierte en enemigo.

Aquí en España, estudios del Real Instituto Elcano han mostrado como esa radicalización online afecta sobre todo a jóvenes. No hablo solo de yihadismo, sino también de extremismos políticos o teorías conspirativas (entre otros). Las plataformas digitales no son responsables, pero sin duda han acelerado el proceso.

El reto esta en detectar esos primeros pasos. Porque cuando hay violencia, llegamos tarde. Es por ello que planteo una mirada anticipatoria, atenta a cambios graduales en el discurso.

Psicología del proceso y análisis emocional con IA

Creo que todos podemos entender que la radicalización no es solo un tema de ideas, sino también de emociones. Gente que se siente humillada, que ha perdido el rumbo o que carga rabia contenida desde hace años. El lenguaje emocional en redes esta lleno de pistas. El problema es que las pasamos por alto hasta que es demasiado evidente.

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Gracias al desarrollo de modelos de lA como BERT o RoBERTa, hoy podemos detectar emociones en texto con bastante precisión. Ya no se trata solo de saber si es un mensaje «negativo» o «positivo», sino de entender si transmite desesperanza, ira moral o deseo de venganza.

Desde LISA Institute, la psicóloga Natalia Moreno ha trabajado justamente en esto: identificar patrones de lenguaje emocional vinculados a estados traumáticos, particularmente en jóvenes. Su enfoque me pareció útil porque une el componente psicológico con el tecnológico. La idea no es juzgar a nadie por lo que siente, sino, comprender como ciertas emociones, sostenidas en el tiempo, pueden predisponer a alguien a aceptar discursos de odio.

Y si logramos ver esa evolución emocional antes de que se consolide una ideología violenta, quizás podamos hacer algo.

El lenguaje como reflejo de estados mentales

El lenguaje refleja los estados mentales y las estructuras cognitivas del individuo. Una de las cosas que mas me ha impresionado al investigar este tema es como cambia el lenguaje de alguien que empieza a radicalizarse. No solo lo que dice, sino como lo dice. De pronto, aparecen frases categóricas, se pierde la ironía, se abandonan los matices.

En la Universidad de Salamanca, un estudio reciente demostró que las personas que posteriormente cometieron delitos de odio ya mostraban cambios lingüísticos en sus redes meses antes. Utilizaban mas pronombres colectivos (nosotros), menos conectores («porque», «aunque»), y sobre todo, un vocabulario más agresivo y excluyente.

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Profesores de LISA Institute como Raquel García Puerta han analizado casos reales donde se pueden observar como el discurso se va endureciendo progresivamente. A veces de forma casi imperceptible.

Y lo interesante es que estos cambios se pueden medir. Herramientas de procedimiento del lenguaje natural permiten identificar estas transformaciones, sobre todo cuando se analizan en secuencia.

No es magia ni adivinación: es análisis del lenguaje, hecho con rigor y con respeto. Si entendemos que el lenguaje es un reflejo de lo que pasa dentro de una persona, tenemos en el, una herramienta poderosísima para la prevención.

Criminología e inteligencia antiterrorista

Desde la criminología, siempre se ha intentado entender como alguien cruza la línea entre pensar diferente y justificar la violencia. El modelo de Moghaddam, por ejemplo, plantea que la radicalización es como subir una escalera: cada peldaño representa una fase mas profunda de compromiso ideológico.

En España, el criminólogo Roberto M. Lobato ha adaptado este modelo a nuestros contextos. Su propuesta me parece muy útil porque no ve la radicalización como un destino inevitable, sino como un proceso reversible, especialmente en las primeras etapas.

Una docente como es Raquel Alonso de Francisco, en sus cursos sobre análisis interno de la radicalización yihadista, utiliza casos reales para mostrar cómo se construyen esas trayectorias. Lo que más me llamó la atención fue como muchas veces las señales estaban ahí, pero nadie supo interpretarlas a tiempo.

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La lA puede ayudarnos a eso. No a juzgar, sino observar mejor. A priorizar recursos, a enfocar la atención donde realmente hace falta. Porque prevenir no es controlar: es cuidar.

Enfoque geopolítico: contexto actual de amenazas

La situación geopolítica mundial actual integra amenazas extremistas en múltiples y variados ámbitos: religiosos, políticos, étnicos y conspirativos. A veces, cuando pensamos en radicalización, imaginamos una amenaza externa, como si solo viniera «de fuera». Pero en realidad, las ideologías radicales crecen también aquí, alimentadas por malestares muy locales.

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En los últimos años hemos visto como movimientos que nacen en EEUU o en Oriente Medio se adaptan a nuestras realidades. Investigaciones del Real Instituto Elcano han mostrado como narrativas globales se adaptan a contextos nacionales, reincorporando historias locales de victimización. Desinformación y crisis migratorias han acelerado este fenómeno en Europa.

Expertos como Manuel Travezaño o Paula González Nagore, han señalado como campañas de desinformación alimentan emociones de ira muchas veces sin que la persona se dé cuenta de que esta replicando ideas importadas y manipuladas.

Esto lleva a pensar que cualquier sistema que quiera detectar radicalización tiene que ser sensible al contexto. No podemos usar las mismas herramientas en España que en Canadá o Pakistán. La cultura, el idioma, la historia de cada lugar afectan al modo en que expresan el dolor, la rabia o la exclusión.

Es por ello que, cualquier modelo predictivo debe entrenarse con datos locales, diversos y actuales. Lo contrario sería ceguera técnica.

Estado del arte y lagunas actuales

Aunque hay avances, seguimos teniendo sistemas de detección que se centran en lo obvio: mensajes violentos, insultos explícitos, amenazas. Pero para cuando alguien llega a ese punto, muchas veces ya ha cruzado la línea.

Existen modelos que analizan sentimientos, pero la mayoría no pasan del «positivo o negativo». Y los que necesitamos es detectar emociones como la frustración, la impotencia, el resentimiento social. Sentimientos que se acumulan y luego estallan.

Además, casi todo lo que se ha desarrollado está en inglés. En España, la Universidad de Salamanca ha hecho un buen trabajo adaptando herramientas para detectar discurso de odio en castellano, y el Instituto Lisa ha ofrecido análisis aplicados en catalán y gallego. Pero sigue faltando un modelo que integre emociones, lenguaje y evolución temporal.

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Lo que propongo es precisamente eso: una herramienta que observe, no sólo que dice alguien, sino como ha ido cambiando lo que dice. Que lo haga en nuestra lengua, con nuestros datos y con un enfoque ético que no criminalice por pensar distinto, pero si sepa alertar cuando se cruzan ciertas líneas.

Propuesta metodológica

Lo que propongo es no es ciencia ficción. Es un sistema técnico, sí, pero pensando con los pies en la tierra. La metodología consta de seis fases, y se basa en trabajos existente, muchos de ellos desarrollados aquí en España.

1. Recopilación de datos:

Se usarán publicaciones de redes, foros y chats públicos. La selección incluirá casos documentados por el Instituto Lisa, la UNED y el Real Instituto Elcano u otros de importante relevancia. Todo se anonimizará respetando la normativa de LPD.

2. Análisis emocional:

Con modelos como RoBERTa se detectarán emociones presentes en los mensajes. El objetivo no es etiquetar a la gente, sino entender que emociones dominan su discurso y como cambian con el tiempo.

3. Estudios del lenguaje:

Se examinarán patrones linguísticos: simplificación, polarización, uso de metáforas de conflicto, etc. Las herramientas utilizadas permitirán seguir estos cambios con detalle técnico, pero sin perder de vista el sentido común.

4. Modelado:

Los datos se integrarán en un modelo mixto que una emociones y lenguaje. Se emplearán redes neuronales temporales como Memoria a corto y largo plazo para mantener la evolución en el análisis.

5. Validación:

Se harán pruebas con datos reales y simulaciones. Se controlarán sesgos por idioma, edad o género y se revisarán con ayuda de analistas humanos.

6. Ética:

Ninguna alerta se tomará como verdad absoluta. Todo será revisado por personas, con protocolos claros y con posibilidad de refutar errores.

Resultados esperados y validación

Lo que espero con este enfoque es simple: detectar antes. Si conseguimos identificar discursos que están cambiando hacia una mayor polarización o agresividad emocional, podremos intervenir con tiempo. No con castigos ni con censura, sino con escucha, educación o acompañamiento.

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Técnicamente, el modelo debería alcanzar una precisión razonable (por encima del 80%) sin caer en falsos positivos contantes. Pero mas importante que la cifra es la utilidad práctica. Si sirve para alertar a un docente, a un trabajador social o a un moderador de comunidad, ya habrá valido la pena.

También se va a validar éticamente. No quiero que un sistema como este discrimine por nombre, acento o ideología política. Habrá auditorias externas y mecanismos de corrección.

Y sí, confío en que puede funcionar. Porque he visto como en muchos casos las señales estaban, pero fue muy difícil unir los puntos. Este sistema no resolverá todo, pero puede ayudarnos a no llegar tan tarde.

Conclusión

Este proyecto nace de una convicción: que es mejor prevenir que lamentar. Y prevenir no es vigilar, es entender, anticipar y cuidar. Con las herramientas que nos da hoy la IA, podemos ver con mas claridad lo que antes intuíamos. El lenguaje y las emociones son mapas. Si sabemos leerlos, podemos ver hacia conde se dirigen una persona antes de que cruce limites peligrosos. Este análisis no es solo técnico. Es también una llamada a usar la tecnología con inteligencia y ética. Y sobre todo, con humanidad.

No hace falta tener todas las respuestas. Pero si debemos hacernos las preguntas correctas, y atrevernos a mirar donde antes pasábamos de largo.


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Desmantelado un grupo en Malasia que reclutaba para Estado Islámico vía redes sociales

La Policía malasia detiene a más 35 sospechosos y acusa a cinco por financiación y propaganda yihadista. La trama operaba por Facebook, WhatsApp y Telegram y cobraba 500 ringits anuales a cada miembro.

La Policía de Malasia ha desarticulado una red que captaba a trabajadores extranjeros para el Estado Islámico mediante Facebook, WhatsApp y Telegram. El jefe policial Jalid Ismail precisó que los agentes arrestaron a más de 35 sospechosos en los estados de Selangor y Johor, que «la organización intentó reclutar miembros para combatir en Siria o para Estado Islámico» y, además, trató de recaudar fondos para enviarlos a estos destinos.

El modus operandi combinaba la propaganda y las cuotas: «Para ser miembro del grupo había que pagar 500 ringits malasios al año y contribuir a la causa según las capacidades de cada uno», detalló Jalid. El dinero servía para sufragar viajes de reclutas hacia Siria y para apoyar células afines en Bangladesh.

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Las detenciones se efectuaron entre el 28 de abril y el 21 de junio. Asimismo, cinco implicados ya han sido imputados por participación en organización terrorista, difusión de ideología extremista y financiación de actividades yihadistas. Otros quince quedaron a disposición del Departamento de Inmigración para su deportación, mientras dieciséis siguen bajo custodia. La policía calcula que la trama movilizaba entre 100 y 150 personas, por lo que anticipa más arrestos.

Desde el atentado de 2016 contra un bar de Kuala Lumpur (reivindicado por Estado Islámico y saldado con cerca de una decena de heridos), las fuerzas de seguridad malasias han detenido a cientos de sospechosos vinculados al terrorismo, intensificando la vigilancia sobre las redes que operan dentro del país.

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